Crecimiento de industria del vino mexicano oportunidad de desarrollo económico regional
El vino mexicano ya es una tendencia en el mercado y una oportunidad de desarrollo social y económico en localidades y regiones donde se produce.
Y es que esta industria ha registrado un crecimiento de 184 por ciento en los últimos 15 años y alcanzó desde el año 2017 un valor superior a los 550 millones de dólares.
México registra una producción anual de 2 millones 144 cajas de vino, con lo cual cubre solo 30 por ciento de su mercado interno. Los vinos internacionales son un mercado muy importante en el ámbito nacional, pero el vino mexicano registra crecimiento en ventas del 10 por ciento, aseguró Gabriel Padilla, director del Consejo Mexicano Vitivinícola.
En la presentación del curso en línea MOOC “Vinos mexicanos: historia, actualidad y perspectivas” en la Universidad del Claustro de Sor Juana, el experto mencionó que el consumo per cápita en el país es de 960 mililitros, pero estimó que dentro de cinco años se incremente a 2 o 3 litros.
En entrevista con www.imagenagropecuaria.com, Gabriel Padilla señaló que la actividad vitivinícola en México se realiza en alrededor de 10 estados del país, pero Baja California concentra 52 por ciento de ésta, pero hay proyectos en fase experimental en entidades del Occidente de México, como Jalisco.
En la actualidad se cuenta con 6 mil 437 hectáreas en todo el país con uva para vino, pero la superficie esta creciendo. El Consejo Mexicano Vitivinícola calcula que en unos 10 a 15 años ésta se incremente hasta 15 mil hectáreas, lo cual les permitiría cubrir 45 por ciento de participación en el mercado.
La vid tarda de 5 a 7 años en dar frutos maduros y de suficiente calidad para producir vinos de media a alta gama que es donde México ha logrado posicionarse y tener mayor reconocimiento internacional.
Pero si bien las ventas han crecido en 10 por ciento, las inversiones lo han hecho en 5 por ciento, dado que en este sector se requieren grandes cantidades de dinero, aseveró Padilla Maya, quien añadió que hoy en día los proyectos se financian con recursos propios y muy pocos tienen acceso al financiamiento bancario o de la banca de desarrollo, hay que insertar programas de financiamiento y vincularlos de acuerdo con las necesidades de esta industria, porque se necesita un nivel de inversión muy agresivo al iniciar y tarda muchos años en recuperar.
Por ejemplo, remarcó, para habilitar una nueva plantación por hectárea se requiere arriba de 30 mil dólares sin contar con las inversiones para la bodega, comercialización y guarda; esto es solo para aquellos que empiezan con 3 o 4 hectáreas. En México las vitivinícolas son pequeñas, son de producción familiar y las inversiones comprometen hasta la quinta generación; en contraste, vienen a competir empresas que tienen en promedio 500 hectáreas.
Durante la conversación también refirió que el año pasado se promulgó la Ley de Fomento de la Industria Vitivinícola y la apuesta con la nueva administración federal es que se continúe legislando para crear el reglamento de la ley que permita que si hay asignaciones presupuestales directas de apoyo a la industria, si exista la posibilidad de crear una plataforma para diseñar políticas públicas en los tres órdenes de gobierno orientadas al fomento y al crecimiento sectorial.
Otra acción importante que permitirá el crecimiento de la industria del vino es la decisión del gobierno de México de tomar un asiento como estado miembro de la Organización de Internacional de la Viña y el Vino, que es de cooperación técnica y científica en el ámbito mundial y permitirá seguir adoptando las mejores prácticas de la producción, mitigar los efectos y los retos que tiene la producción del vino en el mundo y enfrentar los efectos del cambio climático, así como hacer compromisos para la sostenibilidad del sector.