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Agricultura familiar central para mantener la paz en medio rural

La agricultura familiar no sólo tiene relación con la producción de alimentos, sino que está vinculada a la tierra, al territorio, recursos naturales, biodiversidad y gobernabilidad, es por ello que el campesinado siempre pronosticado a su desaparición, no desaparece, por todo lo que significa en su conjunto para cada país. “En términos políticos uno de los asuntos centrales de la paz y de la convivencia pasan por las zonas rurales”, reflexionó el experto Rafael Echeverri Perico.

La agricultura familiar y los pequeños productores del campo –expuso– son importantes no sólo por su función económica de producción y acceso a los mercados, sino por diversas razones; no significa que sea el sector más importante, pero sí es estratégico y esto conduce a pensar que es necesario revisar el concepto de apoyarlos bajo una justificación compensatoria, solidaria y asistencialista.

Al presentar su ponencia El Enfoque territorial del desarrollo rural, en un foro organizado por el FIRA, el experto en temas rurales, añadió que los agricultores familiares están en sitios donde para la estrategia nacional de desarrollo es fundamental que tengamos poblaciones para mantener una ocupación equilibrada del territorio.

En México, expuso, la tierra tiene una institucionalidad que surgió de una revolución agraria. Centroamérica ha tenido guerras rurales y, por ejemplo, Colombia está inmersa en un conflicto rural y ahí el interés es que la población rural mantenga ocupado sus territorios, porque de lo contrario se tendrían serios problemas de gobernabilidad. En Sudamérica Brasil está el problema de Los sin tierra y ahí el interés es que haya una ocupación del territorio interior del país.

Los territorios rurales en América Latina –anotó– son un fundamento de riqueza y de futuro de nuestros países, por su biodiversidad, las fuentes de conservación del agua, suelos, bosques y servicios ambientales, por su agrobiodiversidad y porque el germoplasma está en manos de los agricultores familiares.

Hizo alusión a que los servicios ambientales no se han metido en la contabilidad ni a nadie se le ha ocurrido cuánto cuesta estar ocupando un territorio con baja productividad para que la nación tenga integralidad territorial; pero el hecho de que no lo contabilicemos en la economía no implica que no paguemos por éstos y por los servicios de conservación del germoplasma.

Hay que ver las cadenas productivas

Rafael Echeverri dijo un agricultor familiar no está sólo, sino inmerso en una dinámica económica, ligado con productores de insumos, de tecnología, comercializadores, coyotes, agroindustria, servicios de infraestructura, ahí encontramos sistemas complejos.

“Uno de los errores para las políticas públicas de desarrollo rural ha sido concentrase en pequeños productores primarios agrícolas, cuando los problemas de competitividad, productividad, eficiencia económica y social no se encuentran en ellos sino en toda la cadena”.

Hoy México –refirió– hay una campaña de promoción de los clúster productivos y los aglomerados no son sólo los productores primarios, sino todas las relaciones intersectoriales de las cuales depende, algo fácil de ver es cuando uno mira como se conforma el precio final de un producto que se distribuye en la cadena del producto

Echeverri resaltó los sistemas de territorio permiten comprender no sólo la parte económica sino sus dimensiones ambientales, sociales y políticas. “El territorio es una mixtura no solo de condiciones económicas, de ecología del paisaje, sino también es un tema de identidad”.

Definió que el tema de las políticas para desarrollo territorial o las políticas para agricultura familiar con desarrollo territorial, han establecido que cuando una política es realmente territorial, concibe en primer lugar a su población objetiva como un espacio no como individuos grupos o rubros de producción.

En segundo lugar, entiende el territorio como un sistema jerárquico y aliado, hay un territorio local, regional, nacional, internacional y llega hasta “la aldea global”. En cada uno de esos territorios hay identidad, relaciones funcionales de economía, instituciones, competencias, responsabilidades y problemas. Una política territorial debe ver que corresponde al municipio, al estado y a la federación.

El tercer componente es reconocer al territorio como espacio multidimensional y multisectorial, no se pude pretender tener desarrollo rural exclusivamente con instrumentos sectoriales de agricultura, y eso hemos hecho en nuestros países. “No se puede hacer agricultura familiar sin tener en consideración energía, comunicaciones, infraestructura, salud, seguridad”.

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ERNESTO PEREA

Periodista especializado en temas agropecuarios y agroalimentarios. Premio Nacional de Periodismo y Divulgación Científica, otorgado por el CONACYT. En la actualidad director del portal web www.imagenagropecuaria.com Autor del libro Voces y vivencias del movimiento orgánico Ha colaborado con las revistas editadas por el Grupo Expansión. Ha sido consultor de la FAO. Brinda servicios de comunicación, información, análisis y consultoría para diversas empresas e instituciones. Correo electrónico: editor@imagenagropecuaria.com

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