Ciencia abre posibilidad de preservar vaquita marina
A finales de 2021 se dio a conocer que la población de vaquitas marinas (Phocoena sinus) llegó al mínimo histórico de entre seis y siete especímenes, siendo así el mamífero marino en mayor peligro de extinción del mundo. Sin embargo, información alentadora para conservar esta especie llega en 2022, en este caso desde la comunidad científica.
Un estudio internacional e interinstitucional publicado en la revista Science, en el que participó un investigador posdoctorante de la Unidad de Genómica Avanzada (UGA-Langebio) del Cinvestav, desestima la hipótesis de la inminente extinción de la vaquita marina, como resultado de la endogamia (apareamiento entre individuos emparentados), y prevé una recuperación significativa de la especie en menos de 50 años, si se elimina la mortalidad incidental en redes agalleras en su hábitat natural, ubicado al norte del Golfo de California.
El interés del mercado negro de China continental y Honk Kong en la vejiga natatoria o buche de la totoaba (el órgano de flotación de los peces), un pez de gran tamaño amenazado, ha llevado a pescadores furtivos a extender en el llamado Mar de Cortés redes agalleras o de enmalle, donde no solo se captura la totoaba, sino otros especímenes, incluida la vaquita marina, llevando a esta especie al borde de la extinción.
De acuerdo con Sergio Fabián Nigenda Morales, partícipe de la investigación y posdoctorante del Cinvestav, al reducirse drásticamente la población de vaquitas marinas se pensaba que la especie estaba destinada a la extinción, pues su reproducción sería resultado de la endogamia, y con ello los nuevos individuos presentarían problemas congénitos capaces de llevar al declive de la especie.
Fue así como un grupo de expertos, entre los que figuran Robert Wayne, Phillip Morin y Lorenzo Rojas Bracho, de la Universidad de California Los Ángeles, la Oficina estadounidense de Administración Oceánica y Atmosférica y el Programa para el Desarrollo de las Naciones Unidas-Sinergia, respectivamente, decidieron secuenciar el ADN de 20 muestras de vaquitas marinas, representantes de tres generaciones distintas de esta especie.
Las muestras fueron recolectadas a lo largo de los últimos 30 años como parte de la recolección de tejidos de animales varados o muertos en redes agalleras. Con ese material realizaron una de las secuencias masivas más detalladas para cualquier especie en peligro de extinción, a fin de obtener información específica de la variabilidad genética de la vaquita marina, conocida como heterocigocidad.
“Confirmamos que la heterocigocidad de la vaquita marina es una de las más bajas en el reino animal; es decir, su genoma no es tan diverso. Con esa información nos planteamos si ese fenómeno se debía a una endogamia reciente, resultado de los pocos individuos en su población actual, o era una característica común de la especie, siendo esta última opción encontrada a partir de la evidencia genómica, al percatarnos que la reproducción entre parientes es histórica en estas marsopas”, mencionó Nigenda Morales.
Si bien en muchas especies una escasa variabilidad genética podría ser riesgosa, en el caso de la vaquita marina, los investigadores identificaron que a partir de un proceso de selección natural el organismo ha purgado a lo largo de su historia las variantes genéticas más dañinas (llamadas deletéreas) relacionadas a la presencia de enfermedades o defectos congénitos graves; de esa forma se entiende la sobrevivencia de la especie a lo largo de la historia y a pesar de tener una población reducida.
A partir de toda la información recabada, los investigadores decidieron procesar los datos, tanto ecológicos como genéticos en un programa simulador capaz de predeterminar la viabilidad de la especie en los próximos 50 años. Entre los escenarios simulados se consideró la remoción total de redes agalleras, en cuyo caso se tendría una recuperación de la especie con hasta 300 individuos para el año 2070; de lo contrario, con menor protección, la especie desparecería en pocos años.
A decir de Sergio Fabián Nigenda Morales, la vaquita marina es una especie que, aun frente al peligro al cual está expuesta en estos momentos, ha sido resiliente durante toda su existencia, y es el trabajo de la sociedad en su conjunto ofrecer las condiciones a fin de conservarla por muchos años más. “La especie se ha encargado de adaptarse y sobrevivir, ahora depende de nosotros como sociedad y gobierno hacer todo lo posible para que eso suceda”, concluyó el investigador posdoctorante del Cinvestav.