El Niño amenaza producción agrícola de ALyC en 2016

En 2016, la producción agrícola y ganadera, y por ende al abasto de alimentos, estarán amenazados por uno los episodios de El Niño más “virulentos” de la historia en toda América Latina y el Caribe (ALyC), advierten organismos internacionales.
Los mayores impactos negativos de “El Niño” en Centroamérica serán en la pequeña agricultura, la cual se ubica principalmente en el Corredor Seco, en especial en granos básicos, café y ganadería. Además de los impactos económicos en el producto interno bruto (PIB), el fenómeno en la región puede generar un incremento en la pobreza y en la vulnerabilidad alimentaria de una proporción importante de sus habitantes, advierte un reporte del IICA.
Este fenómeno podría causar la mayor sequía en Centroamérica desde 1997, de acuerdo con el Comité Regional de Recursos Hidráulicos Sistema de Integración Centroamericana 2015.
A México no le ha ido bien con El Niño. En 1997 sufrió intensas sequías en ciertas regiones, mientras que en otras se presentaron lluvias intensas y torrenciales. Esto podría volver a ocurrir.
De hecho, el presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), Benjamín Grayeb, advirtió en una reunión de fin de año con el presidente de México, Enrique Peña Nieto, que “el cambio climático está teniendo efectos muy importantes sobre la producción de alimentos y el fenómeno de El Niño, particularmente para el 2016 traerá impactos negativos en nuestro sector”.
Según el Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno de El Niño (CIIFEN), las anomalías de dicho fenómeno podrían alcanzar su máxima intensidad entre noviembre del 2015 y enero del 2016, presentar un repunte el primer trimestre del año entrante y extenderse durante los primeros meses del 2016, manifestándose con déficit de lluvias en Centroamérica, el Caribe, el noreste y centro de Brasil, Colombia y litoral de Venezuela, así como lluvias sobre lo normal en la costa de Ecuador, Amazonía norte de Perú, parte central de Chile, Uruguay y sur de Paraguay.
El IICA refiere que en El Salvador se estiman pérdidas cercanas al 64 por ciento en la producción de maíz y del 82 por ciento en la producción de frijol, las que afectarían a más de 100 mil productores. En Honduras, las pérdidas en estos mismos cultivos se estiman en 94 y 97 por ciento, respectivamente, además del 50 por cietno del área sembrada de maicillo.
En Nicaragua, según el organismo, las pérdidas se concentran en las zonas de la región Norte y del Pacífico Occidental y Central, debido principalmente al retraso de las siembras. En Guatemala, la disminución en las lluvias (hasta 50 por ciento por debajo del promedio) en algunas zonas agrícolas no sólo ha reducido sustancialmente los rendimientos, sino que también ha favorecido la aparición de pestes.
El reporte estima que la pérdida de la primera cosecha para los agricultores del Corredor Seco de Guatemala rondó 75 por ciento en maíz y 100 por ciento en frijol. En el Pacífico Chorotega de Costa Rica la situación es similar, ya que la disminución de lluvias ha ocasionado pérdidas en ganadería y arroz de secano, principalmente, el cual está actualmente en germinación y requiere mucha humedad.
En Panamá, la situación de la ganadería y del maíz es crítica. Se estima que la sequía está afectando a más de 750 000 cabezas de ganado y al menos 1500 hectáreas de maíz no han germinado debido a la escasez de lluvias.
Los efectos en Sudamérica
La Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR) reportó en diciembre pasado que en Sudamérica se presentaron las peores lluvias e inundaciones de las últimas décadas, que han dejado más de 170 mil evacuados en Paraguay, Argentina, Brasil y Uruguay.
Estos acontecimientos, ligados a la “peor fluctuación climática global de los últimos 15 años” según la Organización Meteorológica Mundial (WMO, por su siglas en inglés), son una consecuencia de “El Niño.
En Paraguay la crecida del río del mismo nombre durante la semana de Navidad, se registraron 130 mil evacuados y cuatro personas murieron aplastadas por árboles en Asunción, su capital, declarada en estado de emergencia junto con siete departamentos y en donde el gobierno nacional decretó que se destinen 3.5 millones de dólares en acciones de respuesta.
De acuerdo a fuentes oficiales, la región más golpeada fue la zona ribereña cercana a Asunción, donde cerca de 90 mil personas debieron dejar sus hogares y los pronósticos vaticinan más precipitaciones para los próximos días en este país de 6,8 millones de habitantes.
