Ante déficit de granos, proponen programa emergente para 4.5 millones de productores de pequeña y mediana escala
Para recuperar el déficit en la producción de alimentos, principalmente de granos, que se registró durante 2011 y el ciclo ciclo otoño-invierno, es indispensable la puesta en marcha de un programa emergente para reactivar la producción de casi 4 millones 500 mil unidades de producción de pequeña y mediana escala para el ciclo primavera-verano, propuso Víctor Suárez Carrera, director ejecutivo de la Asociación nacional de empresas comercializadoras de productos del campo (Anec).
Reiteró que ese segmento de productores agrícolas representa 85 por ciento de las unidades de producción, mismas que han estado abandonadas y que sólo se les ha considerado como sujetos de los programas asistencialistas y no se les ha reconocido su calidad de sujetos productivos.
El dirigente de Anec señaló que debido a fenómenos naturales, la producción de maíz y frijol se desplomó entre 50 y 55 por ciento en el año 2011 y para el próximo ciclo agrícola no hay semilla suficiente para sembrar la superficie que normalmente se cultiva de estos dos granos y no tenemos reservas públicas de éstos y otros alimentos.
En frijol—precisó– se dejarían de sembrar 250 mil hectáreas y otras 150 mil de maíz en zonas de riego, por falta de semilla para el próximo primavera-verano.
El gobierno mexicano ha relegado todo a la arbitrariedad de los mercados y de las presiones especulativas. Mientras que en otros lugares como Texas, el gobierno prohibió la exportación de semillas hacia Chihuahua como medida para proteger su producción interna y el abasto de sus agricultores, sin embargo, México no puede hacer nada a ese respecto porque no cuenta con una producción nacional suficiente de semillas y no tiene inventarios suficientes ni investigación en ese terreno.
Esta importación de semilla de Estados Unidos que realizaban sistemáticamente, año con año los productores de Chihuahua para sus siembras de maíz, no se dará este ciclo; y en contraparte nosotros si les estamos vendiendo forrajes a la región sur de Texas, sin importar dejar sin insumos a los ganaderos nacionales. Estamos dejando nuestra soberanía alimentaria en manos de agentes externos y especulativos, subrayó Víctor Suárez.
Si se realizará un programa emergente de reactivación productiva para este ciclo agrícola –el más importante para el país,– tendríamos un reducción en la importación de entre 4 y 5 millones de toneladas de granos, que representarían un ahorro de entre mil 500 y 2 mil millones de dólares; mismos que pueden inyectarse a las economías locales y convertirse en ingresos para los productores de pequeño y mediano tamaño.
En el escenario internacional, señaló, los inventarios agropecuarios son bajos y los precios son altos. La población está siendo afectada por el encarecimiento de los alimentos y ello provoca un incremento en la pobreza y la desnutrición en gran parte del país y se han registrado casos de hambruna como el de la Sierra Tarahumara; así como muertes de niños y niñas de menos de cinco años y de adultos mayores por hambruna.
El mismo ex secretario de Agricultura y presidente de la comisión de Agricultura en el Senado de la República, Alberto Cárdenas, declaró en febrero de 2011 que en el país nadie se moría por hambre, que los únicos que se morían por esa causa era porque no trabajaban, recordó Víctor Suárez.
Reportes del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) señalan que miles de niños mueren por enfermedades asociadas a la desnutrición en el país; situación inaceptable para una nación como México, que tiene todo el potencial para producir sus alimentos y que tiene el potencial para garantizar el derecho constitucional a la alimentación, pero para ello se requiere una voluntad política que no existe hasta ahora, consideró.
Citó que datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo (Coneval) refieren que hay 28 millones de mexicanos con hambre, de los cuales 5 millones son niños menores de cinco años y un millón de ellos se encuentra en condiciones de desnutrición.
Tal situación, ponderó, es producto del un modelo de desarrollo neoliberal de 30 años. Aunque esta política de libre mercado también ha tenido ganadores, y el gobierno responde a los intereses de éstos últimos, que son las grandes compañías agroalimentarias como Maseca, Bimbo, Monsanto, Cargill, Bachoco, Lala, Nestlé, entre otras; que están de lo mejor en sus ventas y expansión en mercados internacionales.