Normatividad y políticas inadecuadas enturbian negocio de peces de ornato
En México se comercializan al año unos 43 millones de peces de ornato de agua dulce, de los cuales el 52 por ciento corresponden a la producción nacional y 48 por ciento se importa de Asia, principalmente, a través de Estados Unidos, y Sudamérica.
En territorio mexicano existen más de 250 granjas que se encuentran establecidas en 20 entidades, siendo Morelos el estado líder al contar con 174 granjas, que representa 80 por ciento de la producción nacional.
Al presentar el Programa de Modernización de la Planta Productiva y de Comercialización de Peces de Ornato en México, el director en jefe del Instituto Nacional de Pesca (Inapesca), Miguel Ángel Cisneros Mata, destacó que esta actividad ha observado un crecimiento sostenido del 14 por ciento anual y tiene un potencial productivo y de comercialización, sobre todo en los Estados Unidos.
En el consumo de peces de ornato destacan las ciudades de México, Guadalajara y Monterrey, donde los espacios reducidos en vivienda es un factor que impulsa la compra de estas especies; hay un cambio de mascotas tradicionales hacia organismos más pequeños, que resultan más económicos y requieren menores cuidados.
En la presentación del programa, realizada en el Campo Experimental Zacatepec del INIFAP, funcionarios, productores e investigadores hablaron del gran potencial de la actividad, sobre todo porque Estados Unidos es el principal consumidor y sus principales proveedores se encuentran en Asia, que tienen altos costos de logística; mientras que México puede enviarlos por carretera, pero se requiere mejorar la forma de producción, comercialización y cumplir con certificaciones de calidad.
En el documento elaborado por del Inapesca, la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), productores y comercializadores de este sector, se detalla que aunque el volumen de organismos que aporta la producción interna y las importaciones al mercado nacional son similares, éstas últimas contribuyen con 90 por ciento de las más de 800 especies y variedades que se comercializan cada año en el país.
Carlos Ramírez Martínez, director del Programa de Sustentabilidad de la UANL, destacó que la producción y comercialización de peces de ornato, incluyendo accesorios, representa alrededor de 20 mil millones de dólares y en el caso de México suma entre 3 mil 500 y 4 mil millones de pesos.
Precisó que en nuestro país se producen unas 60 especies, pero ingresan al país más de 2 mil procedentes de países como Singapur, Tailandia, Vietnam, Malasia y Hong Kong.
Según el estudio, el mayor crecimiento de la producción en México se dio entre 1993 y 2001, cuando la producción pasó de 2 millones a 23 millones.
Un aspecto que ha contribuido al crecimiento del sector es que el margen de rentabilidad en una granja promedio es del 30 a 40 por ciento, aunque es una actividad de alto riesgo, al manejar seres vivos, según especialistas consultados.
Crecimiento desordenado
Pese al exponencial crecimiento de la actividad, la mayor parte de los miembros de la cadena productiva (importadores, mayoristas y detallistas) no cumplen con la normatividad vigente, que regula importación, movilización y comercio de peces ornamentales y que, en lo general, contiene principios y normas básicos propuestos por la legislación internacional para evitar el ingreso y propagación de enfermedades y especies acuáticas invasoras, indica el estudio.
Gabriela Medina Sandoval, representante de los comercializadores de peces de ornato de Morelos, expresó que la actividad en la entidad ha crecido de manera “anárquica” e “incontrolada”, por lo que consideró necesario tener controles adecuados y diseñar una normatividad viable, ya que la actividad está regulada por la legislación que aplica a los peces de consumo. También consideró necesario contar con instancias que regulen la actividad.
Así, el hecho de que tres de cada cuatro establecimientos que comercializan peces ornamentales en el país pertenecen al comercio informal, representa un riesgo para el comercio formalmente establecido, debido a que la competencia desleal le ocasiona importantes pérdidas económicas. Para el medio ambiente es otro problema, ya que hay un aumento de registros de peces exóticos utilizados en el acuarismo en ambientes acuáticos continentales de nuestro país, apunta el programa.
“En la medida en que la industria del acuarismo en nuestro país continúe creciendo sin que se apliquen las regulaciones vigentes y/o se realicen las adecuaciones al marco normativo, crecerá la posibilidad de que se incrementen los impactos ecológicos derivados de esta actividad productiva, repercutiendo en la pérdida de ambientes naturales y especies, cuyo costo será a corto plazo mayor a los beneficios económicos que actualmente genera este sector”, añade.
Por otra parte, agrega, la calidad de los peces producidos sigue siendo baja. Estos estándares consideran aspectos comerciales (talla, forma y colorido) y sanitarios (presencia de parásitos y enfermedades). Lo anterior obedece principalmente a que los reproductores que utilizan la mayor parte de las granjas no tienen una buena calidad genética y sanitaria, el agua que utilizan los cultivos es de mala calidad; el personal de las granjas no está debidamente capacitado y adolece de infraestructura adecuada.
