Preocupante migración y violencia en zonas rurales de ALyC
“Cuando hay violencia no se puede cultivar, ni cosechar”, expresa la representante del FIDA, Josefina Stubbs.
El crecimiento de la migración, sobre todo de zonas rurales, de países de Centroamérica es un tema que resulta preocupante, dado que está ligado a la pobreza y al fenómeno de la violencia, expresó la directora de la División de América Latina y el Caribe del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), Josefina Stubbs.
Durante una conversación con www.imagenagropecuaria.com, destacó que al FIDA le preocupa mucho las migraciones del sector rural al sector urbano, porque si se van los productores, ¿quién produce? Los jóvenes migran porque no están encontrando oportunidades en el campo, enfatizó.
La mejor manera de detener las migraciones –consideró– es apoyar al sector rural, por lo que se debe fomentar la agricultura familiar para mantener a la población en el campo, lo que implica brindarles oportunidades para una vida digna, mejorar sus ingresos, facilitarles el acceso a los mercados y a la información.
La única forma –recalcó– de controlar la violencia y las migraciones es dándoles un futuro a los pobladores de zonas rurales. “La violencia no permite que el tejido social de las comunidades funcione, porque cuando hay violencia no se puede cultivar, ni cosechar”.
Respecto a si el cobro de cuotas a los agricultores por parte de la delincuencia organizada que se da en México se extiende a otros países, la representante del FIDA expuso que este fenómeno también se observa en Centroamérica y no sólo a los productores primarios, sino a los jóvenes y empresarios del sector, “la violencia afecta a todos los negocios rurales”.
La conversación se desarrolló en el marco de la presentación del estudio Agricultura familiar en América Latina: un análisis comparativo, elaborado por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y Rimisp-Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural, donde la representante del FIDA subrayó que hay que apoyar al sector rural para que se dinamice, crear la conciencia de que se debe proteger de la influencia de la violencia, porque esto daña al país, a las comunidades y al final nadie gana.
Josefina Stubbs aseveró que en México si se está dando la importancia que merece a la agricultura familiar, hay un consenso de que es necesario mirar a los productores rurales y en casi todos los gobiernos están surgiendo políticas públicas desde el Estado para estimular la producción de los pequeños productores.
El gobierno del presidente Enrique Peña Nieto –anotó– ha optado por una política agresiva contra el hambre, que implica apoyar a los pequeños productores y hay un plan de desarrollo para el sector rural que contempla políticas dirigidas a éstos, “de manera que el compromiso político está claro en México y es una oportunidad para avanzar en los objetivos de la agricultura familiar”.
Estimular la agricultura familiar –resaltó Josefina Stubbs– implica trabajar con un proceso integral, donde si bien es necesario estimular la producción agrícola, también hay que desarrollar la empresarialidad de los agricultores, mejorar el acceso al crédito, al agua, a los recursos naturales y las empresas que trabajan en el desarrollo rural también tienen que fortalecerse.
En este proceso –añadió– no debemos perder de vista a las mujeres, porque hacen una contribución importante a la agricultura familiar y porque en los procesos migratorios y de violencia al final son las que se quedan en el campo.
Indicó que hay muchas experiencias exitosas de agricultura familiar en América, por ejemplo en Brasil hay todo un programa de compras públicas del gobierno a pequeños agricultores, quienes venden su producción para que se distribuya en desayunos escolares, hospitales y así estimula un mercado para los pequeños productores.