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Baja rendimiento de frijol en Atenco 60%, por clima errático  

Atenco, Estado de México.- En estas tierras agrícolas “condenadas a desaparecer”, ante el crecimiento de la urbanización y el alto valor económico que arroja para las inmobiliarias dada su ubicación estratégica en el centro del país, Ulises, agricultor y agronómo de profesión, expresa que esta año la mitad de las parcelas no tienen producción por problemas de índole climático: el temporal fue errático en tiempo y forma, hubo granizo o eventos de lluvias muy fuertes, con los cuales el agua se escurre pero no se infiltra a las áreas de cultivo.

En términos reales, apunta, las estimaciones de rendimiento son a la baja en relación con el año pasado, cuando fue arriba de una tonelada, y será apenas de 400 kilos, 60% menor. La media nacional es de 600 kilos, que este período igual se estima aún menor porque muchas superficies del cultivo en otras entidades productoras no se establecieron.

Durante un recorrido de imagenagropecuaria.com por estas tierras de sembradío, Ulises Pacheco Sánchez comenta que en los últimos años los cultivos agrícolas han ido a la baja –subsisten de mil 200 a mil 400 hectáreas– y en el caso del frijol este año en términos de superfice fue bueno, porque de 40 hectáreas que se sembraron en 2022, subió a casi 70 hectáreas; sin embargo, “muchas están siniestradas por el problema de cambio climático”.

Por la baja producción de frijol que se obtuvo en el país, los precios están al alza, aunque matiza el agrónomo, “esto será temporal porque cuando los grandes productores del país estén estableciendo su cultivo, van a aumentar las superficies y eso va directamente a disminuir los precios y, por otro lado, no sabemos cómo actúe el gobierno y cuánto grano permitirá importar”.

El precio en las últimas dos semanas –puntualiza– se incrementó en 20%, pero ya se verá al momento de comercializar la cosecha.

 Ventajas frente a otros cultivos

Foto: ERNESTO PEREA

Pese a este panorama, el frijol presenta ventajas para los agricultores –destaca Ulises– en cuanto a costo ecológico y económico, hablamos de cierta rusticidad, la cantidad de agua es muy baja, con una tercera o cuarta parte de lo que se utiliza en maíz tiene una cosecha en frijol con el mismo valor de cambio. Igual los jornales para regar fertilizar y fumigar son menores. La inversión es menos de la mitad que para maíz.

El doctor Ramón Garza García, experto en el cultivo, precisa que el frijol en la región en condiciones de temporal requiere de dos riegos, en cambio el maíz de cuatro, es decir, el doble de riego, porque su ciclo de desarrollo es más largo y la planta demanda más agua que la del frijol.

En zonas de riego de Sinaloa se está pensando en cambiar frijol por maíz, por la cantidad de agua que está requiriendo, y los costos reducen la inversión en el cultivo.

Respecto al precio, el experto anota que el del frijol siempre es mayor que el de maíz, “anda arriba de 20 pesos”, por lo que al ser un alimento básico tenemos la seguridad que se va a consumir en los hogares del país, por lo que el precio sí es un determinante para la intención siembra y el agua también.

Lo que hay que buscar es que el productor tenga acceso directo a un mercado, porque eso le asegura una tasa de retorno de su inversión, porque el precio será mejor que si lo hace a través de un intermediario”.

Ramón Garza, quien como investigador del INIFAP ha venido desarrollando variedades de frijol para diversas condiciones de Valles Altos, explica que se tienen algunas precoces de 100 días y otras intermediarias de 115  a 120 días. Esto brinda un margen más amplio que el maíz que debe sembrarse entre marzo y abril para poder terminar su ciclo completo de desarrollo y evitar heladas durante los meses de octubre a noviembre.

Foto: ERNESTO PEREA

En las parcelas de Atenco la variedad Mayomex se sembró el 2 de agosto, fecha no recomendada, “pero con riego de auxilio se saco adelante”. El temporal este año fue muy errático y corto, los lotes de frijol requirieron un riego suplementario y los rendimientos serán bajos, destaca el experto.

Puntualiza que el rendimiento nacional histórico en condiciones normales de temporal es de 650 kilos, aunque este año será menor; en Atenco llegan a tenerse 1.5 a 1.8 toneladas por hectárea, “es muy alto y muy bueno con las variedades que ha aportado el INIFAP en el tiempo”.

De 2018 a 2023 los productores han ido adoptando variedades de bayos, flores de mayo, opacos o negros brillantes. De una a dos hectáreas que había en Atenco y San Francisco Acuexcomac ahora se tienen más de 70, agrega Ramón Garza.

Lo que falta

Investigadores del INIFAP y productores establecen parcelas demostrativas, donde se siembran las nuevas variedades desarrolladas en la institución, se difunden prácticas en torno a fechas de siembra, densidad de siembra, manejo y también se habla de tecnologías para la siembra y del valor nutricional que tiene el frijol.

El potencial productivo –señala Ramón Garza– es muy amplio, no crece más la superficie porque la gente esta más acostumbrada a sembrar maiz. Pero los agricultores están valorando los días de campos que se han realizado, los genótipos que se muestran y al ver resultados entre ellos mismos van recomendado las variedades. Algunos ya hacen rotación de cultivos y hay una penetración de la información que se genera y se da un proceso de retroalimentación.

Ulises Pacheco anota que la gente requiere reapropiarse de sus capacidades productivas, organizarse, y buscar en mercados locales y regionales la posibilidad de dar valor agregado a lo que producimos, considerando sanidad, calidad, frescura y diversidad.

Otro tema a considera es el contar con la garantía de tener acceso al agua, este año tuvimos un auxilio de riego y si podemos gestionar, de manera local y regional, que los responsables del agua la entreguen para que podamos sembrar puede funcionar, anota el productor.

El cultivo de frijol en la zona es para el comercio local, las comunidades se alimentan de éste en varios sentidos, al generarse empleos para diferentes procesos, siembra, cosecha, transporte y comercialización, lo cual sustenta la economía de los lugareños.

Con un dejo de tristeza, Ulises expresa que “estas tierras están como condenadas a desaparecer. Las proyecciones a futuro son bastante malas, en términos de  la megalópolis, Puebla, Tlaxcala Hidalgo, Querétaro, la Ciudad de México y el Estado de México, todos tienen la presión de la mancha urbana; esta el alto valor inmobiliario versus la vida que sustenta la alimentación, la agricultura, la ganadería. “Definitivamente es un problema fuerte porque no hay opciones que sean rentables económicamente y sustentables, ese es el tema real”, lamenta.

No obstante, matiza,

“hay una incertidumbre en cuestión de clima y precios, pero una garantía en que localmente sí hay que comer”.

 

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ERNESTO PEREA

Periodista especializado en temas agropecuarios y agroalimentarios. Premio Nacional de Periodismo y Divulgación Científica, otorgado por el CONACYT. En la actualidad director del portal web www.imagenagropecuaria.com Autor del libro Voces y vivencias del movimiento orgánico Ha colaborado con las revistas editadas por el Grupo Expansión. Ha sido consultor de la FAO. Brinda servicios de comunicación, información, análisis y consultoría para diversas empresas e instituciones. Correo electrónico: editor@imagenagropecuaria.com

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