Plantas medicinales deben ser reconocidas como bien público
Sólo transnacionales han hecho fortunas con las fórmulas milenarias: diputados y académicos.
Las plantas medicinales deben ser reconocidas como bienes públicos y diseñar una ley que fomente su producción y comercialización, ya que de 30 mil especies de flora que existen en México, tres mil son de uso medicinal y alrededor de 250 tipos se comercializan todos los días en los mercados, dado que dos terceras partes de los mexicanos confía en éstas para curarse de diversas enfermedades.
El investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Andrés Fierro Álvarez, destacó que pese a la relevancia de estos números ninguna institución, empresa u organización aprovecha de manera integral los beneficios de las plantas medicinales, en sus aspectos etnobotánicos, ecológicos, fotoquímicos, farmacológicos y toxicológicos, además de su potencial para crear empresas.
Durante el marco del Primer Foro Nacional “Hacia la Construcción de una Política Pública Integral para el Aprovechamiento Sustentable de la Cadena Productiva de las Plantas Medicinales y Productos Naturistas en México”, diputados y académicos se pronunciaron por crear una ley nacional que impulse el mercado de plantas medicinales y productos naturistas en México, ya que muchos de ellos, a pesar de ser endémicos y benéficos para la salud, son “menospreciados” o poco explotados, además de que enfrentan la presión de las farmacéuticas trasnacionales para prohibir su uso.
La diputada Blanca Margarita Cuata Domínguez, de la fracción parlamentaria de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), lamentó que en México se menosprecie el conocimiento ancestral que respalda la creación de medicinas a base de plantas medicinales y productos naturistas, ya que dicha sabiduría –a la que colocó como un bien público- “debería posicionarnos como una potencia internacional en el rubro”.
Rocío Nahle García, coordinadora parlamentaria de Morena, coincidió en que la cultura ancestral mexicana se refleja en tradición herbolaria; sin embargo, acusó que sólo las transnacionales han hecho fortunas con las fórmulas milenarias.
El rector de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh), José Barrales Domínguez, lamentó que las grandes empresas farmacéuticas promuevan la restricción de las plantas medicinales y que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) también prohíba el uso de algunas especies en México, bajo el argumento de que “se debe tener cuidado” de sus efectos.
En el caso de la mariguana, precisó que posee extraordinarios valores médicos que deben explorarse, debido a que se ha comprobado su eficacia para curar varios padecimientos.
El rector se sumó a la propuesta de crear una ley que regule el uso de las plantas medicinales; las grandes empresas “tienen derecho de producir medicamentos”, pero el costo de estos es muy alto, al igual que el de los tratamientos en hospitales, y las plantas tradicionales pueden abonar a la prevención de males que impliquen grandes inversiones a futuro.
Propiedades curativas desaprovechadas
De la UACh, el doctor Jesús Axcayacatl Cuevas Sánchez expuso que de más de 30 mil especies vegetales, 25 mil pueden ser importantes recursos como medicinas, afirmó.
Planteó dar seguimiento y certificación de los productos elaborados con estas plantas; definir un sistema de producción sustentable de especies curativas; promover su cultivo en el ámbito rural y urbano, e incluir en los programas educativos de todos los niveles, la importancia de conocerlas, conservarlas y mejorarlas genéticamente.
Resaltó la necesidad de que éste sea un sector, no sólo productivo y competitivo, sino sustentable, ecológica y culturalmente. “Si sólo se piensa como negocio, las cosas no van a funcionar”, advirtió.
Luis Vázquez Vázquez, médico tradicional mixteco, señaló que su labor tiene que ver con el conocimiento antiguo que no tiene validez, si no pasa por un cuerpo colegiado o académico.
Se pronunció por una conveniente articulación de la cadena productiva para “recibir las ganancias de los transformadores y comerciantes, que venden el conocimiento avalado por la historia de los pueblos”.
Se requiere marco legal
Los legisladores, médicos, productores y expertos en herbolaria se pronunciaron a favor de trabajar en la creación de un marco legal que regule la producción, cosecha, venta, distribución y aplicación de plantas medicinales, con el fin de garantizar su uso adecuado y profesionalizar este rubro.
Reconocieron que aún existen vacíos legales que limitan su entrada en el mercado nacional, contrario a lo que pasa en otros países en donde hay una tendencia hacia los productos de origen natural.
Blanca Margarita Cuata, secretaria de la Comisión de Competitividad, afirmó que productores y cosechadores de plantas medicinales se sienten presionados por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), a pesar de que producen “herbolaria limpia”.
Señaló que el objetivo es hacer una ley que reconozca los productos naturistas no sólo como un suplemento alimenticio, sino como una medicina de origen herbolario.
Consideró que el marketing esta hoy en día en lo orgánico y natural, por lo que pidió trabajar para que “no se quede sólo en una moda” y se preserve esta medicina milenaria.
Felipe Reyes Fuentes, profesor de la Universidad Autónoma Chapingo, advirtió: existe un desfase entre la Ley General de Salud, en donde se hace mención de las plantas medicinales y el uso que se le da, ya que, aseguró, son usadas para atender problemas médicos, sin que haya un médico de por medio.
Los lugares y pueblos en donde se producen y cosechan estas plantas desconocen que existe un marco legal; no siguen las buenas prácticas de postcultivo, por lo que pidió invertir en este eslabón para conseguir un proceso adecuado de deshidratación y no se reduzca la sustancia activa de dichas floras.
Las políticas públicas en este rubro no están vinculadas con otras áreas que ayuden a detonar su potencial económico y social, como son el desarrollo rural y los derechos humanos.
Aquiles Alarcón Morales, del Colegio Mexicano de Ingenieros Bioquímicos A.C., consideró que la botánica médica ha comenzado a traspasar nuevos sectores de la sociedad y el comercio, ya no es exclusiva de zonas remotas o de poco acceso a medicamentos, y hay grandes farmacéuticas interesadas en el rubro y en la extracción de las sustancias activas de las plantas.
Aunque México carece de estadísticas sobre el tamaño del mercado, se estima un consumo per cápita de medio kilo de plantas medicinales; además, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 80 por ciento de la población mundial consume plantas medicinales.
La directora ejecutiva de Evidencia de Riesgos, de la Cofepris, Matiana Ramírez Aguilar, planteó la necesidad de fortalecer la regulación de productos que se anuncian y comercializan como suplementos que aportan a la dieta diaria, con un efecto preventivo, terapéutico y de rehabilitación, pues “es un problema que ha rebasado a muchos países, incluido México”.
Dijo que “si tiene efecto terapéutico, es un medicamento y debe pasar una evaluación más estricta”. Añadió que los consumidores creen que ese tipo de productos les puede curar al 100 por ciento de enfermedades crónico-degenerativas, como la diabetes, y dejan de atenderse correctamente.
Además, dijo, se debe fortalecer la normatividad y la regulación, hacerla más dinámica y acorde a las evidencias científicas.
El investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Andrés Navarrete Castro, afirmó que el país tiene toda la infraestructura tecnológica, científica y de producción para fabricar medicamentos a partir de plantas medicinales como la mariguana. Cuestionó por qué permitir su importación, cuando aquí hay todo para hacerlos y tener el control de calidad.