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PROAGRO improductivo, con menor presupuesto y sin metodología: ASF

La Auditoría Superior de la Federación (ASF) concluyó que el PROAGRO Productivo no ha contribuido a elevar el nivel de ingresos de los productores, ya que éstos han disminuido año con año, al igual que su presupuesto y existe una “desproporción” en la asignación de los apoyos, porque 10% de agricultores comerciales reciben 30% de éstos.

En su Evaluación de la Política Pública de PROAGRO Productivo,Auditoría Estudio, el órgano fiscalizador observó que en el periodo 2014-2016 el presupuesto del PROAGRO Productivo disminuyó en 23.8%, al pasar de 14.1 mil millones de pesos (mdp) a 10.8 mil mdp.

De 2014 a 2016 se proporcionó un monto en incentivos por 36 mil 875.7 mdp; no obstante, al componente se otorgó un presupuesto por 38 mil 419.7 mdp, lo cual representó una diferencia de 4% (1,544.7 millones de pesos).

En dicho periodo, el número de agricultores beneficiados, se redujo en 4.3% al pasar de 2 millones 495 a 2 millones 287 mil; mientras que la superficie bajó 7.7%, al disminuir de 12.3 millones a 10.5 millones de hectáreas.

La ASF también determinó la existencia de “desproporción” en el monto de apoyos en los estratos que los reciben, porque si bien, 64.5% de productores son de autoconsumo y obtienen 43.7% de éstos, los del estrato comercial reciben mayor beneficio, puesto que con tan sólo 10.2% de la población incentivada, captan 30% de los beneficios.

En su informe subraya que los ingresos promedios anuales de los hogares rurales no responden a los incentivos otorgados por la política, ya que si bien a 2016 el ingreso por hogar aumentó en 9.8% al pasar de 94.7 a 104 mil pesos de 2014 a 2016, el monto de los apoyos otorgados disminuyó en 22.8%, puesto que el apoyo promedio por agricultor beneficiario fue de 6 mil de pesos en 2012, de 5.7 en 2014 y de 4.4 en 2016, lo que refleja que la política de PROAGRO Productivo no ha contribuido a elevar el nivel de ingresos de los productores.

Por ello, sugiere establecer estrategias diferenciadas para la entrega de los apoyos a los productores agrícolas dependiendo su estrato, ya que quien presenta un mayor grado de problemática relativa a la productividad, son los de autoconsumo; y quienes lo presentan en menor medida son los del nivel comercial. Los productores de transición también requieren una estrategia específica, ya que ellos se encuentran en una situación en la que les podría ser factible transitar al estrato de comercial.

La ASF también refirió que no obstante que se menciona una estrategia para el otorgamiento de los apoyos, desde 1994 hasta 2016, no se contó con una metodología que permitiera medir y conocer el nivel de productividad del sector, y en qué medida fue imputable al PROAGRO Productivo, y a su antecedente PROCAMPO.

En su dictamen la ASF considera necesario que se rediseñe la política pública de PROAGRO Productivo para establecer los mecanismos que permitan corregir, modificar, adicionar o reorientar las estrategias requeridas para incrementar la productividad de los productores que requieran apoyo.

“…la disminución de los ingresos otorgados a los productores agrícolas por medio de la política, el desconocimiento de la Sagarpa en el porcentaje de producción atribuible a la misma, así como su índice de valor, reflejan la carencia de mecanismos de monitoreo, control y seguimiento para comprobar el buen uso de los recursos por parte de los beneficiarios y el cumplimiento de los principales objetivos relativos al aumento de la productividad del sector.

Esta política –anota el informe– sólo otorgó incentivos a quienes por derecho de antigüedad lo solicitaron desde la formalización del padrón de beneficiarios en 1995, lo que limitó la participación de quienes requerían el apoyo, el cual fue abierto hasta el ejercicio fiscal 2017, pero se estableció que la población objetivo serían los predios inscritos en el directorio de PROAGRO Productivo beneficiados en alguno de los tres ciclos agrícolas homólogos anteriores, por lo cual “si bien se realizó la apertura del padrón de beneficiarios, no se señalaron los mecanismos mediante los cuales los agricultores con predios podrían inscribirse al mismo”.

Consideró “de suma relevancia que se instrumenten esquemas de transparencia y rendición de cuentas que inhiban la utilización del programa para fines clientelares”.

Consideraciones finales

La ASF considera necesario que la Sagarpa realice un diagnóstico de la situación agrícola en el ámbito nacional, que le permita la actualización y redefinición del problema público, y de sus causas; la precisión de su magnitud y la cuantificación y georreferenciación de la población, a fin de focalizar los subsidios y la prestación de servicios públicos a los productores agrícolas con mayores necesidades.

Sugiere que la secretaría precise de manera concreta el concepto de “productividad” y las variables para medirla, y con base en ello, redefina estrategias y objetivos específicos de acuerdo con las necesidades de cada estrato agrícola y establecer criterios de selección, requisitos y medios de verificación para abrir, actualizar y mejorar la calidad del padrón de PROAGRO Productivo, y permitir que soliciten y obtengan apoyo otros productores que cumplan con la reglas de operación.

Considera pertinente que, una vez realizado el diagnóstico de los productores con problemas de productividad, se divida el componente, a fin de atender de manera particular las necesidades de cada 
estrato y, en su caso, eliminar el subsidio a aquellos que no lo necesitan, como pueden ser los productores del estrato comercial, mientras que se deberían crear estrategias diferenciadas de atención para las unidades de autoconsumo, y otra para las de transición.

La ASF propone realizar un ejercicio de planeación, programación y presupuestación que permita la identificación precisa de la contribución del programa, a fin de disponer de indicadores y metas que aporten información confiable y oportuna para la adecuada toma de decisiones.

Entre otros puntos, el órgano de fiscalización considera oportuno que la Sagarpa cuantifique el avance en la atención del problema relativo a la baja productividad, debido a que la metodología que pretende implementar no posee los indicadores que se relacionen con ésta.

 

 

 

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