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Industria de oleaginosas detiene o anula planes de inversión por pandemia

El panorama de incertidumbre que ha traído la pandemia por Covid-19 y medidas económicas desfavorables para el sector agrícola mexicano, han detenido y/o anulado los planes de inversión en las principales firmas de la industria de oleaginosas, donde México tiene una dependencia del exterior de alrededor del 90%.

Como resultado, lejos de reducirse las importaciones de oleaginosas, éstas se incrementaran en 1.3% al alcanzar 7.8 millones de toneladas en el año comercial 2021/22. Esto en un escenario optimista de demanda del sector ganadero y avícola.

La soya estadounidense seguirá siendo la principal semilla importada, seguida por la colza importada de Canadá, la semilla de girasol, procedente de Estados Unidos y Argentina, y el cacahuate importado de Nicaragua, China y Brasil.

De acuerdo con un reporte del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, a través de su oficina del Foreign Agricultural Service (FAS) en México y su Red Mundial de Información Agrícola (GAIN, por sus siglas en inglés), las principales empresas en la producción de aceite AAK, Agydsa, ACH Foods, Cargil, Coral International, El Calvario, Grupo Oleofinos, Industrial Aceitera, La Corona, Proteinil, Rasaga and Team Foods, que representan más del 80% de la producción en territorio mexicano, no planean nuevas inversiones a corto plazo.

Igual, refiere empresas Rasaga, Agydsa, Cargill, Proteínas y Oleicos y Arthur Daniel Midland (ADM), que representan 88% de la capacidad de molienda de semillas oleaginosas en México, han hecho importantes inversiones en las plantas establecidas en este país.

Sin embargo, continua el análisis, derivado de la severa crisis económica global causada por la pandemia de Covid-19, la industria de las oleaginosas sufrió graves consecuencias, debido a que el PIB en México se contrajo 8.5% (INEGI), el nivel más bajo registrado desde la Gran Depresión, reflejándose en la caída del poder de compra de los consumidores.

La reducción del turismo en México llevó a la baja demanda de alimentos en el sector hotelero y restaurantero, impactó de manera directa e indirecta a las oleaginosas, ya que se limitó la demanda de carne bovina y porcina, cuyas fórmulas alimentarias están preparadas con derivados de éstas. La soya es el principal ingrediente usado en las mezclas, al representar 89.6% del total de los alimentos consumidos, seguido de la colza con 10% en el sector porcino.

El reporte indica que en soya, existe un alto interés del sector privado en incrementar la superficie sembrada, motivada por los altos precios internacionales y firmas como la empresa Ragasa, han mostrado especial interés en la región de la Huasteca al sur de Tamaulipas, norte de Veracruz y parte de San Luis Potosí, para financiar la expansión productiva, proveyendo asistencia técnica y semillas mejoradas.

No obstante, la proyección de 300,000 toneladas de producción en el año comercial 2021/22, es 42.2% más baja comparada con la producción de 2016/7, y 31% menor respecto a 2017/18.

El 84% del aceite producido en México es a partir del procesamiento de soya estadounidense y se espera que para 2021/22, la producción se incremente en 3%.

Falta de incentivos para productores

Al referir a las semillas de girasol, el reporte refiere que la producción se mantendrá estable en 8,000 toneladas. Empero, con la eliminación de los programas gubernamentales, los productores de esta semilla han perdido interés en su cultivo, pese a los esfuerzos en años anteriores de promover su producción por parte de empresas multinacionales.

Prevé que el consumo se incremente ligeramente a 27,000 toneladas, con un mínimo reflejo en el volumen destinado al prensado de las semillas, puesto que solo algunas compañías la procesan como aceite, por sus altos costos y baja demanda en el mercado, alcanzando 11,000 toneladas.  Su venta está destinada a la industria de alimento para aves y el consumo humano como botana, ya que sus valores nutricionales, no lo hacen la primera opción para el alimento de ganado.

En tanto, la producción de canola se mantendría en 2,000 toneladas y su consumo se incrementará a mil 390 millones de toneladas para el año comercial 2021/22. La producción se proyecta alcanzará 550,000 toneladas en 2021/22. La industria de moliendas mexicana tienen un mercado para el aceite de canola, pero  la importa cuando el precio del mercado internacional es competitivo.

En el caso cacahuate se prevé que la producción disminuya 10% en comparación del año comercial anterior, estimando 92,000 toneladas. Esto principalmente por la reducción en 8.5% de la superficie plantada en Chihuahua y San Luis Potosí, y a que los agricultores están migrando a opciones más rentables, como el maíz.

En México, el cacahuate es cultivado principalmente por pequeños productores en 26 de los 32 estados. Chihuahua, Sinaloa y Chiapas dominan la producción y se estima que estos, con otros cinco estados abarcarán 85% de la producción nacional para finales de 2021.

Aunque no existen programas gubernamentales específicos para este cultivo, empresas de alimentos como Galdisa y De La Rosa han apoyado la producción a través de alianzas estratégicas que establecen contratos de compraventa, sin necesidad de intermediarios conocidos como “coyotes”.

Según la American Peanut Concil (APC) el consumo nacional de cacahuates ha disminuido 46% en la pandemia, asociado a cuestiones culturales relacionadas con el consumo en eventos sociales, como bares, espectáculos y cines. Sin embargo, Euromonitor reporta que el consumo se incrementó en las ventas minoristas.

Palma de aceite

La industria del aceite de palma ha crecido en los últimos diecisiete años, posicionando a México como el 2° mayor productor de aceite por volumen. Esto, debido al impulso de programas gubernamentales que alentaron las plantaciones en Veracruz, Tabasco, Chiapas y Campeche. Se estima que unas 268,409 toneladas de palma fueron producidas en 2019/20, un crecimiento del 7% respecto al año anterior. También fueron producidas 15,648 toneladas de aceite de palmiste.

Sin embargo, señala el reporte de USDA, dichos programas fueron cancelados por el gobierno actual, y no se contempló ninguno nuevo que involucrara productos de aceite de palma, puesto que se han expresado preocupaciones acerca de la sustentabilidad y el impacto ambiental en el cultivo, porque como resultado de la expansión de las plantaciones, grandes áreas han sido deforestadas y se ha cuestionando el impacto ecológico a mediano y largo plazo que resulta de su producción. El 1° de enero de 2021, fue publicada la Norma Oficial Mexicana NMX-F-019-SCFI-2012 que busca evitar el cambio de las áreas de siembra de aceite de palma.

El reporte concluye, que gran parte del futuro de la industria de las semillas oleaginosas en México depende de la recuperación económica, lo que motivará el consumo de productos derivados de esta industria, como su transformación en aceite y elaboración de alimentos animales.

Pero también, agrega, una de las mayores preocupaciones es la necesidad de atender nuevamente la creación de programas y subsidios para el sector agropecuario, que ha impactado en la capacidad de producción de los agricultores, y al mismo tiempo, ha creado un panorama de incertidumbre a la industria que no motiva la inversión privada nacional y extranjera.

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ERNESTO PEREA

Periodista especializado en temas agropecuarios y agroalimentarios. Premio Nacional de Periodismo y Divulgación Científica, otorgado por el CONACYT. En la actualidad director del portal web www.imagenagropecuaria.com Autor del libro Voces y vivencias del movimiento orgánico Ha colaborado con las revistas editadas por el Grupo Expansión. Ha sido consultor de la FAO. Brinda servicios de comunicación, información, análisis y consultoría para diversas empresas e instituciones. Correo electrónico: editor@imagenagropecuaria.com

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