Recomienda Conacyt que importación de glifosato en 2023 disminuya 50% respecto a 2022
El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) recomienda que la cantidad máxima de glifosato importado que se autorice para el 2023 sea del 50% de lo aprobado este año.
Esto es 4 millones 131 mil 544 kilos de glifosato formulado y 307.75 kilos de glifosato técnico, detalló la directora general del organismo, María Elena Álvarez-Buylla Roces
En rueda de prensa, junto con funcionarios federales de las secretarías de Medido Ambiente, de Agricultura y de Bienestar, presentó los avances del decreto presidencial del 31 de diciembre de 2020, que tiene como meta al 2024, “prescindir de forma gradual del uso, adquisición, distribución, promoción e importación de glifosato y maíz transgénico”.
Álvarez-Buylla coincidió con el subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), Víctor Suárez Carrera, que la disminución gradual en la importación de glifosato no afectó la producción agrícola y que incluso en el maíz, donde el uso del herbicida representa 35% del total aplicado en el país, ha crecido la producción.
En un video-mensaje, la titular del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), María Luisa Albores González, remarcó que las solicitudes de autorizaciones que recibe la dependencia para la importación de glifosato técnico y formulado están por debajo de 50 por ciento de la cota establecida por Conacyt y disminuyeron de 2021 a 2022.
“Esto quiere decir que se cumplirá lo que marca el decreto de no importar más glifosato para 2024, sin que ello implique una baja en la producción de maíz, ya que hasta el momento no ha bajado con base en los números presentados”.
Existen 12 alternativas al glifosato
Álvarez-Buylla Roces destacó que ya existen doce alternativas agroecológicas para poder eliminar el uso de glifosato en el campo al 2024, de las cuales siete están en el mercado, sobre todo europeo, y cinco se están desarrollando en México
La científica resaltó que estas últimas tecnologías son de manufactura mexicana y se desarrollan en una alianza virtuosa entre universidades públicas y empresas, que tienen la capacidad de producir 500 mil litros al año sin los efectos perniciosos que causa el glifosato. Puntualizó que igual se identificaron siete herbicidas disponibles a nivel mundial, de los cuales cuatro pueden adquirirse en el mercado nacional.
Subrayó que, a casi dos años de la publicación del decreto presidencial, se ha acumulado evidencia sólida y suficiente que demuestra que es una falacia que el maíz transgénico y su paquete tecnológico aumenten la producción de alimentos y beneficien a las y los productores o consumidores.
En su oportunidad, Víctor Suárez criticó la “infodemia” que difunde la industria de agroquímicos y el Consejo Nacional Agropecuario (CNA) al señalar que la eliminación del glifosato propiciaría una catástrofe en la producción agroalimentaria, reducirá la superficie de siembra y se afectaría la actividad económica de las y los productores.
Reiteró que, por el contrario,
se observa que con la reducción de importaciones de glifosato, la producción agroalimentaria tiende a crecer, y lo mismo ocurre en el caso específico de la producción de maíz, cultivo número uno de aplicación de ese herbicida en México y el mundo.
OMS obsoleta en información sobre herbicidas: Gatell
Por su parte, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López Gatell-Ramírez, señaló que los grandes intereses económicos evocan a la Organización Mundial de Salud (OMS) para sostener que el glifosato no es cancerígeno; sin embargo, este organismo internacional acumula un rezago de 12 años en cuanto a información científica sobre pesticidas; “es decir, que cuenta con una lista obsoleta sobre herbicidas”.
Existe evidencia científica de que el glifosato causa cáncer, sobrepeso, daño hepático y renal; alteración del sistema endocrino y de la regulación metabólica, aseguró.
López Gatell-Ramírez apuntó que en la industria de alimentos chatarra aplica la misma infodemia que las tabacaleras, sustentada en declaraciones de pseudo académicos e institutos, para señalar falsamente que el herbicida no causa daños a la salud.
Recordó que
el glifosato se inventó a principios de los años 60 para destruir el medio ambiente y la naturaleza de Vietnam; después se comprobó que podía utilizarse para limpiar las cañerías.
Años más tarde, empresas como Monsanto lo patentaron para la producción de alimentos a gran escala, a pesar de que causan graves daños a la salud y el medio ambiente; además, permanece activo hasta 40 días y se encuentra en mantos acuíferos, lluvias, tejido animal y vegetal.
El secretario ejecutivo de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem), Alejandro Espinosa Calderón, recalcó la importancia de los maíces nativos como alimento básico y fundamental del pueblo mexicano, señalando las diferencias nutricionales de las tortillas elaboradas a partir de la nixtamalización con maíces nativos versus las tortillas elaboradas con harinas que emplean maíces híbridos y de origen transgénico, contaminadas con el herbicida glifosato.
Destacó que existen evidencias científicas sobre la presencia de transgenes y glifosato en diversos alimentos hechos a base de ingredientes industrializados que se obtienen del maíz. En particular, 90.4% de las tortillas analizadas, provenientes de tortillerías de la Ciudad de México, presentaron secuencias transgénicas y 30% de estas muestras tuvieron residuos de glifosato.
Por ello, sostuvo que las tortillas elaboradas con maíz nativo tienen beneficios como: un mayor contenido de proteínas, fibras y ácidos grasos de cadena intermedia, además de antioxidantes como las antocianinas, en especial las variedades de color azul, rojo y morado; lo cual muestra que los maíces nativos contienen ventajas para la dieta del pueblo mexicano, a diferencia de los maíces transgénicos.