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Piden que juez rectifique decisión a favor de Monsanto sobre glifosato y maíz transgénico

Luego de que el juez Sexto de Distrito en Materia Administrativa, Francisco Javier Rebolledo, concediera una suspensión provisional a Monsanto, filial de Bayer, para exentarla del decreto presidencial que busca eliminar en México el uso del glifosato y el maíz transgénico para el 2024, organizaciones de la Campaña nacional sin maíz no hay país rechazaron esta determinación y pidieron su rectificación.

“Hacemos un llamado al juez Rebolledo a demostrarle a la nación que no está al servicio de Monsanto rectificando la resolución definitiva que se podría dar en la sesión del lunes 25 de abril”, expresaron en un comunicado.

Argumentaron que esta suspensión resulta improcedente y “atenta contra el interés general, los derechos humanos de la población mexicana a un ambiente sano, a la biodiversidad, a la salud y a una alimentación adecuada, y se está privilegiando los intereses particulares de la corporación Bayer-Monsanto, comercializadora del herbicida”.

Detallaron que el juez Francisco Javier Rebolledo es el único que ha otorgado la suspensión -por ahora provisional-, con base en argumentos que han sido probados como falsos, como el referir que “de no darse la suspensión habría un perjuicio social, pues hay riesgo de afectar la producción agroalimentaria, así como la seguridad y soberanía alimentaria”. Además de señalar que “provocaría mayor importación de maíz y sus derivados para satisfacer las necesidades de la población”.

Las organizaciones enfatizan que dichos argumentos, “son falsos ya que los rendimientos de los cultivos transgénicos tolerantes al glifosato no son significativamente mayores que sus equivalentes no transgénicos. Por otra parte, la tolerancia al herbicida glifosato no aumenta el rendimiento de los cultivos; por el contrario, los debilita especialmente ante el cambio climático y los hace más vulnerables a las plagas, que se vuelven más resistentes requiriendo mayores aplicaciones”.

Tambuén, remarcan en su comunicación, “el aumento en las importaciones de glifosato se ha traducido en un incremento en los niveles de exposición al herbicida, acumulación en el ambiente e impactos a los ecosistemas y a la salud…En el sector agrícola, la realidad es que el uso de estas tecnologías transgénicas y del paquete tecnológico asociado, incluyendo al glifosato, están asociados a la pérdida de soberanía y autosuficiencia alimentaria,  debido a que la venta de semillas y agrotóxicos está controlada por unas cuantas empresas…Ni las y los consumidores, ni las y los agricultores tienen acceso a la información necesaria para saber cuánto y dónde se aplica el glifosato…”

Los integrantes de la Campaña nacional sin maíz no hay país reiteran que, “sí es posible una agricultura sin agrotóxicos y sin transgénicos, la solución es transitar hacia la agroecología; existen miles de experiencias exitosas que demuestran que es posible y urgente avanzar en esta ruta hacia una alimentación y un ambiente más sanos para combatir los efectos de las crisis climática y sanitaria en curso”.

 

 

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