Jamón de atún contra la obesidad y en pro de la nutrición
Para coadyuvar a la disminución del problema de la obesidad en niños y adultos mexicanos, jóvenes emprendedores de Jalisco desarrollaron un jamón de atún, con el cual la población puede tener acceso a un alimento nutritivo, bajo en calorías y sal, con un alto contenido de proteínas.
La idea surgió cuando en la búsqueda de un producto innovador, que contribuyera a la mejor nutrición de los mexicanos, confirmamos que el pescado es uno de los productos más completos por la cantidad de proteínas de fácil digestión, vitaminas y grasas saludables, como el Omega 3, platica el director general de la empresa Alimentos Atlantis, Saúl Madrigal Gutiérrez.
El producto comenzó a comercializarse en Guadalajara, pero próximamente estará en el Distrito Federal, a través de las tiendas Cotsco y Superama, apunta el joven empresario.
En la actualidad –detalla– sus ventas ascienden a dos toneladas mensuales, y debido a la alta rotación de sus productos tienen un margen alto de utilidad, ya que les permite reducir sus costos fijos.
El kilo de jamón de atún –que se vende con la marca Ventrusco– en tiendas tradicionales tiene un costo de 130 pesos por kilo, mientras que en autoservicios se vende en un promedio de 160 pesos.
Una de las barreras a las que se enfrentó la empresa en el desarrollo del jamón de atún es su olor y sabor a pescado, ya que para mucha gente éstos no resultan agradables, por lo que se buscó la manera de reducirlos para que tuviera mejor aceptación, señala Saúl Madrigal.
La materia prima la compran directamente a los productores y la empresa ha mantenido pláticas con la Conapesca para trabajar en torno a este alimento; mientras que Aserca los ha apoyado en la parte de las exportaciones y este año asistirán a una feria internacional promocionada por la dependencia.
Este producto forma parte de los proyectos de incubación de negocios del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), donde se realizaron los estudios de mercado, se les dio a probar el jamón a las personas para conocer su opinión. Tardaron tres años para que la idea aterrizara, el primer año fue para planear qué iban a desarrollar y cómo; otro año para la elaboración del producto y tener una presentación para venta al público, y un tercer año para consolidar el proceso de comercialización.