En México existen 122 zonas críticas forestales en 20 estados de la República, debido a varios ilícitos como tala clandestina, lavado de madera, extracción de madera sana, sobreexplotación de los recursos forestales, incumplimiento de programas de manejo, cambio de uso de suelo, incendios forestales provocados y delincuencia organizada, aseguró la secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), María Luisa Albores González.
Durante su conferencia virtual, explicó que la Semarnat, junto con otros organismos federales llevan a cabo una estrategia basada en la prevención, inspección y verificación de aserraderos; acompañamiento de las comunidades y revisión del marco jurídico con la finalidad de poder ejecutar acciones penales contra los responsables de los ilícitos.
La Profepa ha participado en 888 acciones en 12 operativos que incluyen filtros de revisión, recorridos de vigilancia, inspecciones a centros de almacenamiento y transformación de materias primas forestales, clausuras de predios y aserraderos, aseguramiento de madera, vehículos, herramientas y equipos.
La titular de la Semarnat comentó que la estrategia que el sector ambiental federal lleva a cabo para enfrentar esta problemática dio inicio en los estados de Chihuahua, Jalisco, Estado de México, Guerrero, Chiapas y Campeche. En este último se logró un acuerdo con representantes de comunidades menonitas, el cual calificó de histórico, ya que se comprometieron a participar con las autoridades para detener la deforestación de la selva maya y trabajar en un ordenamiento territorial, ecológico y comunitario.
En Áreas Naturales Protegidas, la Conanp apoya a través del Prorest y del Procodes en la protección y restauración de ecosistemas y especies en riesgo. Por su parte, la Conafor tiene presencia en todo el país a través del pago por servicios ambientales.
Finalmente, la secretaria Albores González mencionó que se trabaja en el diseño e implementación de ordenamientos territoriales a nivel nacional, que son clave para contar con un adecuado diagnóstico y planeación de los recursos necesarios para que las comunidades protejan y conserven su lugar de vida.
