Agricultura bajo protección
En México hay 23 mil has con agricultura protegida, predominan invernaderos, donde se puede producir diez veces más respecto a cielo abierto.
La agricultura protegida es una alternativa para la producción agrícola en México, al permitir el desarrollo de cultivos en un ambiente controlado, usar en forma más eficiente el agua y alcanzar rendimientos hasta diez veces mayor en relación con campo abierto.
Por estas ventajas su crecimiento ha sido exponencial al pasar de sólo 700 hectáreas (has) a 23 mil 250 has entre los años 2000 y 2015, según el Atlas Agroalimentario, editado por el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), dependiente de la Sagarpa.
El estado que ocupa el primer lugar en el “top” de este tipo de agricultura es Sinaloa, con 4 mil 744 has; seguido de Jalisco con 3 mil 310 has; Baja California con 2 mil 647; Estado de México mil 624 has; Chihuahua con mil 496 has; Sonora con mil 175 has; Puebla con mil 045 has; Michoacán con poco más de mil has; San Luis Potosí con 894 has, Baja California con 798 has y Guanajuato con 655 has.
Para el titular de la Sagarpa, José Calzada Rovirosa, el futuro es la agricultura protegida porque un productor de jitomate obtiene diez veces más rendimiento en relación con cielo abierto, hay productores que logran 70 kilos por metro cuadrado en invernaderos altamente tecnificados.
Con este sistema productivo –explicó– se logra controlar la calidad de los productos, por lo que el agricultor tiene la oportunidad de vender toda su producción antes de sembrarla, es decir, garantiza la entrada a los mercados.
“Muchos productores de jitomate están mudándose a agricultura protegida porque no están sujetos a cuestiones de clima o de agua”.
De acuerdo con el SIAP, los cultivos que predominan en este sistema productivo son las hortalizas, dado que cinco de cada diez instalaciones cultivan tomate rojo; dicha relación es una de diez en pepino o en pimiento morrón; en ornamentales, forestales y cultivos medicinales, es de cuatro de cada diez.
Cabe señalar que el crecimiento de la agricultura protegida ha estado asociada a la exportación (por ejemplo, en hortalizas, berries o flores), pero también ha habido una mayor presencia en el centro y sur del país, donde se destina al consumo local o regional.
Dentro de la agricultura protegida seis de cada diez unidades de producción (UP) tiene invernaderos; una de cada diez, macro túnel; una de cada diez, microtúnel y
1.5 de cada diez, tiene casa sombra, techo o pabellón, indica el SIAP.
Un dato relevante es que cuatro de cada diez instalaciones usa agua de pozos; en tres de diez, de cuerpos de agua; y uno de cada diez utiliza agua potable.
Hay que agregar que los invernaderos con cierto grado de tecnificación usan sistemas de riego por goteo, que permiten sustanciales ahorros de agua en relación con los utilizados a campo abierto, que suelen ser altamente ineficientes.
Datos de Sagarpa indican que el ahorro de agua promedio es del 50 por ciento en general y del 77 por ciento en tomate, ya que en campo abierto se utilizan 89 litros por kilo producido y en el sistema de ambiente protegido con hidroponía sólo 20.
Concentración y dispersión de unidades productivas
Llama la atención que en entidades como Baja California la superficie total bajo agricultura protegida se concentra en sólo 202 UP; en Sinaloa en sólo 165 y en Jalisco son 894 UP.
En contraste se observa mayor dispersión en el Estado de México donde las UP son 4 mil 938, superando en número la superficie total de la entidad con este sistema, algo similar sucede en Puebla donde hay 2 mil 181 UP y Oaxaca tiene 3 mil 629 UP.
Según el Atlas Agroalimentario 2015 en ocho de cada diez UP los poseedores de las instalaciones tienen experiencia en producción a cielo abierto, mientras que en una de cada diez, los productores están en proceso de aprendizaje de agricultura protegida.
José Calzada reconoció que hay personas que no cuentan con capital para instalar un invernadero, por lo que Sagarpa los apoya brindándoles asistencia técnica y asesoría, por eso refirió era muy importante contar con un presupuesto creciente en 2016 para cuestiones tecnológicas y de competitividad.