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Transforman vida de la pitaya

La pitaya del género Stenocereus, que pertenece a la familia de las cactáceas, es una fruta silvestre que se da en la región serrana de Sinaloa, su color, sabor y textura llaman la atención de quien la prueba.

Los habitantes de la sierra recolectan y venden la pitaya a granel en las calles de las cabeceras municipales. A pesar de la abundante producción de pitaya en varios municipios de Sinaloa, el tiempo de vida de este fruto no excede los 15 días, por lo que tiene que venderse antes de este tiempo.

En el ejido de San José del Llano, municipio de Badiraguato, la recolecta y venta de la pitaya se realizaba como una actividad económica alterna, ya que por tradición los terrenos eran ocupados para actividades agrícolas y ganaderas.

Para iniciarse en la producción de la pitaya como actividad económica principal, algunos ejidatarios se organizaron para aprender sobre las propiedades de la fruta y su potencial para transformarse en productos menos perecederos.

En 2015 un grupo de 19 pobladores viajó a la feria de la pitaya, que se realiza en el municipio de Techaluta de Montenegro en Jalisco, con la finalidad de conocer nuevas técnicas de recolección y usos que se da a esta fruta que proviene de un cactus.

Después de ello decidieron conformar una empresa ejidal para transformar y aprovechar la pitaya y tener mejores ingresos.

En 2016 asistieron a un taller impartido por el Instituto de Ciencias y Artes Gastronómicas (ICAG), donde aprendieron a elaborar mermeladas, empanadas, tamales y salsas hechas a base de pitaya.

Ese año, la organización recibió el acompañamiento y asesoría técnica por parte de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) para su constitución legal como empresa y así obtener el permiso de aprovechamiento no maderable que otorga la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). Con ello crearon la empresa Pitayas Golden

“Es un producto muy importante para nosotros porque es una tradición que ahí está y que gracias a que elaboramos diferentes productos podemos tener dinero para sobrevivir”, señaló Jesús Miguel Perez Hurtado, representante legal de la empresa.

Se conforma de 25 integrantes, 19 mujeres y 6 hombres que todos los días ponen su esfuerzo en mostrar a la gente los productos que elaboran con el fruto que conocen desde siempre y quieren conservar.

“Trabajamos con mucho entusiasmo y dedicación en este proyecto porque sabemos que es un bienestar para nuestras familias, el ejido y para la región”, compartió Carlos Manuel Merlín Andrade, asesor técnico de la empresa.

Por ahora comercializan su producto en los municipios de Badiraguato, Culiacán y el Salvador Alvarado, en el futuro esperan construir una nave industrial donde establecerán el equipo, su oficina, cuartos fríos y patio de maniobra, con la finalidad llevar a cabo todo el proceso.

Su permiso de aprovechamiento les permitirá manejar 13 mil toneladas de la fruta por los siguientes cinco años.

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