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Sugieren evaluar uso de bioinsumos para evitar posible riesgo medioambiental y a la salud pública

Ante el aumento de hasta 300 por ciento en el costo costo de fertilizantes, algunos productores del país expresan, incluso, que dejarán de producir, por lo que el uso de bioinsumos es una alternativa que ya se emplea para mejorar procesos agrícolas y reducir costos de producción; sin embargo, se requieren evaluaciones para evitar que su empleo pueda representar un riesgo para el medio ambiente y la salud pública.

De acuerdo con una evaluación de mil 500 bionsumos, 79 por ciento resultaron inocuos y sólo cuatro presentan parámetros mayores a lo permisible por la norma, pero se puede mejorar los procesos para que no representen potencial o sean vehículo para estos patógenos, aseguró la investigadora del Centro Nacional de Recursos Genéticos del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), quien participa en la Estrategia de Acompañamiento Técnico (EAT) de Producción para el Bienestar, Lorena Jacqueline Gómez Godínez.

En la conferencia Producir para comer: Elaboración de bioinsumos en el marco del Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC) y la Campaña Permanente de Producción para el Autoconsumo, la biotecnóloga expuso que ante la importacia de bioinsumos para la agricultura es necesaria una evaluación para que no representen un peligro para el medio ambiente y la salud pública, por la supervivencia de algunos patógenos, ya que los estiércoles –utilizados en la elaboración de bioinsumos— tienen una “carga microbiana pesada”, incluso llegamos a tener algunos patógenos, Escherichia coli o salmonella, entre otros.

Destacó que los bioinsumos se producen en 34 regiones del Programa para el Bienestar del gobierno federal, donde buscamos alternativas que permitan cambiar o modificar la utilización de químicos por estrategias más amigable con el medio ambiente, donde está la producción de composta, vermicomposta, bocashi o lixiviados.

La doctora presentó datos sobre los efectos de bioinsumos en cultivos de interés agrícola, donde destaca la mejora rendimientos de grano, el aumento de biomasa y de materia seca. Resaltó que se han identificado microorganismos benéficos para la agricultura, entre ellos, 192 aislados fijadores de nitrógeno; 66, solubilizadores de fósforo; 130, solubilizadores de potasio; 300, productores de siderósforos.

En la conferencia, organizada por la Subsecretarío de Autosuficiencia Alimentaria de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) se presentaron experiencias de procesos agroecológicos de productores participantes en la EAT del programa Producción para el Bienestar, en los estados de Chiapas, Oaxaca, Jalisco, Estado de México, Veracruz, Puebla y San Luis Potosí que, se dijo, tiene el objetivo de “fortalecer la producción de alimentos básicos y enfrentar la emergencia global por encarecimiento de fertilizantes químicos y alimentos”.

Durante la presentación de experiencias locales de productores que están haciendo uso de bioinsumos en el país, el subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria de la Sader, Víctor Suárez Carrera, apuntó que ante la carestía y escasez de fertilizantes –que se han encarecido más del doble desde el año pasado o ni siquiera hay existencia en el mercado—, los productores de pequeña, mediana y gran escala tienen una opción importante en los bioinsumos, muchos de los cuales pueden elaborarse con materiales disponibles en sus propias localidades: estiércol, paja de maíz, rocas y microorganismos, entre otros.

Este es el momento de avanzar con la transición agroecológica y estas innovaciones tecnológicas están a disposición de todos y estamos viendo como la ciencia se esta “encarnando” en los campesinos o productores, quienes tienen el control del conocimiento y los instrumentos técnicos y científicos. También anunció que están en marcha cursos regionales y locales de capacitación para elaboración de bioinsumos.

José Atahualpa Estrada, integrante de la EAT, informó que en las 34 regiones donde opera la EAT, se elaboran en el año actual 2021-2022 un total de 3.6 millones de litros de bioinsumos líquidos y se tiene una meta para el 2022-2023 de 16.2 millones. De bioinsumos sólidos, añadió, la producción es de 18 mil toneladas y se prevé alcanzar 25 mil el siguiente año.

Indicó que desde Sinaloa hasta la península de Yucatán, los resultados de la elaboración y uso de bioinsumos son positivos. En rendimientos se observa un mantenimiento o incremento de niveles en granos, caña y café, respecto de la producción con químicos. En costos de producción hay una reducción de costos por hectárea, detalló.

Hay productores que realizan la transición agroecológica de forma paulatina y, por lo tanto, registran una reducción en las inversiones destinadas a compra de agroquímicos, refirió Estrada Aguilar.

Los campesinos elaboran y utilizan microorganismos de montaña, compostas, lombricompostas, lixiviados, caldo ceniza, caldo bordelés, biol, bocashi, biol de bambú, biol de frutas, extracto de neem,  trampas para plagas, caldo sulfocálcico, agua de vidrio, solución Steiner y otros bioinsumos, comentó.

