Antes de maíces transgénicos se puede explotar el potencial de materiales criollos: INIFAP
Antes de comenzar a desarrollar materiales transgénicos en maíz, preferiría explotar todo el potencial de las variedades criollas del cultivo que posee nuestro país, expresó Pedro Brajcich Gallegos, director del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP).
Con respecto a las autorizaciones para la siembra de maíz transgénico en fase piloto, de las que Imagen Agropecuaria dio cuenta, el investigador y funcionario comentó que es obligatorio que se tomen todas las medidas de aislamiento de dichos experimentos a fin de impedir una eventual contaminación genética de las variedades criollas de maíz.
En el marco del XII Foro de expectativas del sector agropecuario y pesquero –realizado del 22 al 23 de marzo–, Brajcich Gallegos propuso que se deberían explorar otras posibilidades de aislamiento de los ensayos biotecnológicos en maíz más efectivas, tales como la exposición de rayos ultravioleta, puesto que el polen es intolerante a estos y con ello se evitaría un intercambio genético a través de este material.
Otra posibilidad, que no es nada sencilla, pero que debería explorarse es la búsqueda de modificaciones genéticas al nivel de las células fotosintéticas, puesto que estas limitarían notablemente los riesgo de dispersión de los transgenes, resaltó.
El director del INIFAP subrayó que si bien es cierto que no se ha comprobado plenamente el daño de las variedades transgénicas a la biodiversidad, lo que tenemos que revisar a profundidad son los impactos que puedan causar al suelo.
En el caso del maíz BT, resistente al glifosato, el uso excesivo del agroquímico puede generar daños severos al subsuelo o provocar efectos secundarios como el desarrollo de resistencias de los animales a dicha sustancia.
Al participar en el mismo foro, Ariel Álvarez, secretario ejecutivo de la Comisión Intersecretarial de bioseguridad de los organismos genéticamente modificados (Cibiogem), apuntó que no podemos seguir en la discusión sobre si los transgénicos son riesgosos o no, puesto que existe una basta evidencia científica de que no van a ocasionar una catástrofe en la biodiversidad del país. Millones de hectáreas alrededor del mundo se siembran con materiales genéticamente modificados, incluso en México, y estos no han causado tales problemas.
No obstante, añadió, tenemos que considerar a la biotecnología como una herramienta más para lograr la seguridad alimentaria, porque quienes piensen que esta tecnología va a resolver todos nuestros problemas por si sola están equivocados. Lo que no debemos hacer es descartarla a priori, tenemos que probarla.
Con relación a los últimos cuatro permisos para siembras piloto de maíz transgénico en Tamaulipas, expresó que se trata de superficies muy pequeñas como para aportar información totalmente confiable sobre los eventuales impactos que pueden tener dichos materiales al medio ambiente.