Prevenir el trabajo infantil en Oaxaca: meta del programa Campos de Esperanza de World Vision México
Con el propósito de prevenir el trabajo infantil en las comunidades agrícolas de Acatlán de Pérez Figueroa y Soyaltepec, en Oaxaca y Zongolica y Tezonapa, en Veracruz se ha implementado el programa Campos de Esperanza de World Vision México, en conjunto con Sikanda y Fondo para la Paz, específicamente en los sectores de caña de azúcar y café, gracias al financiamiento otorgado por el Departamento de Trabajo de Estados Unidos (USDOL).
Esta iniciativa de cooperación internacional que opera desde 2016, es parte del enfoque integral que World Vision México ha promovido para prevenir el trabajo infantil, que incluye la colaboración con las comunidades, los trabajadores agrícolas, las familias, las escuelas y los sectores público y privado. Tiene además el propósito de mejorar las condiciones de trabajo y promover los derechos laborales de las y los jornaleros, cuyas buenas prácticas ya se han extendido a otros estados como Chihuahua, Sinaloa, Baja California y Jalisco.
Actualmente, de acuerdo a la ENTI 2019 (INEGI), Oaxaca ocupa el primer lugar en México con casos de trabajo infantil, con el 21.5% en comparación con la media nacional que es el 11.5%, situación que podría agravarse a causa de la pandemia por Covid-19, ya que, a nivel nacional 2.9 millones de estudiantes entre 3 y 29 años no se inscribieron en el ciclo escolar 2020-2021 por falta de recursos (ECOVID-ED 2020).
En palabras de Oscar Castillo, director de Campos de Esperanza: “Ante este retroceso se hace aún más necesario que podamos actuar en conjunto para erradicar el problema. Este 12 de junio se conmemora el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, nos da la oportunidad de enfatizar que únicamente podrá ser erradicado con la colaboración de todas y todos: instituciones públicas, sector privado, academia y sociedad civil”.
Entre las acciones que Campos de Esperanza ha implementado destacan la capacitación a funcionarios públicos, el establecimiento de lineamientos de reclutamiento responsable que incluyen manuales y guías que sirven de pautas para que cada sector defina políticas, códigos de conducta o planes de acción. Se han desarrollado capacitaciones a productoras y productores de ambos sectores y la sensibilización, pues existe una tendencia a normalizar y romantizar el trabajo infantil, por lo que han creado campañas de comunicación presenciales a nivel comunitario, a través de medios electrónicos, radiofónicos y de forma impresa para informar sobre los riesgos, causas y consecuencias.
Los logros sobresalientes incluyen:
•Más de 18 mil productoras y productores capacitados en seguridad y salud en el trabajo.
•Más de dos mil servidores públicos capacitados en prevención del trabajo infantil y derechos laborales.
•Más de mil 500 niñas y niños en riesgo de trabajo infantil, reciben servicios educativos.
•Más de dos mil 500 niñas, niños y adolescentes participaron en talleres de habilidades para la vida.
Oscar Castillo menciona que entre las buenas prácticas implementadas por el proyecto se destacan el establecimiento de Brigadas Covid en el sector azucarero, a través de las cuáles se han promovido acciones prevención de contagios por Covid-19 en los ingenios y campos azucareros. Siendo un ejemplo de la colaboración y compromiso entre industriales, organizaciones de productores, gobierno y el proyecto para prevenir el trabajo infantil y promover derechos laborales.
El programa Campos de Esperanza buscará abrir nuevas oportunidades de colaboración con el Gobierno, la Sociedad Civil, la academia y el sector privado para continuar la labor de prevención del trabajo infantil, el trabajo forzoso y mejorar las condiciones laborales de las y los trabajadores agrícolas, centrándose en las comunidades y familias más vulnerables, así como mujeres trabajadoras de campos agrícolas.