Experiencias con bioinsumos en diferentes partes del país

Una experiencias que se presentó fue la de la Biofábrica, ubicada en Motozintla, Chiapas, donde se trabaja con 18 microrganismos específicos y tiene capacidad de 180 litros por cada microorganismo, que pueden cubrir dos aplicaciones por ciclo en 225 hectáreas, dado que empezó hace un año.

El productor de café en Tapachula, chiapas, Conrado Alfonso Trujillo, manifestó que en su parcelas el producto químico daño la tierra y en lugar de producir más ahora se produjo menos y se dejo de utilizar, porque ya no alcanza para comprarlo. Un bulto de urea –agregó– cuesta mil 500 pesos; mientras que un litro de biofertilizantes, entre 30 y 35 pesos.

Con el uso de bioinsumos, expuso, los resultados esperados son incrementar la microbiología del suelo, acelerar los procesos descomposición de materia orgánica, regular incidencia de plagas, mejorar nutrición del suelo y los parámetros físicos del suelo, incrementar porcentaje de materia orgánica en el suelo, reducir costos de produccion y aumentar producción.

Conrado Alfonso manifestó que los productores desconocían lo que era fertilizante bioorgánico o natural. “Nos quitaron la venda de los ojos” y “vamos a regresarle a la tierra lo que se le ha quitado”.

En su oportunidad, el productor Danilo Romero Floreán, de Oaxaca habló de la pila de lixiviados que tiene en la Escuela de Campo de la EAT en su región, la cual inició con el uso de dos toneladas de estiércol y la producción de dos mil litros de lixiviados, y pronto pasó a 30 toneladas de estiércol con 22 mil 500 litros de lixiviado por semana y quiere incrementarlo.

El rendimiento en maíz aumentó de 5 a 6.45 toneladas por hectárea, “lo que quiere decir que es rentable”, Explicó que sembraron maíz mejorado (H377) adaptable a su región, ya que el criollo es rentable pero en las condiciones que vivimos nos pega el aire y el “cuello” de la planta se cae con la lluvia.

Junto con su técnico, indicó que producir bioinsumos cuesta 1 peso por litro y en todo el proceso hasta aplicarlo queda en 10 pesos por litro, “lo que abarata costos de producción” y esto demuestra que

 los bioinsumos sí sirven, pero hay que tener un control de calidad”.

El productor Jorge Ornelas señaló que en la Región 28, en Poncitlán, Jalisco realizan una producción campesina de biomoléculas, que se convierte en lixiviado tipo “vacuna”, lo cual es la alternativa que tienen al uso de fertilizantes de síntesis química, que en la zona se usaba al 100 por ciento.

Comentó que en el ciclo de producción primavera/verano 2021 registró un rendimiento de 18 toneladas en su predio de tres cuartos de hectárea, gracias a un uso intensivo lixiviado tipo vacuna. Ello, añadió, fue superior a las 12 toneladas que obtuvo el año anterior con ese insumo pero en menor cantidad. Precisó que invirtió 14 mil 600 pesos, su producción logró venderla en 811.11 pesos por tonelada, lo que le dejó una utilidad de 53 mil 400 pesos.

Con ello, afirmó, “se demostró que es posible producir sin el uso de fertilizantes químicos; se disminuyen costos y aumentan ganancias; se produce igual o incluso un poco más con agroecológicos, comparado con agroquímicos; se mejora el suelo con recursos locales y baja inversión económica; toda la familia puede participar en el proceso productivo sin peligro de envenenamiento o contaminación por pesticidas”

Control de plagas sustentable

El investigadordel INIFAP,  titular del Campo Experimental de Uruapan, Michoacán, Fernando Bahena Juárez, destacó que en el país se usan entre 140 y 200 plaguicidas que están  catalogados como altamente peligrosos, por lo que han sido prohibidos en varios países, pero en México algunos todavía se utilizan en forma masiva.

En su exposición dijo que que durante año se pensó que los químicos era la única alternativa posible y esto llevó a una situación realmente insostenible. Por ello, planteó que con el manejo agroecológico se busca reestablecer los desequilibrios generados por nosotros mismos y no sólo es matar insectos que catalogamos como plaga, sino debe haber una visión holística y no pensar que vamos a erradicarlos, sino bajar nivel alto de población que tienen algunos y que afectan al productor.

Consideró que la clave es revertir el predominio del monocultivo y reducir uso de químicos dado que el policultivo aumenta la población de insectos benéficos.

Hizo hincapié  existen extractos vegetales comerciales autorizados por Cofepris para el combate de plagas, además está el uso de bioracionales, productos minerales, cebos, jabones, caldos, cenizas o bioinsumos a base de hongos, virus, bacterias y el uso de feromonas sexuales.

 

 

 

 

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