Desaparecen en 100 años 477 especies en el planeta
La sexta extinción masiva de especies que se avecina en la Tierra, por la velocidad a la que hoy se pierden sus poblaciones, en términos geológicos, parece instantánea, advierte Gerardo Ceballos, investigador del Instituto de Ecología de la UNAM
Ahora, en pocas décadas, desaparecen las especies que tardarían cientos de miles de años en extinguirse de manera natural. Las tasas de extinción provocadas por el hombre han sido calculadas entre 100 a 1000 veces más altas a las ocurridas en tiempos geológicos.
Un estudio del doctor Gerardo Ceballos, investigador de la UNAM, publicado en 2015, en Science Advances, indicó que las especies de vertebrados que desaparecieron en el último siglo, deberían haberse extinguido en 10,000 años, si se hubieran mantenido las tasas de extinción de los últimos dos millones de años.
En poco más de 100 años han desaparecido 477 especies, cifra que antes, con una tasa normal, hubiera tomado unos 10,000 años alcanzar.
En los últimos 700 millones de años, las cinco extinciones masivas fueron causadas por desastres naturales catastróficos. Por ejemplo, el meteorito que cayó hace 66 millones de años en Yucatán “evaporó 95 por ciento de la vida en el planeta”.
En cambio, esta sexta extinción masiva de especies es por el crecimiento desmedido de la población humana, el consumo excesivo y el uso de energías ineficientes como el petróleo, sugiere el investigador del Instituto de Ecología.
Tan grave es la aniquilación de la naturaleza por el ser humano, que estudios científicos predicen un gran colapso de la civilización para los años 2040 y 2050.
Está tan cerca, que de ocurrir el gran colapso, que les quedaría poco tiempo a quienes hoy tienen entre 10 y 20 años, “sería terrible”, asegura el ambientalista.
El cambio climático, la contaminación por plástico, se pueden revertir, aunque lleve suficiente tiempo. Pero una especie extinguida ya no se puede recuperar., asevera
De 1970 a 2015 se perdieron cerca del 70 por ciento de todos los animales, “no especies”, aclara. Desapareció 70 por ciento de los elefantes, jirafas, rinocerontes, tortugas, peces, entre otros.
“Brutal y estúpido ha sido el ataque a la naturaleza”, porque las plantas y animales silvestres son la base de la vida en la Tierra. Cada vez que se extingue una especie o destruimos sus poblaciones, erosionamos la capacidad del planeta para mantener la vida.
Por razones éticas, morales, filosóficas, pero sobre todo por sobrevivencia, es necesario evitar su extinción. La ventana de oportunidad se está cerrado rápidamente, pero aún estamos a tiempo de actuar.
Hay que pasar de espectadores a actores, propone el Presidente de la Alianza Nacional para La Conservación del Jaguar. Hay que involucrarse, participar, “no a lo tonto, sino documentarse” para pelear, defender “los derechos del ambiente”.
México es un país con profundos retos ambientales en donde muchas especies están en peligro de extinción. Es un “país miope” si no muestra, por ejemplo, la voluntad para salvar una especie tan emblemática como la vaquita marina. Urge alzar la voz como ciudadanos, mexicanos y país.
Para poder salvarla hay que acabar con la impunidad de una mafia internacional. La pesca de la totoaba –pez con propiedades afrodisíacas y medicinales– deja ganancias muy lucrativas a la delincuencia organizada de México, Estados Unidos y China. Un kilo de buche de ese pez, en cuya captura muere la vaquita marina, puede costar 100 mil dólares.
Para Ceballos es necesario que el nuevo gobierno defina una política pública ambiental que sea sólida y agresiva, considerando que para un desarrollo a largo plazo, sólido, fuerte y sostenible, hay que conservar el ambiente.
“Somos la última generación que tiene la posibilidad de evitar un colapso ambiental de magnitudes catastróficas. Hay una ventana de oportunidad que se está cerrando rápidamente. Lo que está en juego es la sobrevivencia de la humanidad”, remata el investigador.
“Somos la última generación que tiene la posibilidad de evitar un colapso ambiental de magnitudes catastróficas. Hay una ventana de oportunidad que se está cerrando rápidamente. Lo que está en juego es la sobrevivencia de la humanidad”, remata el investigador.
Fuente: Gaceta UNAM