En este sentido cabe señalar que 5 por ciento de las granjas de Morelos han cerrado por razones económicas, falta de tecnificación y la fuerte competencia asociada a dicho crecimiento.
Necesaria tecnificación
El acuarismo creció en forma sustancial durante los últimos 20 años, pero a la par aumentó la propagación de enfermedades, parásitos y especies exóticas invasoras en ambientes acuáticos naturales.
Al respecto, Carlos Ramírez expuso que la introducción de plecos (especie invasora), que en su momento trajo beneficios, se ha convertido en un ”problema de seguridad nacional”, ya que los costos para controlarlo son altos y causan daños a las economías locales.
“Gran parte de los riesgos ecológicos que derivan de la producción de peces ornamentales en el país, se encuentran vinculados con la poca tecnificación de los sistemas de cultivo, la ausencia de sistemas de bioseguridad y nula aplicación de medidas preventivas como el Análisis de Riesgos y Control de Puntos Críticos (HACCP)”, advierte el estudio antes citado.
Además, la producción, los procesos relacionados con la importación, acopio y distribución de peces de ornato en México, se realizan bajo condiciones inadecuadas desde el punto de vista técnico y de bioseguridad, apunta el documento.
También anota que “a pesar de la importancia y magnitud que tiene la producción, importación y comercialización de peces de ornato de agua dulce en México, las instituciones encargadas de promoverlas y regularlas, hasta ahora le han brindando poca atención, contribuyendo así a que se realicen de manera no sustentable. Adicionalmente, estas actividades no cuentan con un marco jurídico específico adecuado, ni programas institucionales que permitan preservar, y en su caso aumentar, los beneficios económicos y sociales que generan”.
Ramírez Martínez reconoció que sí ha habido atención, pero son esfuerzos aislados y se requiere que sea de forma integral.
Recomendaciones para modernizar producción y comercialización
El programa recomienda elaborar un padrón electrónico de productores, importadores y comercializadores de peces de ornato de todo el país, que lleva un avance del 70 por ciento: realizar las adecuaciones al marco jurídico que regula la producción y comercialización de peces de ornato; crear un fondo de financiamiento para la planta de producción y comercialización, que busque inducir la organización de los productores para que tengan acceso a mejores técnicas productivas, administrativas y de mercado; otorgar créditos con tasas de interés bajas y proporcionar incentivos fiscales para productores y comercializadores ecológicamente responsables.
Asimismo, fortalecer las capacidades técnicas y materiales de los grupos de investigación y los Comités Estatales de Sanidad Acuícola para que realicen la detección temprana, de especies acuáticas exóticas invasoras en ambientes naturales de nuestro país.
Establecer un programa de crianza de reproductores operado por productores certificados, universidades e institutos de investigación; promover la capacitación del personal técnico encargado de operar las granjas en mejoramiento productivo, prevención y control de enfermedades y la aplicación de medidas de bioseguridad; desarrollar manuales de buenas prácticas de manejo y bioseguridad, bajo la supervisión de expertos.
Instalar un programa permanente de monitoreo de la calidad sanitaria de los cultivos tanto en las granjas, como en los cuerpos de agua aledaños, con el fin de prevenir y controlar la entrada y liberación de especies potencialmente invasoras y enfermedades; fomentar la aplicación del HACCP; implementar la denominación de origen para llevar un mejor control de los organismos cultivados producidos en las diferentes zonas del país; promover un programa de investigación y desarrollo, operado por instituciones académicas, dirigido a fomentar el cultivo de especies nativas.
Promover que las autoridades en la materia realicen un análisis de riesgo a las especies incluidas en catálogos de exportadores (especialmente norteamericanos) que venden peces de ornato a nuestro país, con el fin de generar listas “negras” (especies prohibidas), listas grises (especies condicionadas) y listas “blancas” (sin restricción), lo que permitirían disminuir legalmente los riesgos que supone la importación de especies. También propone solicitar a países exportadores informes sobre su situación zoosanitaria y sus sistemas nacionales de información sobre enfermedades de los animales acuáticos, con fin de poder determinar el nivel de riesgo que representan los lugares de origen de las importaciones
Miguel Ángel Cisneros consideró que un reto fundamental la capacitación, por lo que invito a los sectores presentación del programa a identificar prioridades en materia de investigación y desarrollo tecnológico para que puedan allegarse recursos.
La comercialización de peces de ornato ofrece grandes beneficios económicos y sociales (empleo e ingresos) y de la misma manera la piscicultura ornamental representa una importante opción para productores que viven en comunidades rurales.