Medio Ambiente

Analizan expertos impacto del Tren Maya

En la Cámara de Diputados inició el foro “El proyecto del Tren Maya”, con el fin de analizar el impacto ambiental, económico y social que generará esta ruta férrea que conectará las principales ciudades y zonas turísticas de la península de Yucatán.

Al inaugurar el encuentro la diputada Silvia Garza Galván (PAN), integrante de la Comisión de Medio Ambiente, Sustentabilidad, Cambio Climático y Recursos, expresó que este proyecto tiene que ser un modelo de desarrollo sostenible y ejemplo de preservación del medio ambiente, ya que existen en su ruta por lo menos tres áreas naturales protegidas: la reserva Sian Ka’an, Calakmul y Palenque.

La también subcoordinadora de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente de su fracción parlamentaria consideró que debe promover de la cultura mexicana porque hay grandes zonas arqueológicas de relevante importancia.

La legisladora Mariana Dunyaska García Rojas (PAN), secretaria de la Mesa Directiva, afirmó que su grupo parlamentario tiene el compromiso de tomar en cuenta las opiniones de los expertos.

Consideró que otro objetivo es el de analizar la validación técnica, licitación, estudio ambiental, consulta acorde con el marco legal, respeto a los pueblos indígenas, peligro que corren especies como el jaguar, situación del agua y la electricidad que se genera en esta zona, porque el proyecto no toma en cuenta estos puntos, afirmó.

También del PAN, la diputada María de los Ángeles Ayala Díaz, secretaría de la Comisión de Economía, Comercio y Competitividad, reconoció que el proyecto del Tren Maya es ambicioso y pretende detonar la economía del sureste del país, utilizar los derechos de vías férreas existentes, construir un circuito que impulse el turismo, generar empleos y desarrollar las comunicaciones. Sin embargo, se tiene que conocer su costo real y asegurarse que no pase lo que sucedió con el nuevo aeropuerto.

Es necesario conocer qué tiempo llevará la infraestructura y el impacto ambiental, así como la destrucción de selvas, manglares, flora y fauna de la zona.

Afirmó que será enriquecedor escuchar a los expertos y confió que los resultados sirvan para conocer la viabilidad del Proyecto. “Este evento es una demostración más del parlamento abierto en donde se escuchan las voces en pro y en contra de la construcción”.

Al participar en el panel “Aspectos económicos”, José Manuel Galindo, del Colegio de Biólogos de México, puntualizó que la península de Yucatán es una de las zonas con mayor cantidad de áreas protegidas federales y estatales.

Destacó la necesidad de proteger los ecosistemas, a través de estudios que muestren qué tanto esta inversión va a repercutir de manera económica y ambiental. Tendrá que ser un proyecto sustentable en todos sus elementos.

El economista Manuel Molano, del Instituto Mexicano para la Competitividad, recomendó incluir a la población y actividades distintas al turismo en la planeación de la obra, se tiene que hacer de esta actividad un pretexto para mejorar la calidad de vida. Hacer una línea férrea que compita con el Canal de Panamá, lo que implica que se invierta en gas, en sistema educativo y mejorar el Estado de derecho, opinó.

En su oportunidad, César Edgardo Rodríguez Ortega, director general de Planeación y Evaluación de Semarnat, consideró que es importante tener diagnósticos detallados y emprender una gran cantidad de estudios sobre el riesgo ambiental. El proyecto tendrá que tener una descripción sobre qué tipo de obra es, qué infraestructura se necesita para operar, qué tipo de residuos se generarán y qué se piensa hacer con ellos.

La Semarnat recomienda que se privilegien trazos por los cuales el impacto a la vegetación natural sea el menor”.

En la mesa “Aspectos ambientales”, María del Carmen Carmona Lara, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, dijo que los estudios previos son la manera en que se exime del daño ambiental y recomendó subir la discusión al grado metodológico y legal. Se necesita una ley de evaluación ambiental estratégica, “alguna vez ya se presentó la iniciativa y es el momento”.

Raúl Arriaga Becerra, de la Academia Mexicana de Impacto Ambiental, indicó que el proyecto tiene que considerar que haya caminos para operación, terrenos de ubicación de estaciones, talleres de mantenimiento, bodegas, abasto y almacenamiento de combustibles.

El tren necesita combustible y no creo que una máquina aguante mil 500 kilómetros con una carga; será necesario poner tanques de almacenamiento y eso implica que la manifestación de impacto regional lleva riesgo, por el almacenamiento de una sustancia peligrosa”.

En el panel “Aspectos sociales”, Patricia Ramírez Bastida, investigadora de la Facultad de Estudios Superiores de Iztacala, UNAM, consideró que el Tren Maya tiene que ser un modelo de planeación inteligente, cumplimiento ambiental, transparencia, honestidad, visión a futuro y privilegiar el bienestar de las poblaciones antes que el de los desarrolladores.

Cynthia Bouchot Preciat, consultora senior en desarrollo de proyectos, se pronunció por estudiar las leyes estatales y municipales de cada uno de los estados por los que pasará el tren, así como conocer los usos y costumbres. “Tenemos que dedicarnos a las mejores prácticas y tener expertos en derechos de vía y en permisos”.

Rafael Huízar Álvarez, investigador del Instituto de Geología de la UNAM, subrayó que se debe apostar por el cambio, pero conociendo qué afectará o beneficiará a las generaciones futuras. “Los cambios de uso de suelo sin responsabilidad y sin respetar las leyes son causantes del deterioro ambiental que tenemos y de la calidad y cantidad del agua”.

Fuente: Cámara de Diputados

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