Ciencia y Tecnología

Biomasa puede remplazar a combustibles fósiles

En México y Centroamérica existe un importante potencial de biomasa (materia orgánica) proveniente de residuos agropecuarios y forestales que se podría aprovechar para reemplazar combustibles fósiles, de acuerdo con investigaciones del Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental (CIGA) y el Laboratorio Nacional de Análisis y Síntesis Ecológica (LANASE), de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES), ambos de la UNAM Campus Morelia.

Distintos estudios en el país demuestran que existe un potencial teórico de aprovechamiento energético de la biomasa superior a los dos mil 500 PJ (Petajoules, unidad estándar de energía) al año, proveniente principalmente del sector forestal. Sin embargo, técnica y económicamente sólo se podrían usar 500 PJ para reemplazar combustibles fósiles, lo que representa cerca del 10 por ciento del consumo final de energía en México.

Este potencial es adicional al uso actual de la bioenergía en el país, el cual se concentra mayoritariamente en la producción y uso tradicional de leña y carbón vegetal.

El investigador posdoctoral en la UNAM, Campus Morelia, Raúl Tauro, explicó que la biomasa es una fuente de energía renovable, definida como la materia orgánica de origen no fósil derivada de animales o vegetales, incluyendo los residuos orgánicos.

Destacó que a escala mundial el uso de bioenergía cubre aproximadamente el 12 por ciento de la demanda energética global, siendo la leña el principal recurso biomásico, que se utiliza principalmente en el sector residencial para cocción y calefacción.

Adrián Ghilardi, investigador del CIGA, añadió que el uso de la biomasa como energético se remonta a aproximadamente dos millones de años, cuando de manera paulatina especies del género Homo tomaron control del fuego, desde entenderlo hasta producirlo a voluntad.

La mayor proporción de biomasa, que en la actualidad se usa para energía, se mantiene esencialmente igual desde hace cientos de miles de años: “me refiero a los 500 millones de hogares del planeta que diariamente queman leña en fogones abiertos para cocinar, para sus necesidades de calefacción y repeler insectos, entre otros muchos usos”.

Una proporción de esta biomasa se utiliza con tecnologías de aprovechamiento modernas, a fin de producir calor para uso industrial, generar electricidad y combustibles líquidos.

El objetivo de la plataforma geoespacial para la evaluación del potencial energético de los recursos biomásicos desarrollada por la UNAM para México y los países del Sistema de la Integración Centroamericana es apoyar la planeación bioenergética a través de una herramienta de fácil uso que impulse el sector, tanto el tradicional como el moderno.

Al respecto, Adrián Ghilardi señaló: “por supuesto que la planeación debe ir acompañada de inversión y de regulación adecuada para que cristalice en proyectos concretos.”

La plataforma geoespacial para la planeación bioenergética

En el marco de las actividades del Clúster de Biocombustibles Sólidos (CBS) del Centro Mexicano de Innovación en Bioenergía (CEMIE-Bio), investigadores, técnicos y estudiantes del CIGA y el LANASE -coordinados por ambos expertos- desarrollaron dos plataformas geoespaciales.

El objetivo es estimar el potencial teórico, técnico y económico de diversos recursos biomásicos de importancia en nuestro país y en naciones del Sistema de la Integración Centroamericana; ésta en colaboración con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, de las Naciones Unidas.

Las plataformas web integran una serie de módulos de análisis y modelado espacial, que las hace innovadoras a nivel internacional, por ser la primera vez que estas herramientas se pueden usar en un mismo sistema digital.

Para realizar las estimaciones primero se selecciona un área geográfica de interés, como un municipio, estado o polígono dibujado a mano alzada, junto con un recurso biomásico, como, por ejemplo, el residuo de la caña de azúcar (bagazo).

Con esa información la plataforma calcula, en primer lugar, el potencial teórico basado en la cantidad y contenido energético del recurso. En un segundo paso el usuario puede elegir (o construir) cadenas de transformación de biomasa a energía térmica y/o eléctrica, lo que determina el potencial técnico.

Por último, mediante un módulo de optimización geoespacial, el sistema permite calcular los costos monetarios de cosecha, acarreo, transporte, y conversión desde el área seleccionada hacia centros de consumo como, por ejemplo, plantas de energía eléctrica a base de biomasa existentes o hipotéticas en cualquier parte del país. Este tercer momento determina el potencial económico de los diferentes recursos y su conversión de biomasa en energía.

Adrián Ghilardi enfatizó que este tipo de sistemas, que pueden ser consultados en la web por el público en general, facilitan estimar rangos plausibles para el aprovechamiento de la bioenergía, así como las discusiones sobre su pertinencia, desde la planeación nacional hasta el diseño de proyectos concretos.

“Nuestra visión es posicionar a la plataforma como la principal herramienta de análisis y consulta en México, Centroamérica y la República Dominicana”, finalizó Raúl Tauro.

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