Al rescate del maíz azul
Un grupo de migrantes de San Mateo Ozolco, Puebla, buscaron la forma de aprovechar las remesas que enviaban a sus familias y decidieron desarrollar una empresa que rescatara el cultivo de maíz azul, con el que elaboran pinole, tostadas y totopos.
Con los nexos que tenían en los Filadelfia, Estados Unidos, en 2010 lograron exportar media tonelada de pinole y un año después otra tonelada, recuerda Jaime Boyso Ventura, miembro del Comité de Vigilancia de Amigos de Ozolco,
La cooperativa se creó en el año 2009 y está integrada por 24 socios, y cuya tarea inicial fue producir maíz azul para transformarlo en pinole, tostadas y totopos, que hoy venden –bajo la marca Potehtli– también en restaurantes de Puebla, Cholula y en algunas tiendas gourmet del Distrito Federal. También están trabajando para sus productos tengan el certificado de orgánico.
El pinole es un producto que no contiene gluten, sustancia alergénica para muchos habitantes de Filadelfia, por lo que decidieron que era una buena idea exportarlo a este lugar, donde se sustituye por el trigo en diversos productos.
Una ventaja es que en los Estados Unidos pagan mejor su producto, ya que mientras en el mercado de Puebla una taza de 200 gramos puede valer 10 pesos, en el mercado estadounidense el precio se cuadruplica.
Al iniciar su proyecto de negocio hicieron un estudio de mercado, donde encontraron que en México el pinole se concebía como un producto para pobres y está en desuso, por lo que sólo pocas personas saben cómo consumirlo.
Por lo anterior, con la ayuda de un chef desarrollaron un recetario para que utilice en lugar de la harina de trigo y preparar pizzas, bebidas, galletas, empanizados o pan.
San Mateo Ozolco es una comunidad indígena ubicada en las faldas del volcán Popocatépetl en el municipio de San Andrés Calpan, estado de Puebla, cuenta con una población de 2,700 habitantes, de los cuales más de la mitad habla el Náhuatl.
La idea de esta iniciativa es que los migrantes de esta población puedan regresar nuevamente a casa y se incorporen a una actividad productiva, expresa Jaime Boyso.
Con el trabajo se benefician 13 familias y como la superficie del cultivo aún es reducida para elaborar sus productos compran a otros productores de la localidad, a quienes les pagan 100 por ciento más respecto al precio local, por lo que también se benefician.
Para que su negocio tenga futuro, los productores almacenaron el germoplasma del maíz azul en el Colegio de Postgraduados, para que puedan tener semilla y las distribuyan a varios productores de la comunidad.