Uso de agrotóxicos deja 200 mil muertes en México; Covid-19 ha dejado más de 80 mil
El mal uso de agrotóxicos en México en los campos agrícolas provoca una muerte silenciosa. No es un mal contagioso como el Covid-19, pero deja 200 mil decesos al año. La industria justifica que sin ellos no se podría producir alimentos para la población; otros expertos y agricultores afirman lo contrario.
Cada año fallecen en México 200 mil trabajadores del campo por haber estado en contacto intensivo con agrotóxicos, afirmó la titular del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), María Elena Álvarez-Buylla Roces.
La funcionaria federal criticó que el periodo neoliberal dejo una herencia de precariedad alimentaria, mala salud y destrucción ambiental, y aún existe el reto de revertir este “daño histórico”; aunque, reconoció, esta transformación llevará tiempo, los resultados no serán inmediatos. Par ello, es indispensable implementar un sistema de producción ético y agroecológico, “que permita crear un contexto en el que el pueblo tenga acceso a alimentos sanos y con pertinencia cultural”.
Al defender su posición, la industria de agroquímicos reaccionó a estas declaraciones y acusó que detrás de la “campaña de desinformación” que ha emprendido el CONACYT contra el glifosato y los alimentos que consumen los mexicanos, como la tortilla, se esconde un “objetivo estrictamente político e ideológico”, al intentar relacionar el uso de herbicidas con el neoliberalismo.
Luis Eduardo González Cepeda, vocero de la Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos A.C. (UMFFAAC), manifestó que “al lanzar acusaciones infundadas contra ese herbicida lo que se provoca es miedo para impedir su uso en los campos de producción de alimentos. Esto motivará una fuerte caída en la producción; habrá desabasto y encarecimiento de productos, y tendremos que importarlos de países que sí permiten el glifosato, como Estados Unidos, Canadá, Argentina o Brasil”.¡
A través de un comunicado, planteó que en lugar de que dicha institución continúe infundiendo miedo a la gente sobre los alimentos que consume debe destinar más recursos públicos a la investigación para desarrollar productos que les permitan a los agricultores producir de forma más eficiente y sustentable. “Estamos viendo que el CONACYT recortará en 2021 más recursos a la investigación. Firmemente solicitamos a la titular de ese Consejo, María Elena Álvarez-Buylla, frenar su campaña de desinformación contra los alimentos y el glifosato, porque lo único que provocará es una grave crisis alimentaria en México”, alertó.
Previamente, Álvarez-Buylla había recordado que México dejó de ser autosuficiente en producción de maíz tras la entrada del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), lo que favoreció la importación de maíces transgénicos y el uso indiscriminado de insumos tóxicos para el campo, como es el caso del glifosato. Éste último, dijo, asociado con el desarrollo de enfermedades crónico-degenerativas en la población expuesta a su consumo.
Algunas investigaciones, refirió, han encontrado glifosato en las muestras de orina en niñas, niños, jóvenes y adultos de algunas comunidades agrícolas y en distintas regiones de México, como son Jalisco, Campeche y Yucatán. Además, existen pruebas científicas de que el desarrollo de diabetes mellitus tipo 2 no sólo tiene origen en una alimentación precaria, abundante en azúcares industrializados, sino en la exposición ambiental a agentes tóxicos.
La titular del CONACYT subrayó que para lograr que el pueblo de México tenga acceso real a una alimentación sana, es necesario que el país transite hacia un sistema agroecológico, libre de toxicidades y que cuide del ambiente.
Durante la conferencia vespertina Covid-19 del pasado viernes, encabezada por el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, María Elena Álvarez-Buylla, expuso la problemática estructural, en materia de producción agrícola, alimentación y salud, que subyace detrás del alto índice de enfermedades crónico-degenerativas, como el cáncer y la diabetes, la obesidad y la hipertensión, que existen en el país. Padecimientos que, como lo demuestran las estadísticas epidemiológicas, implican un alto riesgo de desarrollar síntomas graves y mortalidad en las y los enfermos de Covid-19.
Presentó un análisis comparativo entre los maíces nativos (cultivados en milpa tradicional) y los maíces híbridos (industrializados), destacando las propiedades nutricionales del maíz nativo, rico en fibras, proteínas y antioxidantes. A manera de ejemplo, retomó el análisis realizado en 2017, el cual reveló que 82 % de las tortillas de maíz que se consumen en México contienen secuencias transgénicas; mientras que el 27.7 % de las mismas tienen glifosato.
Insiste industria en abrir debate sobre glifosato
El vocero de UMFFAAC agregó que la industria continúa a la espera de que tanto la SEMARNAT como el CONACYT cumplan su palabra para abrir un debate, basado en ciencia, en torno al uso de glifosato, como se acordó el 15 de junio pasado junto con el Consejo Nacional Agropecuario (CNA).
El CONACYT, funcionarios de Salud, de la Semarnat y de la Sader, además de expertos, han alertado sobre los riesgos a la salud que conlleva el uso de agroquímicos en el campo, lo que demuestra el hecho de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considere, por ejemplo, al glifosato como probable carcinógeno y que 1108 artículos científicos contenidos en la 5ª Antología Toxicológica del Glifosato, edición 2020, documenten los impactos de este insumo químico sobre la salud humana, el ambiente y la biodiversidad.
Al respecto, Cristian García de Paz, director ejecutivo de la organización Protección de Cultivos, Ciencia y Tecnología, A.C. (PROCCyT), aseguró que el uso de glifosato está aprobado en 120 países y expresó:
es totalmente falso que existan investigaciones concluyentes de que el glifosato es potencialmente cancerígeno”.
La industria de agroquímicos ha insistido en que la Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos reafirmó en enero pasado, su conclusión de que el glifosato es seguro y no causa cáncer”, y que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), la Agencia Europea de Sustancias Químicas (ECHA) y las autoridades sanitarias de Alemania, Australia, Corea, Canadá, Nueva Zelanda, Japón y otros países, siguen concluyendo que los herbicidas son seguros de usar, y que el glifosato no es cancerígeno.