No se ha entendido que el exceso de peso es una enfermedad en sí misma
Tres cuartas partes de la población mexicana adulta, es decir, 75 por ciento (tres de cada cuatro adultos), padece sobrepeso u obesidad, mientras que 35 por ciento de niños en edad escolar y 38 por ciento de los adolescentes presenta esta enfermedad crónica, afirma Ana Lilia Rodríguez Ventura, académica de la Facultad de Medicina (FM).
Con motivo del Día Internacional de la Obesidad que se conmemora el 12 de noviembre, Rodríguez Ventura asegura que el gran problema es que la gente no ha entendido a cabalidad que el exceso de peso es una enfermedad en sí misma y una epidemia, un problema de salud pública sin precedentes. Incluso, a nivel internacional, a partir de 2017 “se propuso que acuñemos el término de adiposidad, para que quede más claro que tener sobrepeso u obesidad ocasiona inflamación generalizada en todos los órganos, por el aumento del tejido graso”.
Con el paso del tiempo puede ocasionar disfunción del páncreas con consecuencias tales como estados prediabéticos o diabetes; hígado graso o esteatosis hepática no alcohólica; en mujeres, síndrome poliquistosis ovárica en el cual se manifiesta desregulación de hormonas y se dificulta la presencia de embarazo.
En el caso de las niñas, induce a que liberen hormonas sexuales y se adelante la pubertad; por ejemplo, a los seis años podrían iniciar el desarrollo mamario y no a los ocho años cuando debe comenzar, abunda.
También se presentarían repercusiones como reflujo gastroesofágico, asma severa, apnea obstructiva del sueño –roncar mucho y de pronto dejar de respirar–, además de alteraciones ortopédicas y daño renal.
En niños este problema provoca envejecimiento prematuro y desarrollarían una diabetes de adulto, es decir tipo 2, hipertensión o algún cáncer, esto es preocupante. Por eso, en México hubo cifras altas de muerte por la Covid-19 en gente joven, porque presentaba adiposidad, además de sus complicaciones.
“Culturalmente se piensa que como están en crecimiento no pasa nada y que no nos preocupemos, eso es grave porque hay evidencia científica de que aún los niños tienen exceso de peso por grasa y, como en los adultos, tendrían riesgo de sufrir problemas cardiovasculares o metabólicos”, apunta.
Exceso de peso, una enfermedad
El estudio del crecimiento y estado nutricional tiene importancia en el cuidado de la salud de niños y adolescentes, porque prácticamente los problemas orgánicos, afectivos y sociales que enfrentan en esas edades, se muestran en un cambio del patrón normal de crecimiento y desarrollo, puntualiza.
Rodríguez Ventura comenta que durante el distanciamiento social, la población mundial presentó aumento de peso promedio de seis kilos en adultos –en niños todavía no existen cifras claras–, mientras que en la población mexicana fue de ocho kilos, debido a que empeoraron los hábitos alimenticios en general, reconoce la universitaria.
La especialista universitaria coordina el Programa “Sacbe” (palabra Maya que significa el Camino) de Prevención y Tratamiento de Adiposidad Infantil, que se aplica en el Instituto Nacional de Perinatología, mediante el cual observaron que los hábitos alimenticios asociados a adiposidad empeoraron, porque las personas estaban más horas sentadas, realizaron menos actividad física o ejercicio, y pasaron varias horas frente a pantallas, tuvieron sueño corto y/o de mala calidad, y se elevó el consumo de productos más dulces por la ansiedad y/o alteraciones del sueño.
Para la experta, se requiere mayor impulso a las campañas de prevención, que el personal de salud adquiera mayor conciencia y plantea que el etiquetado frontal de alimentos y bebidas no alcohólicas es una buena medida pero no suficiente.
“Tristemente la problemática engloba muchísimas aristas, hay gente que aunque vea cinco hexágonos compra esos alimentos, porque no tiene otra opción dado que los salarios en México son precarios, debe trabajar muchas horas o sus lugares de trabajo son muy lejanos y eso les resta tiempo para ejercitarse, preparar comida saludable y dejar de consumir alimentos procesados”, acotó.
Consideró necesario atacar este problema de salud pública desde varias aristas: mejorar salarios, reubicar el domicilio de los trabajadores cerca de sus centros laborales para evitar demasiado tiempo en traslados; fomentar la actividad física.