Buenas perspectivas para producción de sorgo en Tamaulipas
El cultivo de sorgo tiene un buen precio, que oscila los 3 mil 500 pesos por tonelada, y existen las condiciones adecuadas para su producción en el estado de Tamaulipas, donde se sembrarán 600 mil hectáreas en el ciclo otoño-invierno, indica Mortimer Cabrera Gutiérrez, presidente de la Asociación Agrícola Regional del Norte de Tamaulipas.
Sin embargo, el valor de los insumos se disparó en 2011, por ejemplo, los fertilizantes se incrementaron hasta en 50 por ciento.
Mortimer Cabrera platica que al cultivo de sorgo le llaman “carne de perro,” porque es muy noble y con poco agua se puede lograr una buena cosecha.
Destaca que a pesar de las afectaciones climatológicas que ha padecido la entidad y el país en general, se han mantenido los estándares de producción de dicho forraje. Para el ciclo otoño-invierno 2011-2012 esperamos cosechar un millón 600 mil toneladas, destaca.
Para este ciclo, ya en curso, tenemos muy buenas perspectivas para la producción del grano, pues contamos con muy buenas humedad en el suelo; pero el ciclo es largo y estas condiciones favorables no significan que la cosecha esté asegurada.
Lo mejor, destaca el agricultor, es que hay demanda del producto, de hecho, ya hay intenciones de compra en Tamaulipas de 2 millones 500 mil de toneladas de sorgo, además de 400 mil toneladas de maíz y 5 mil 500 de soya.
El cultivo no ha estado exento de afectaciones climatológicas, ya que en el ciclo de 2009-2010, ya en el periodo de cosecha, se siniestraron 500 mil toneladas de sorgo por exceso de lluvias. Al siguiente año, la helada del 3 y 4 de febrero que sacudió a los productores de Sinaloa, también daño 300 mil hectáreas de sorgo tamaulipeco. Se implementó un programa de resiembra y se logró cosechar 1.6 millones de toneladas del cultivo.
Incentivar producción de maíz en Tamaulipas
Además del sorgo, este año se impulsó la siembra de 40 mil hectáreas de maíz blanco en el estado, puesto que Sinaloa –el principal productor del grano en el ciclo otoño-invierno- dejará de sembrar 250 mil hectáreas, es decir, 50 por ciento de lo que cultiva ordinariamente.
Por falta de agua se tuvo que reducir la superficie de siembra, sin embargo, lo que se va a cultivar también corre riesgos, debido a que tendrán que extraer agua del subsuelo para dotar de los riegos necesarios a las plantas; esa agua que se bombeará no será de la mejor calidad porque tendrá una concentración alta de sales que podría mermar la producción.
Para intensificar la producción de maíz blanco en Tamaulipas, la Sagarpa ofreció dos aplicaciones de un agroquímico que permite manejar y controlar el problema de aflatoxinas que padece la región, donde se sembrarán 40 mil hectáreas de grano.
El problema de este apoyo, indica Mortimer Cabrera, es que recién se anunció dos semanas antes de la siembra, ya es un poco tarde para abrir un programa como este, porque el productor ya programó su semilla y su riego. Ojalá que las autoridades del ramo se pongan más activos en el futuro para arraigar el cultivo del maíz en la zona norte de Tamaulipas.
El producto que con el que beneficiarán a los productores tiene un costo 700 pesos, considerando dos aplicaciones. Los sorgueros trabajan con las autoridades del gobierno del estado para que los apoyen con la aplicación del químico, ya que se tiene que rosear por vía aérea.
Avanzar en uso de transgénicos
Por otra parte, el dirigente de la Asociación Agrícola Regional del Norte de Tamaulipas insiste que es necesario avanzar en el uso de transgénicos para incrementar la producción de granos, que tanta falta le hacen al país y que tenemos que importar.
Mortimer Cabrera expresa que usarían un maíz transgénico resistente a gusanos, porque el problema de las aflatoxinas es que en periodo de elote la plaga entra a la mazorca, junto con la humedad y la lluvia. “Si tenemos una tecnología que nos quite el problema de plagas estaríamos del otro lado”.
Tenemos derecho, comenta, a la oportunidad de valorar esa tecnología, que quizás sea muy cara y decidamos mejor no comprarla, pero nosotros que estamos a la orilla del Río Bravo, a 10 kilómetros de los agricultores de Estados Unidos vemos sus resultados y queremos probarlo. “Estoy más convencido de que debemos probar los transgénicos, que renunciar a ellos,” asegura.