Política Agrícola

Cuestionan organizaciones desaparición de programas y poco presupuesto para agro en 2021

Organizaciones campesinas del sector social cuestionaron que el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación del Ejecutivo para 2021 para el sector rural desaparezca programas para el campo de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) y no canalice mayores recursos para este sector que en medio de la pandemia ha mostrado el mejor comportamiento de la economía de México.

De acuerdo a la propuesta que el gobierno de la Cuarta Transformación envío a la Cámara de Diputados se quedarán sin presupuesto: Concurrencia con las entidades federativas, el Sistema Nacional de Investigación Agrícola, el Programa de Fomento Ganadero, con Crédito Ganadero a la Palabra.

El Presidente de la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina (UFIC), Isidro Pedraza Chávez, lamentó que por segundo año consecutivo el presupuesto para el campo se mantenga estancado en 49 mil millones de pesos con respecto a 2018, un incremento marginal respecto a 2020, y desaparezcan programas en Sader y criticó que del total de programas, 40 por ciento operará en la modalidad de subsidios.

Cuestionó que el Programa Especial Concurrente para el Desarrollo Rural Sustentable (PEC) por segundo año consecutivo reporte una reducción de 1.5% con respecto al presupuesto aprobado el año en curso ya que se da prioridad a los programas sociales sobre el gasto que debería estar focalizado para la infraestructura.

Hay un fracaso –consideró– en los  dos primeros años de los programas Sembrando vida, Fertilizantes y Producción para el Bienestar, además de que el crecimiento en el sector primario será de un 0.2 por ciento como lo estima Hacienda, sólo garantiza la insuficiencia en autosuficiencia alimentaria y el aumento en las importaciones agroalimentarias, que tan sólo en el primer semestre de este año crecieron en 4.6%.

Por su parte, Rafael García del Horno, secretario de Finanzas de la Fundación Mejoremos el Campo y líder agrario de Guanajuato, señaló que por tercera ocasión en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se envía al Congreso un proyecto de presupuesto para impulsar al campo, “totalmente disminuido y, para colmo, con reducción de varias instituciones y cerca de 20 programas fundamentales para el sector”.

García del Horno dijo que el anteproyecto de presupuesto para 2021, es menor, en términos reales, al ejercido en 2019 y 2020. “no se consideró ni siquiera el índice inflacionario, el cual dicen que anda en 3.5 o 4 por ciento anual”.

Recordó que desde el inicio del gobierno de la 4T se ordenó un recorte de la administración pública, que había costado miles de millones de pesos y mucho tiempo, eso sí, de transformación. Desaparecieron las Delegaciones Estatales de todas las dependencias. En el caso de la Sader eso ocurrió también con los Distritos para el Desarrollo Rural, los Centros de Apoyo, los centros de investigación agrícola, ganadera, forestal y otras dependencias de apoyo al agro.

En tanto, Isidro Pedraza recordó que desde el 2014 cuando se aprobó un presupuesto de 104,428 millones de pesos para el sector rural no se ha otorgado un presupuesto más o menos equilibrado pues fue en el 2019 cuando inicio el declive del gasto al campo al pasar a 63,533 y para el 2020 se fue a 47,577 millones de pesos.

Con esta tendencia, dijo, para el próximo año el aumento será marginal, de 1,714 millones de pesos; por lo que de 2018 a 2021 hay un recorte de 27,216 millones de pesos.

El dirigente de UFIC planteó que más allá de que se solicite a la Cámara de Diputados un incremento sustancial al presupuesto al campo de 58.4% para igualarlo al del año 2018 en 75 mil 371 millones de pesos, se requiere apoyar la producción de alimentos a fin de disminuir las importaciones agroalimentarias de Estados Unidos.

García del Horno refirió que en México la productividad en granos básicos ha permanecido estática por lo menos en los últimos 50 años. Los números deficitarios en producción de maíz, frijol, trigo y arroz, además de soya, “se compensan” con crecientes importaciones,  que están por arriba de los índices que la FAO recomienda en materia alimentaria, que no debe pasar del 25 por ciento, pero ya andamos en poco más del 45 por ciento, subrayó.

 

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