Ciencia y Tecnología

Emplean productos naturales para evitar corrosión en metales

En la búsqueda de alternativas para utilizar inhibidores de corrosión de metales de forma amigable con el medio ambiente, el investigador José Gonzalo González Rodríguez, investigador del Centro de Investigación en Ingeniería y Ciencias Aplicadas (Ciicap) de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), la encontró entre frutas, plantas y desechos agroindustriales a través del estudio del extracto de productos naturales con propiedades antioxidantes.

La aplicación de productos naturales y desechos agroindustriales sería una opción a para evitar o inhibir la corrosión de metales, de forma económica y amigable con el medio ambiente.

La corrosión es una reacción electroquímica entre un metal y su ambiente, que ocasiona su deterioro. Para tratar el problema se utilizan inhibidores de la corrosión sintéticos que, además de ser tóxicos para el medio ambiente, resultan costosos.


Los inhibidores de la corrosión son sustancias que protegen una superficie metálica y detienen la reacción corrosiva. Existen más de 30 tipos de corrosión. Hasta ahora, González Rodríguez ha identificado poco más de diez productos entre frutas, plantas y desechos de agroindustriales con efecto antioxidante. De ellos, sobresale la cáscara de manzana, el hueso de aguacate, mamey y durazno, algunos tipos de hongos, semillas de chía y desechos agroindustriales como el bagazo del café.

“Hay muchos productos naturales que tienen antioxidantes. Por un lado, vemos que al quitarle la cáscara a la manzana esta experimenta oxidación. Lo mismo pasa al quitar el hueso de un aguacate. Esto nos indica que tienen antioxidantes. Con biólogos, seleccionamos los productos y en laboratorio obtenemos el extracto y experimentamos”, señaló.

El hongo michoacano (Ganoderma lucidum) y la chía (Salvia hispanica L.) son dos de los productos que han resultado ser potencialmente efectivos para inhibir la corrosión, apuntó.

Y añadió que “una forma de medir la velocidad de corrosión es a través de la disminución de espesor de la corrosión de un milímetro por año. En el laboratorio observamos que el hongo michoacano disminuye el avance de la corrosión hasta mil veces más lento. La chía tiene ácido linoleico y alfa-linolénico (omegas 6 y 3), mientras que el hongo michoacano contiene aminoácidos. Por lo general, sus compuestos químicos actúan como buenos inhibidores de la corrosión”.

La manera más sencilla de obtener estos extractos es que los productos naturales se colocan en un solvente de donde se obtiene un extracto. Este posteriormente se coloca en un medio agresivo para evitar que el metal se corroa.

Efectos sociales y económicos de la corrosión

El problema de la corrosión causa daños importantes en la economía. De acuerdo con especialistas, este fenómeno representa tres y cinco por ciento del producto interno bruto (PIB) de los países, lo que se traduce en pérdidas millonarias.

“Los gastos que ocasionan las afectaciones por fenómenos naturales como huracanes, terremotos o tsunamis no se comparan con lo que representa la corrosión, porque en cualquier lugar que haya un metal y un líquido, hay corrosión”, dijo González Rodríguez, doctor en corrosión por la Universidad de Mánchester, Inglaterra.

Aunado a ello, los efectos de la corrosión en la vida diaria van desde una fuga de agua en casa, hasta la erosión o el colapso de construcciones, tales como un puente o edificios, situaciones que son prevenibles con el monitoreo adecuado de las estructuras o metales.

“La corrosión causa muchos accidentes; el colapso de puentes, por ejemplo, puede ser por esta causa: la humedad de la atmósfera ataca el concreto y este va poco a poco degradándose hasta que la varilla de acero que refuerza el concreto empieza a corroerse, se vuelve frágil, ya no es capaz de soportar el peso de la estructura y esta colapsa”, explicó González Rodríguez, también miembro nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

Aunque los inhibidores de la corrosión de base natural no son tóxicos y su desarrollo tiene una reducción de costos en comparación con los productos tradicionales, los productos de base natural se degradan mucho más rápido, pero el doctor busca potenciar y modificar estas características.

“Queremos buscar formas para que el inhibidor a base de productos naturales no se degrade con la temperatura”. Los inhibidores de la corrosión a base de productos naturales o desechos agroindustriales aún se encuentran en fase experimental.

Corrosión por biocombustibles

Actualmente, el desarrollo de biocombustibles (biodiesel, bioturbosina, etcétera) se presenta como una alternativa amigable con el medio ambiente. Sin embargo, también causan una serie de problemas en los motores y en materiales metálicos; además de que en su composición presentan inestabilidad térmica, oxidación e incremento de acidez, absorción de agua y oxígeno, que los hace más corrosivos.

De ahí que una línea de investigación a cargo González Rodríguez es la identificación de materiales naturales resistentes al fenómeno de la corrosión de los biocombustibles. “Los biocombustibles absorben oxígeno y agua de la atmósfera muy fácilmente y entonces comienzan a degradarse con el tiempo y se le forman ácidos”, explicó el investigador.

Fuente: Agencia Informativa Conacyt

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