Proyecta FIRA beneficiar dos millones de personas con programa de agricultura familiar

ENTREVISTA EXCLUSIVA El titular de la institución, Rodrigo Sánchez Mujica, estima la incorporación de 500 mil unidades productivas familiares al crédito durante seis años.

FIRA (Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura) diseña un programa para impulsar la agricultura familiar que pretende incorporar unas 500 mil unidades productivas al crédito durante el presente sexenio, señaló el director general de la dependencia, Rodrigo Sánchez Mújica.

En entrevista exclusiva con Imagen Agropecuaria, el también presidente de la Asociación Latinoamericana de Instituciones Financieras de Desarrollo (Alide), estimó que este año se podrían canalizar para dicho sector unos 2 mil millones de pesos (mdp), lo cual es bueno considerando que algunos países tienen programas de agricultura familiar con presupuestos de entre 50 y 100 millones de dólares.

Sánchez Mújica detalló que de las 5.1 millones de unidades productivas del campo mexicano, 4 millones están fuera del financiamiento, pero en el caso de la agricultura familiar con un programa de seis años se podrían incrementar en medio millón más, lo cual representa alrededor de dos millones de personas beneficiadas.

Matizó que es un buen objetivo, ya que “pensar que todas las familias pueden tener un crédito parece utópico, una meta muy difícil de encauzar”.

Considerando la agricultura familiar –remarcó– habría nuevos sujetos de crédito, que en forma individual no lo serían, dado que los integrantes de las familias tienen actividades múltiples y la idea es tomar en cuenta todos los ingresos familiares, no sólo por la actividad agropecuaria, sino salarios, trabajos eventuales, ventas de algunos activos y remesas, que pueden servir como fuente de pago de los financiamientos.

“Visto así en conjunto –recalca Rodrigo Sánchez–, con la economía campesina podíamos armar proyectos que sean más viables y atractivos para el sector financiero”.

Además se incorporarían otros instrumentos financieros como son las garantías que otorga el gobierno federal a través del Fondo Nacional de Garantías (Fonaga) y el FIRA con el Fondo Especial para Garantías Agropecuarias (FEGA), lo que daría más seguridad a los bancos.

La meta para incorporar más unidades productivas familiares –subrayó– requiere un esfuerzo muy importante no sólo por parte del sector financiero, sino de todos los actores que concurren en el campo, técnicos o asesores, que es un “cuello de botella” porque no existen suficientes para atender toda la demanda con la capacitación requerida, tanto financiera como en materia agronómica y de salud animal.

Durante la conversación, Sánchez Mújica enfatizó que del lado de la conformación de demanda se trabaja en un programa de agricultura familiar y existen varios casos exitosos en distintas partes del país, donde se está integrando todo el concepto de aprovechamiento de recursos y de capital natural con el que cuentan las familias campesinas.

Por el lado de la oferta, explicó, estamos ubicando intermediarios que atiendan a este tipo de productores. De hecho, ya existen algunas Sociedades Financieras de Objeto Múltiple (Sofomes) orientadas a estos extractos y también sociedades cooperativas de ahorro y préstamo, que creemos pueden ser vehículos muy importantes para hacer llegar recursos crediticios a este tipo de productor.

Sánchez Mújica consideró que los instrumentos que tiene FIRA engranan perfectamente con los criterios del presidente de la República de hacer un campo justo, eficiente, productivo, rentable y amigable con el medio ambiente.

Con este marco general –subrayó– tenemos un reto enorme: llegar precisamente a productores en desarrollo que no son productivos o eficientes, no generan riqueza y deterioran el medio ambiente, que están ubicados en la agricultura familiar, pequeñas explotaciones de entre 3 y10 hectáreas o con 10 y 30 cabezas de ganado, con tierra ociosa, improductiva o mal aprovechada. “Es hacia allá donde estamos enfocando nuestro trabajo”.

Hay casos exitosos de agricultura familiar en Brasil, Chile, Perú, Colombia, Indonesia y Tailandia, donde tienen programas específicos de apoyo crediticio y asistencia técnica para este sector.

Pobreza y financiamiento

A diferencia a otro tipo de apoyos o subsidios, que no son reembolsables, el crédito tiene que ser pagado. El reto de prestar a población en pobreza, que no ha tenido acceso a financiamiento, tiene que generar condiciones en los proyectos para que sean económicamente viables y financieramente rentables.

Por ello, FIRA trabaja con los productores en organización, asistencia técnica, asesoría, poniendo a su alcance tecnología para que sean más productivos y generar excedentes. Tenemos ejemplos de gente que no tenía acceso al financiamiento y se ha ido incluyendo al crédito a través de éstos programas integrales, aseveró Rodrigo Sánchez.

Del lado de la oferta –puntualizó– necesitamos tener una red especializada adecuada que esté presente en regiones donde están este tipo de productores, que están más apartadas de centros urbanos y son de difícil acceso.

Virar al sur-sureste

Hay una estrategia de política agroalimentaria delineada por la Presidencia de la República hacia la producción de alimentos básicos, donde México es más vulnerable e importa cantidades importantes de maíz, soya, trigo, pescado, arroz, frijol y el mayor potencial de crecimiento productivo está en centro y sur-sureste del país, comentó Sánchez Mújica.

La agricultura del Noreste –agregó– está muy tecnificada y tiene potencial de crecer pero no tanto como el Altiplano y sur-sureste, Guanajuato, Veracruz, Estado de México, Puebla, Oaxaca, Chiapas, Yucatán, Tabasco y Campeche, una franja donde se concentra parte de la agricultura familiar.

FIRA realiza promoción en esa zona, ha habido programas con impacto positivo, pero aun no alcanza el volumen y dimensión que nosotros queremos, reconoció el director general de la dependencia, quien añadió que el redireccionamiento del crédito se hace de manera conjunta con el gobierno federal, a través de programas cómo Trópico Húmedo o Promaf.

Llamó la atención sobre el hecho de que desde el punto de vista financiero la zona prioritaria es la de mayor riesgo, por lo que es más difícil que los intermediarios financieros vayan, por lo que la banca de desarrollo tiene un papel importante para disminuir esta percepción, por medio de programas más agresivos para el sureste del país, fortalecimiento aportación de capital del gobierno federal, manejo de riesgo, seguros, entre otros.

Respecto a la percepción de ciertos sectores de que FIRA presta sólo a los ricos, Rodrigo Sánchez afirmó que “es una idea totalmente distorsionada, aquí el 94 por ciento de nuestros acreditados son pequeños y medianos, lo que pasa es que los créditos grandes son más notorios, pero FIRA presta a muchos pequeños”.

En relación con las tasas de interés, señaló que éstas dependen de costos de financiamiento, de administración y riesgo. Los proyectos grandes tienen las más bajas, por ser menos riesgosos. La buena noticia es que en los últimos tres años las tasas han bajado y hoy tenemos las más bajas en la historia, 3.50 a 4 por ciento. El 60 por ciento de los créditos están entre 4 y 10 por ciento anual.

Para el presente año FIRA otorgará financiamiento por 120 mil millones de pesos, donde la agricultura absorbe 70 por ciento, la ganadería 20 por ciento, pesca 4 por ciento y forestal 1 por ciento y otro tanto es para actividades no rurales. Con esto atenderá un millón 800 mil productores.

Finalmente, Sánchez Mújica expresó que el trabajo del FIRA es por etapas como en la agricultura: primero preparamos el suelo, luego sembramos la semilla, fertilizamos, regamos y después viene la época de cosecha.