UNAM elabora ladrillos sustentables
En México existen 17 mil pequeñas empresas que producen el 50 por ciento de ladrillos bajo condiciones de informalidad. El proceso de cocción para su elaboración lo llevan a cabo a través de tecnología u hornos rudimentarios que funcionan con diversos combustibles como la biomasa forestal o residuos de manejo especial o peligroso.
Apesar de ser una actividad artesanal, es fuente de emisiones contaminantes y gases de efecto invernadero que afecta la calidad del aire, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático dados a conocer en 2016.
Es por ello que el Instituto de Ingeniería de la UNAM elaboró ladrillos mediante un proceso sustentable con la ayuda de residuos de construcción como materia prima y energía solar para el secado, con el propósito de disminuir el impacto ambiental que genera la cocción tradicional de las ladrilleras.
María Neftalí Rojas Valencia, responsable del proyecto, comentó que su equipo de investigadores emplea cascajo y otros residuos de la industria papelera y azucarera, así como aserrín, cartón, neumáticos y vidrio para la fabricación de los eco-ladrillos.
Primero, trituran los residuos para luego compactarlos y mezclarlos con mucílago de nopal, una técnica utilizada como “ligante de la mezcla” que data desde la época prehispánica.
“En lugar de usar cal usamos nopal. Éste es un método que se ha utilizado desde que se hacían las pirámides, ellos en sus mezclas también metían mucílago de nopal y vemos los resultados ¿no? hay todavía varias pirámides en pie”, refirió Rojas Valencia.
Idóneos para la construcción, estos eco-ladrillos cumplen con la norma nacional e internacional de resistencia y absorción (encima de los 30 kilogramos por centímetro cuadrado y debajo de los cinco milímetros de gramos por minuto, respectivamente).
De acuerdo con la ingeniera ambiental, la producción industrial y comercialización del producto podría ayudar a reciclar el cascajo que se desecha en nuestro país: cerca de 33 mil 600 toneladas de residuos diariamente, lo que equivale a 12 millones de toneladas al año.
En la Ciudad de México, por ejemplo, se envían a reciclaje solamente mil de las 700 mil toneladas que se generan al día.
Además de ser un excelente aislante térmico, esta innovación universitaria utiliza un secador solar diseñado por el equipo de investigadores, esto con el fin de coadyuvar en la mitigación de problemas ambientales.