Hambre alcanzará al 50% de la población en Afganistán
Más de la mitad de la población de Afganistán —una cifra récord de 22.8 millones de personas— para el mes de noviembre, padecerá inseguridad alimentaria aguda, según el informe más reciente de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF) publicado por el Grupo sobre seguridad alimentaria y agricultura del Afganistán, codirigido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
Los efectos combinados de la sequía, los conflictos, el Covid-19 y la crisis económica han perjudicado gravemente las vidas, los medios de subsistencia y el acceso de las personas a los alimentos. Las conclusiones del informe llegan en un momento en que el crudo invierno afgano está próximo, amenazando con dejar aisladas zonas del país en las que las familias dependen de forma desesperada de asistencia humanitaria para sobrevivir a los gélidos meses de invierno.
En el informe se señala asimismo que se trata de la cifra más elevada de personas expuestas a la inseguridad alimentaria aguda jamás registrada en los 10 años que las Naciones Unidas llevan efectuando análisis de la CIF en el Afganistán. A nivel mundial, en el país se concentra una de las mayores cantidades de personas en situación de inseguridad alimentaria aguda en términos absolutos y relativos.
“Es urgente que actuemos de manera eficiente y eficaz para acelerar e intensificar nuestra intervención en el Afganistán antes de que el invierno deje aislado a gran parte del país, con millones de personas —incluidos agricultores, mujeres, niños pequeños y ancianos— pasando hambre durante el gélido invierno. Es una cuestión de vida o muerte. No podemos cerrar los ojos ante los desastres humanitarios que se están desencadenando, dijo QU Dongyu, director general de la FAO.
“En la actualidad, el Afganistán está sumido en una de las peores crisis humanitarias del mundo —si no la peor—, y la seguridad alimentaria está al borde del colapso. Este invierno, millones de afganos se verán obligados a elegir entre la migración y la inanición a menos que podamos intensificar nuestra asistencia vital y se pueda reflotar la economía. Iniciamos la cuenta atrás hacia una catástrofe y, si no actuamos ya, tendremos ante nosotros un desastre total”, dijo David Beasley, director ejecutivo del PMA.
El hambre se propaga de las zonas rurales a las zonas urbanas
El informe de la CIF refleja un aumento del 37 % en el número de afganos que padecen hambre aguda desde la última evaluación, publicada en abril de 2021. Entre las personas en situación de riesgo se encuentran 3.2 millones de niños menores de cinco años, que se prevé que para finales de año sufran malnutrición aguda. En octubre, el PMA y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia advirtieron de que 1 millón de niños corrían el riesgo de morir de malnutrición aguda grave si no recibían inmediatamente tratamiento para salvar sus vidas.
Por primera vez, los residentes en zonas urbanas padecen inseguridad alimentaria a niveles similares que en las comunidades rurales, lo que indica que la situación de hambruna en el país está adquiriendo otro cariz. El desempleo galopante y la crisis de liquidez implican que los principales centros urbanos probablemente se enfrenten a una situación de inseguridad alimentaria de emergencia, en particular los habitantes anteriormente pertenecientes a la clase media.
En las zonas rurales, las graves repercusiones de la segunda sequía en cuatro años siguen afectando a los medios de vida de 7.3 millones de personas, que dependen de la agricultura y la ganadería para sobrevivir.