Medio Ambiente

Combaten plagas en área naturales protegidas

En México los bosques de coníferas se ven afectados por diferentes plagas de insectos, que llegan a dañar las áreas naturales protegidas. Para combatir esta problemática, el Centro Nacional de Investigación Disciplinaria en Conservación y Mejoramiento de Ecosistemas Forestales (Cenid-Comef) llevó a cabo un proyecto de investigación para proponer tratamientos que combatan estas plagas pero que no afecten la salud de los ecosistemas.

En un área natural protegida (ANP) no se pueden realizar actividades extractivas o que perjudiquen la flora o la fauna. Estas medidas de conservación pueden llegar a ser un gran problema cuando se trata de controlar plagas que afectan alguna especie dentro de los ecosistemas a proteger, explica Víctor Javier Arriola Padilla, doctor en entomología y acarología e investigador del Cenid-Comef.

“Por un lado queremos evitar las plagas, pero por el otro, hay que considerar que la aplicación de insecticidas, herbicidas o métodos físicos de control podrían perjudicar la flora o fauna del lugar. Por esta razón surge el proyecto de Alternativas de manejo de descortezadores y muérdago enano en áreas naturales protegidas en el Eje Neovolcánico Transversal dirigido a la protección del patrimonio natural”, explica Arriola Padilla.

Este programa, dirigido por el doctor Arriola, tuvo por objetivo encontrar formas alternas para controlar las dos principales plagas que afectan a los árboles de coníferas en México: los insectos descortezadores (género Dendroctonus) y los muérdagos enanos (género Arceuthobium).

Probando nuevos métodos

“Para combatir a los descortezadores, la Norma Oficial Mexicana NOM-019-SEMARNAT-2006 contiene medidas que nosotros consideramos demasiado destructivas. ¿Qué quiere decir? El derribo del árbol, el descortezado, el quemado o el abandono. El impacto que genera eso socialmente es negativo, y más en las áreas naturales protegidas”, comenta el investigador.

Por esta problemática comienza el proyecto de evaluación de la efectividad de dos alternativas de manejo: los insecticidas sistémicos y los hongos entomopatógenos.

Los insecticidas sistémicos utilizan equipos de inyección de alta o baja presión para inocular un insecticida o herbicida químico en el árbol. “Podría sonar algo impactante pensar en el uso de insecticidas químicos, por todo lo que se maneja de la conservación de la fauna, el impacto negativo en la salud humana, pero nosotros reducimos esos riesgos con los sistemas de inyección. Quiere decir que vamos directamente al árbol afectado, inyectamos el insecticida y el árbol lo distribuye en su sistema, en hojas y madera. Y, los insectos descortezadores mueren al estar ingiriendo esa sustancia. Así no se tiene que derribar el árbol”.

Además, menciona Arriola Padilla, el tratamiento puede ser preventivo o correctivo, alargando la vida de árboles que ya se encuentran infectados y evitando la propagación del insecto, o impidiendo que el insecto o el parásito comience su crecimiento.

El proyecto evaluó tanto productos químicos y sus dosis efectivas de aplicación como equipos de inyección y aspersión. Aunado a esto también se analizaron las fechas de aplicación de los productos químicos, pues factores como la humedad del suelo, dependiendo de la estación del año, afecta la distribución sistémica del químico inyectado. La evaluación dio como resultado una alta efectividad en el empleo de los insecticidas acefato y benzoato de emamectina.

El segundo método de control de plagas se refiere a la inoculación de un hongo entomopatógeno que, como su nombre lo indica, es un hongo perjudicial para diferentes especies de insectos pero inocuo para las coníferas.

“Lo que nosotros hicimos con este hongo fue una invasión, imagine que todo el tiempo nosotros encontramos esporas, pero si nos avientan un montón pues vamos a ser susceptibles a ellas. Eso mismo intentamos con los descortezadores”, indica el doctor.

Los hongos entomopatógenos utilizados fueron cepas comerciales inocuas para el ambiente. Se evaluó su aplicación en diferentes concentraciones con lo que fue posible realizar el control de la plaga. El investigador del Cenid-Comef recalca que para trabajar con organismos vivos los esfuerzos de investigación se acrecientan, esto por la misma naturaleza de los seres vivos, que necesitan de condiciones específicas para adaptarse y además estar en buenas condiciones justo cuando la plaga está presente.

Con respecto al control de los muérdagos, el especialista dice que lo más recomendado es la poda de no más de 50 por ciento de la copa de los árboles; sin embargo, en un área natural esta práctica resulta difícil para árboles de más de 10 metros de altura. Por lo que el método de aplicación de herbicidas con sistema de inyección podría reducir las poblaciones de plantas parásitas sin la problemática de la poda.

Estos métodos fueron probados en especies de pinos en el Nevado de Toluca, La Malinche y la Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca y arrojaron resultados alentadores para la implementación de estas tecnologías en el control de plagas dentro de las áreas naturales protegidas en México.

El proyecto se desarrolló con el Fondo Sectorial para la Investigación, el Desarrollo y la Innovación Tecnológica Forestal (Conafor-Conacyt) y uno de sus productos fue la publicación del Manual sobre alternativas de manejo de descortezadores y muérdago enano en áreas naturales protegidas en el Eje Neovolcánico Transversal en noviembre de 2014, dirigido a los técnicos forestales responsables del manejo en ANP y que presenta los resultados de la investigación de manera didáctica para su implementación.

Fuente: Agencia Informativa Conacyt

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