Internacionales

Momento crítico para la seguridad alimentaria mundial

Con motivo del Día Mundial de la Alimentación de 2022 en la sede de la FAO se llevó a cabo un evento bajo la consigna de “no dejar a nadie atrás”, en el contexto de un empeoramiento de la crisis mundial de la seguridad alimentaria y cifras récord de personas en riesgo de padecer graves niveles de hambre en África y Asia.

La edición de este año tiene lugar en un momento en el que la seguridad alimentaria mundial afronta amenazas procedentes de varias direcciones, al sumarse la escalada de los precios de los alimentos, la energía y los fertilizantes a factores tradicionales como la crisis climática y los conflictos prolongados. Entretanto, la pandemia de la enfermedad por coronavirus (Covid-19) continúa teniendo un efecto dominó, que pone de relieve lo interconectadas que están nuestras economías y nuestras vidas.

“Ante una inminente crisis alimentaria mundial, debemos aprovechar el poder de la solidaridad y el impulso colectivo para construir un futuro mejor en el que todos tengamos un acceso regular a suficientes alimentos nutritivos”, declaró QU Dongyu, director general de la FAO, en el discurso que pronunció durante la ceremonia en Roma.

Además de las 970 mil personas en riesgo de padecer hambruna en Afganistán, Etiopía, Somalia, Sudán del Sur y Yemen, el número de personas aquejadas de hambre en todo el mundo va en aumento (hasta 828 millones en 2021, según el último informe de la FAO El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo) y tres 100 millones de personas continúan no pueden permitirse aún una dieta saludable.

Como suele ocurrir, los más vulnerables son los más perjudicados, esto es, mujeres, jóvenes, pueblos indígenas y agricultores rurales. Ellos son con frecuencia quienes más problemas tienen para lograr el acceso a capacitación, financiación, innovación y tecnologías.

Antonio Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, señaló que el Día Mundial de la Alimentación de 2022 se celebra “en un momento difícil para la seguridad alimentaria mundial” e instó a las partes interesadas a actuar conjuntamente para pasar “de la desesperación a la esperanza y la acción”.

El Papa Francisco, en un mensaje leído en su nombre, pidió que no se perdiera de vista el hecho de que las personas “no son solo números, datos o un flujo de estadísticas interminables”.

“Este año, más que nunca, el Día Mundial de la Alimentación debería ser un llamamiento a intensificar las medidas para ayudar a los pequeños agricultores en las zonas rurales, que suministran alimentos a sus comunidades y países —en una crisis tras otra— a pesar de la desigualdad, la vulnerabilidad y la pobreza”, declaró Álvaro Lario, presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) de las Naciones Unidas.

“Lo que más me preocupa es lo que está por venir, esto es, una crisis de disponibilidad de alimentos, pues las repercusiones de los conflictos y el cambio climático amenazan con sabotear la producción de alimentos mundial en los próximos meses. El mundo debe abrir los ojos ante esta crisis alimentaria mundial sin precedentes y actuar ya para evitar que quede fuera de control”, señaló David Beasley, director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos.

Hambre en Haití alcanza niveles catastróficos

En tanto, Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA) alertaron este viernes que el hambre en Cité Soleil, un barrio urbano de Puerto Príncipe, en Haití, ha alcanzado niveles catastróficos, o el nivel más alto -5- en la Clasificación Integrada de las Fases de Seguridad Alimentaria (CIF).

Según el último análisis conducido por la CIF, una cifra récord de 4.7 millones de personas se encuentra actualmente en situación de hambre extrema, que incluye a 1.8 millones en fase de emergencia y, por primera vez en Haití, 19 mil individuos en un nivel catalogado como catastrófico.

Durante los últimos tres años, Cité Soleil ha experimentado un preocupante aumento de la inseguridad alimentaria. Esta insuficiencia afecta actualmente al 65% de su población, especialmente a la más pobre y vulnerable, y el 5% de sus habitantes precisa ayuda humanitaria urgente.

El desbocado aumento de la violencia por parte de grupos armados que se disputan el control del enclave provocó que sus residentes perdieran el acceso a su trabajo, a los mercados y a los servicios de salud y nutrición. Muchos de sus habitantes tuvieron que huir o esconderse en sus casas.

La seguridad alimentaria no solo afecta a ese barrio de la capital, sino que también se deterioró en las zonas rurales, con varias de ellas pasando del nivel de crisis -3- al de emergencia -4-.

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