Impulsan el cultivo de la totoaba
La totoaba (Totoaba macdonaldi) es una especie endémica del norte del Golfo de California o Mar de Cortés. En el Laboratorio de Peces Marinos del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE) realizan estudios y cultivos de peces marinos como la totoaba, especie catalogada en peligro de extinción por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), cuya pesca está en veda permanente desde 1975.
Benjamín Barón Sevilla y Juan Pablo Lazo Corvera, investigadores del Departamento de Acuicultura del CICESE son los responsables de este estudio y señalan que los experimentos con Totoaba macdonaldi en el Laboratorio de Peces Marinos se desarrollan en tres vías: la diversificación de las técnicas de acuicultura, el control de sexo y el diseño de dietas especializadas.
Su alto valor —cotizado en miles de dólares por kilo en el mercado asiático— convierte a la totoaba en una especie atractiva para el cultivo acuícola; sin embargo, las técnicas a escala comercial hasta ahora están restringidas al ambiente marino, lo que dificulta y encarece su producción.
El doctor Benjamín Barón considera que el cultivo de peces pueden soportar las bacterias, para ello experimenta con la técnica conocida como biofloc, aplicada con éxito por productores dedicados a la acuicultura de camarón y tilapia.
El investigador del CICESE explicó que los sistemas de biofloc consisten en generar el crecimiento de bacterias dentro del tanque de cultivo, microorganismos con la capacidad de reciclar los residuos de materia orgánica que generan los peces —como heces y restos de alimento— y producir biomasa bacteriana rica en proteínas.
“Los camarones utilizan esos crecimientos de bacterias y se los comen, entonces tienen una doble fuente de alimentación: el alimento que en forma regular se les suministra, más el alimento que se recicla en proteína bacteriana y eso al final se traduce en un ahorro en el alimento, que es uno de los insumos más importantes en la producción de peces”, expuso.
A diferencia de los cultivos de tilapia y camarón, la expectativa con la totoaba no es que se coma el biofloc, formado por materia floculada y microorganismos que se unen en pequeñas esferas de hasta mil micras de diámetro, ya que solo sirve como comida para especies filtradoras y la totoaba es un animal carnívoro.
Pero el biofloc no solo es útil como alimento, también tiene la capacidad de eliminar sustancias contaminantes que son tóxicas para los peces, como por ejemplo, el amoniaco.
“Estamos generando diferentes concentraciones de partículas para ver hasta dónde tolera, queremos saber cómo responde ese sistema para mantener la calidad del agua, desde el punto de vista de la concentración de nitrógeno, fundamentalmente, que sea saludable para los peces”, subrayó.
En el aspecto reproductivo, en el Laboratorio de Peces Marinos del CICESE se explora el mecanismo que define el sexo en la totoaba, ya que, como se comprobó con el pez lenguado, se presume que el crecimiento entre machos y hembras es diferente y estas últimas crecen más rápido.
“Consideramos que puede haber un beneficio en cultivar hembras sobre cultivar machos, pero es algo que no hemos evaluado, es una hipótesis solamente. Estamos estudiando cómo son los procesos de diferenciación sexual, cómo es que adquiere su sexo la totoaba, cómo se desarrolla como hembra o como macho, que es un proceso que ocurre en edades muy tempranas, entre la etapa larval y juvenil, más o menos”, señaló el doctor Benjamín Barón.
Destacó que si se comprueba que las hembras crecen por lo menos unos meses más rápido que los machos, el conocimiento se traduce en un ahorro significativo de dinero en el proceso de producción.
“La intención es poder controlar el sexo y evaluar si realmente es conveniente trabajar con hembras solamente o no hacer nada y seguir trabajando como hasta ahora”, adelantó el investigador.
El alimento es uno de los insumos más costosos en los procesos de producción acuícola, lo que ha motivado al doctor Juan Pablo Lazo Corvera al desarrollo de estudios para diseñar dietas más eficientes y a un costo menor, tanto para la totoaba como para otros peces marinos.
“El crecimiento, la salud, la condición de los peces, dependen de un buen alimento. La mayoría de las dietas que utilizamos actualmente usa harina y aceite de pescado; sin embargo, la producción a nivel mundial ha llegado a un tope y no es sostenible”, comentó en entrevista.
El investigador del CICESE, en conjunto con estudiantes de maestría y doctorado de la misma institución, trabaja en determinar los requerimientos de proteína, lípidos, carbohidratos y aminoácidos que demanda la totoaba para elaborar su perfil alimenticio.
“Yo puedo ir así sustituyendo con otros ingredientes, por ejemplo la harina de soya, de subproducto de ave, la harina de carne y hueso, gluten de trigo, diferentes ingredientes de harinas que cada vez se están introduciendo más a la industria para tratar de sustituir la harina de pescado; hacemos la sustitución y vemos la digestibilidad de los ingredientes”, detalló.
El objetivo a largo plazo es mejorar la dieta de la totoaba y aproximarla a sus requerimientos precisos, así como evaluar la aceptación del pez hacia los nuevos alimentos.
El Laboratorio de Peces Marinos se ha dedicado desde 2003 al estudio de aspectos reproductivos, nutricionales y fisiológicos de especies de importancia económica para la región, entre ellas lenguado, jurel y totoaba.
Actualmente, el laboratorio está dedicado en específico al estudio de la totoaba y, en menor medida, al jurel y, recientemente, lobina rayada.