Agua dulce disminuye a un ritmo alarmante en el planeta
El agua es esencial para la producción agrícola y la seguridad alimentaria. Es el elemento vital de los ecosistemas –incluidos los bosques, lagos y humedales–, de los que depende nuestra seguridad alimentaria y nutricional presente y futura. Sin embargo, nuestros recursos de agua dulce están disminuyendo a un ritmo alarmante. La creciente escasez de agua es ahora uno de los principales retos para el desarrollo sostenible.
Este desafío se hará más apremiante a medida que la población mundial siga creciendo, su nivel de vida aumente, las dietas cambien y los efectos del cambio climático se intensifiquen.
El “agua que comemos” a diario a través de los alimentos que consumimos, es mucha más de la que bebemos. ¿Sabías que dependiendo de la dieta necesitamos de 2 000 a 5 000 litros de agua para producir los alimentos que consumimos diariamente una persona?
Los datos disponibles sugieren que dos tercios de la población mundial podrían estar viviendo en países con estrés hídrico para el año 2025 si continúan los patrones de consumo actuales. Para lograr un mundo #HambreCero para 2030, tenemos que actuar ya.
Hay cuatro áreas en las que podemos trabajar para salvaguardar este precioso recurso:
1. Agricultura
La agricultura es a la vez una de las principales causas y una de las principales víctimas de la escasez de agua. La agricultura representa casi el 70% de todas las extracciones de agua y hasta el 95% en algunos países en desarrollo. Tendremos que usar nuestros recursos naturales de forma más eficiente a medida que pase el tiempo, y cuando se trata del agua no hay excepción. Por ejemplo, la elección del cultivo tiene un gran impacto en la cantidad de agua que se necesita. ¿Sabías que los cultivos de leguminosas tienen una reducida huella hídrica, lo que significa que para producir 1 kg de lentejas sólo necesitamos 1 250 litros de agua? ¡Compara esto con los 13 000 litros de agua que necesitamos para producir 1 kg de carne de vacuno!
La transformación de la agricultura y de nuestros sistemas alimentarios es vital para proteger nuestros recursos naturales en un clima en constante cambio.
2. Cambio climático
Se espera que la escasez de agua se intensifique como resultado del cambio climático. Está previsto que se produzca un aumento de las temperaturas en todo el mundo. Sequías más frecuentes y graves están afectando a la producción agrícola, mientras que el alza de las temperaturas se traduce en un incremento de la demanda de agua para los cultivos. Además de mejorar la eficiencia en el uso del agua y la productividad agrícola, debemos tomar medidas para recolectar y reutilizar nuestros recursos de agua dulce y aumentar el uso seguro de las aguas residuales.
Hacerlo no evitará que se produzcan las sequías, pero puede ayudar a evitar que éstas provoquen hambrunas y trastornos socioeconómicos.
3. Pérdida y desperdicio de alimentos
¡Desperdiciar alimentos equivale a desperdiciar agua! Cuando desechamos alimentos, también estamos desperdiciando los recursos que se destinaron a su producción. Cada año, un tercio de todos los alimentos producidos se pierde o se desperdicia, lo que se traduce en un volumen de agua desaprovechada equivalente a unas tres veces el volumen del Lago de Ginebra. Todos podemos hacer pequeños cambios en nuestra vida diaria para reducir el desperdicio de alimentos, desde aprovechar las sobras para cocinar hasta comprar sólo lo que necesitamos.
Para producir una manzana hacen falta 70 litros de agua! Cuando tiramos los alimentos también estamos desperdiciando los recursos que se utilizaron en su producción.
4. Sistemas alimentarios
El agua se utiliza a menudo de manera ineficiente en la cadena de valor de los alimentos. Además, decisiones clave como la selección del lugar, la tecnología y los proveedores se toman a menudo sin tener en cuenta el impacto sobre los recursos hídricos, especialmente cuando el agua no es un factor limitante, ya sea en cantidad y/o en precio.
La FAO trabaja con los países para garantizar que el uso del agua en la agricultura sea más eficiente, productivo, equitativo y respetuoso con el medio ambiente. Esto implica producir más alimentos con menos agua, aumentar la resiliencia de las comunidades agrícolas para hacer frente a las inundaciones, las sequías y los constantes cambios climáticos, y aplicar tecnologías limpias que protejan el medio ambiente.
El problema de la escasez de agua es un aspecto fundamental del desarrollo sostenible. ¡Se reduce al hecho de que, simplemente, no podemos producir los alimentos que necesitamos si no tenemos suficiente agua! Debemos cambiar nuestros hábitos y actuar ahora para proteger este precioso recurso. ¡Es uno de los más importantes para lograr un mundo
Fuente: FAO