Medio Ambiente

En época de coronavirus, la UNESCO recuerda que 2,200 millones de personas carecen de agua potable en el mundo

En el planeta dos mil 200 millones de personas carecen de agua potable y cuatro mil 200 millones, no tienen un sistema de saneamiento adecuado, es decir 55 por ciento de la población mundial.

De acuerdo con un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) las alteraciones climáticas afectarán la disponibilidad, calidad y cantidad de agua necesaria para las necesidades humanas básicas.

El estudio destaca que este panorama dificulta, por ejemplo, el logro del Objetivo de Desarrollo Sostenible número seis de los 17 que componen la Agenda 2030 y que busca garantizar el acceso universal al agua potable a un precio asequible en el año 2030, lo cual pone en riesgo la consecución de casi la totalidad de ellos.

Efectos devastadores en los recursos hídricos

Según los datos de la UNESCO, el consumo de agua se ha multiplicado por seis en el último siglo y crece a un ritmo de un 1% anual. Además, considera que el cambio climático se manifiesta en el aumento de la frecuencia e intensidad de fenómenos extremos tales como las tormentas, las inundaciones y sequías o las olas de calor que agravarán la situación de los países que actualmente sufren ‘estrés hídrico’ y generará problemas similares en áreas que no se han visto gravemente afectadas.

Además, el informe destaca el hecho de que la mala gestión del agua tiende a exacerbar los impactos del cambio climático, no sólo de los recursos hídricos, sino de la sociedad en su conjunto.

“Gran parte del impacto del cambio climático en los recursos hídricos tendrá lugar en los trópicos, donde se encuentran la mayoría de los países en desarrollo, con consecuencias potencialmente debastadoras para los pequeños Estados insulares, algunos de los cuales podrían ser borrados del mapa”, destaca la UNESCO.

Soluciones al desafío climático: atenuación y mitigación

Frente a las amenazas, el informe destaca dos estrategias complementarias a para dirigir y disminuir los riesgos del cambio climático: la adaptación y la mitigación.

La adaptación incluye, según el informe “una combinación de opciones naturales, de ingeniería y tecnológicas, así como medidas sociales e institucionales para contener el daño o explotar las oportunidades beneficiosas del cambio climático. Existen opciones de adaptación en todos los sectores relacionados con el agua y deberían estudiarse y aplicarse siempre que sea posible”.

Por su parte, el estudio destaca que la mitigación implica “actuaciones humanas para reducir las fuentes o mejorar los sumideros de gases de efecto invernadero. Pese a que también existan opciones de mitigación en cada uno de los sectores relacionados con el agua, la mayoría no se reconocen”.

Tratamiento de las aguas residuales

El tratamiento de aguas residuales también contribuye al cambio climático, ya que genera gases de efecto invernadero que representan entre un 3% y un 7% de todas las emisiones contaminantes. Además, se estima que, entre el 80% y el 90 % de éstas se liberan al medio ambiente sin ningún tipo de tratamiento.

La UNESCO indica que para producir una gestión óptima de los recursos hídricos se debe invertir en técnicas de tratamiento modernas que permitan la extracción de metano, un poderoso gas de efecto invernadero que se encuentra en las aguas residuales no tratadas, de materia orgánica y posteriormente utilizar este biogás para generar la energía necesaria para ejecutar el proceso de tratamiento.

Otros ejemplos innovadores para mejorar los recursos hídricos mencionados en el informe son la captura de agua de la niebla, la protección de los humedales o técnicas como la “agricultua de conservación” que permite preservar la estructura del suelo, la materia orgánica y la humedad pese a la disminución de las precipitaciones. También se apunta la posibilidad de “reutilizar” aguas residuales parcialmente tratadas para su uso agrícola e industrial.

Panorama en América Latina y el Caribe

La región se ve gravemente afectada por la variabilidad climática y los fenómenos atmosféricos extremos y se prevé que continuarán produciéndose los cambios observados en el flujo fluvial y la disponibilidad de agua, afectando a las regiones vulnerables tanto en América Central como del Sur.

“La rápida urbanización, el desarrollo económico y la desigualdad son algunas de las principales causas socioeconómicas de la presión que soportan los sistemas hídricos, a las que se suman las repercusiones del cambio climático”.

“La pobreza es una constante en la mayoría de los países y acrecienta la vulnerabilidad al cambio climático. La desigualdad económica también se traduce en desigualdad de acceso al agua y al saneamiento y viceversa. El riesgo creciente de contraer enfermedades transmitidas por el agua afecta más a los pobres. La vulnerabilidad también es alta en las zonas rurales, los factores climáticos limitan las opciones económicas y provocan el éxodo rural”, afirma el estudio.

A esta problemática situación se añade el hecho de que “las estrategias de desarrollo casi no mencionen explícitamente los problemas transfronterizos del agua en relación con el clima nos indica que todavía existen grandes barreras para la cooperación en torno a las aguas transfronterizas en América Latina y el Caribe”.

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