En Argentina dos personas perdieron la vida y 20 mil fueron evacuadas en tres provincias de Argentina, en las que la inundación del río Uruguay rebasó lo previsto por las autoridades al impactar el estado brasileño de Rio Grande do Sul, donde más de 9 mil personas resultaron afectadas, al tiempo que en Uruguay se registraron más de 9 mil desplazados, según informes del Sistema Nacional de Emergencia (SINAE).
Pérdidas económicas por El Niño
El episodio de “El Niño” durante los años 1997-1998 provocó la caída del 50 por ciento en la precipitación en algunos territorios mexicanos, lo que a su vez ocasionó pérdidas de más de 2 millones de toneladas de maíz. En total, se registraron daños a los cultivos que sumaron alrededor de mil 400 millones de dólares, según el IICA.
En Centroamérica, se reportaron pérdidas por 475 millones de dólares, de las cuales la mayoría correspondieron al sector agrícola. En Costa Rica, por ejemplo, el IICA (2001) estimó que el sector agrícola dio cuenta del 58 por ciento de las pérdidas y daños económicos provocados por este fenómeno.Las condiciones secas prevalecientes en Centroamérica afectaron, principalmente, la producción de granos básicos, ganadería, caña de azúcar, café y pesca de pequeña escala.
El mismo episodio de “El Niño” de los años 97-98 generó pérdidas en los países andinos, que incluso llegaron a representar 50 por ciento en las actividades agrícolas y pecuarias (como el caso de Ecuador y Perú), aunado a los daños en infraestructura de transporte, electricidad y agua, lo que además incrementó sustancialmente los costos de producción para los periodos futuros. Uno de los países más afectados por “El Niño” 97-98 fue Perú, donde, además de 3 mil 500 millones de dólares en pérdidas, hubo más de 500 000 damnificados y 135 000 viviendas destruidas.
Cabe resaltar que según expertos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), El Niño y La Niña se están volviendo más frecuentes e intensos y se han intensificado por cuenta del cambio climático, pues un planeta más caliente intensifica el ciclo hidrológico en la medida en que hay más energía en el planeta para estos fenómenos.
En esta línea, según estimaciones de la WMO, los efectos de El Niño son los más virulentos desde 1950 y podrían continuar hasta el primer trimestre del 2016.
ONU: Cambio Climático y Desarrollo Sostenible
Para hacer frente a la tendencia de aumento en intensidad y frecuencia de los desastres en los últimos años, El Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030, adoptado por los Estados Miembros de las Naciones Unidas en marzo pasado y primer instrumento de la agenda para el desarrollo post 2015, llamó a fortalecer los modelos de reducción del riesgo de desastres, las evaluaciones, los mapas, el monitoreo y los sistemas de alerta temprana multiamenaza.
Además de promover la realización de estudios integrales multiamenazas y el desarrollo de
evaluaciones y mapas regionales de riesgo de desastres, incluyendo los escenarios de cambio climático;
mantener y fortalecer observaciones del clima y de la tierra, tanto in situ y por teledetección; integrar
medidas de reducción del riesgo de desastres en los programas multilaterales y bilaterales de asistencia
para el desarrollo relacionados con la adaptación al cambio climático.
Cabe recordar que entre los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para poner fin a la
pobreza, luchar contra la desigualdad y la injusticia, y hacer frente al cambio climático, aprobados por la
Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de este año, el Objetivo 13 llama a “Adoptar
medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos”.
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¿Por qué “El Niño”?
El nombre de El Niño (refiriéndose al niño Jesús) fue dado por los pescadores peruanos a una corriente cálida que aparece cada año alrededor de diciembre frente a las costas de Perú y Ecuador, mes en el que se celebra la Navidad cristiana. Lo que ahora llamamos El Niño les pareció como un evento más fuerte de la misma, y el uso del término se modificó para hacer referencia sólo a los hechos irregularmente fuertes. No fue hasta la década de 1960 que se notó que este no era un fenómeno local, y se le asoció con cambios en todo el Pacífico tropical y más allá. La fase cálida de El Niño suele durar aproximadamente entre 8-10 meses.
El ciclo ENOS entero dura generalmente entre 3 y 7 años, y con frecuencia incluye una fase fría (La Niña) que puede ser igualmente fuerte, así como algunos años que no son anormalmente fríos ni cálidos. Sin embargo, el ciclo no es una oscilación regular como el cambio de estaciones, pudiendo ser muy variable tanto en la intensidad como en su duración.