Pangolín, mamífero más traficado en el mundo
Los pangolines son el mamífero más traficado en todo el mundo. Tienen una personalidad tímida, prefieren la noche y se alimentan de hormigas.
Más de un millón de estas criaturas magníficas han sido capturadas en los últimos años para abastecer la creciente demanda de su carne, escamas y fetos.
Los cazadores ilegales los buscan por sus supuestos beneficios medicinales -que no han sido probados- y para venderlos como manjar culinario.
En diciembre de 2019, la agencia de noticias Xinhua informó de la incautación de más de 10 toneladas de escamas de pangolín en la ciudad china de Wenzhou, en la provincia de Zhejiang. Ésta fue la mayor incautación de escamas de pangolín por parte de los funcionarios de aduanas chinos hasta ese momento del año. Se informó que los ejemplares en cuestión eran pangolines de vientre blanco, provenientes de África.
“Estas son buenas y malas noticias”, dice Doreen Robinson, experta en vida silvestre del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
“Por un lado, indica un esfuerzo serio por parte del Gobierno de China para hacer frente a los delitos contra la vida silvestre. Por otro lado, muestra que grandes cantidades de pangolines traficados todavía están llegando al país”, añade.
Además de combatir la importación de la especie, China ha tomado medidas para dificultar la venta masiva de medicamentos con base en partes del pangolín. Desde agosto de 2019, dichos fármacos dejaron de estar cubiertos por el seguro médico chino.
“Esto puede disminuir la demanda de escamas de pangolín y otras partes del cuerpo utilizadas en la medicina tradicional”, dice Robinson.
Desde 2017, el tráfico de las ocho especies de pangolines (cuatro asiáticas y cuatro africanas) está prohibido por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).
A pesar de ello, la amenaza contra la especie continúa. El tráfico de pangolín es uno de los mayores delitos contra la vida silvestre en algunos países africanos, y las autoridades trabajan para detener a los traficantes.
“El comercio ilegal de vida silvestre es el cuarto crimen global más lucrativo después del tráfico de drogas, personas y armas, y está contribuyendo directamente a acelerar la crisis de la biodiversidad”, dice Lisa Rolls, coordinadora de la campaña Feroz Por la Vida del Programa de la ONU para el Medio Ambiente.