Estudian trabajo de células de la piel en control del dengue
En 2022 se reportaron 12 mil 671 casos confirmados de dengue, en comparación con los seis mil 746 registrados el año anterior lo que supone que la enfermedad continúa siendo un problema de salud en México, de acuerdo con la Dirección de Vigilancia Epidemiológica de Enfermedades Transmisibles de la Secretaría de Salud de México.
La infección por el virus del dengue es transmitida mediante mosquitos hembra Aedes aegypti o Aedes albopictus a través de picaduras en la piel, donde muchas células dérmicas y epidérmicas son potencialmente susceptibles a la infección. Este virus que tiene cuatro serotipos, (DENV-2 el más común asociado con casos graves), provoca un amplio espectro de formas clínicas, que van desde una enfermedad asintomática hasta síntomas graves capaces de conducir incluso a la muerte, cuando no se trata debidamente.
Ante este panorama, y desde hace varios años, un grupo de investigación del Departamento de Biomedicina Molecular del Cinvestav, estudia la relación parásito-huésped y las distintas células de la piel, para comprender la inmunidad innata hacia el virus DEN y su contribución en el control o la promoción de la enfermedad.
“Cuando nosotros comenzamos a trabajar con la piel, aunque estaba perfectamente establecida su importancia en la inmunidad, se conocía poco del papel de sus diversas poblaciones celulares en las infecciones transmitidas por vectores”, comentó Leticia Cedillo Barrón, investigadora de ese Departamento.
La piel representa un portal de entrada de diversos patógenos, ya que el virus ingresa al huésped a través de la picadura del mosquito infectado, es introducido en la dermis y ahí existe una gran variedad de estirpes celulares que expresan los receptores necesarios para ser blanco del virus DEN.
La mayoría de las células en el sitio de la picadura establecen un microambiente antiviral para controlar la replicación del virus. Eso llamó la atención del grupo de investigación encabezado por Cedillo Barrón, que ha documentado a las células dendríticas (vínculo principal entre la respuesta inmunitaria innata y la adaptativa), queratinocitos (productores de queratina) y fibroblastos (elabora y segrega colágeno), todos ellos, parte de la piel, como permisivas a la infección por el virus dengue.
Al tratar de entender la interacción que hay entre los fibroblastos dérmicos y las células dendríticas durante la infección por el virus del dengue para comprender cómo se modifica el microambiente de la piel a través de diferentes mediadores de la inmunidad innata y su función durante la infección temprana por dengue, encontraron que las células dendríticas promueven un estado antiviral sobre los fibroblastos, al aumentar la producción de interferón tipo I (molécula con función antiviral).
Esto sugiere que la activación de la respuesta inmunitaria adaptativa está influenciada por la intercomunicación de las células residentes de la piel y la intensidad de las respuestas inmunitarias innatas establecidas en el microambiente de la piel infectada.
En un artículo publicado en la revista Frontiers in Immunology, el grupo del Departamento de Biomedicina Molecular explica el proceso llevado a cabo para entender el papel que juegan los fibroblastos en las primeras etapas de la infección.
La investigación buscó demostrar mediante el estudio de cultivos primarios obtenidos de biopsias de la piel, provenientes de individuos sanos, cuál es la contribución de estas células que están en la dermis, durante la infección por el virus.
De esa manera, el grupo de investigación identificó que cada huésped se comporta de manera diferente ante el virus. Por lo que sugieren que formas graves del dengue podrían ser influenciadas desde etapas muy tempranas y que no todas están asociadas con infecciones secundarias por serotipos heterólogos, es decir hay otros factores que participan en el microambiente.
“Es importante señalar que el virus del dengue se encuentra de manera permanente en todas las áreas tropicales y subtropicales de México y de muchas partes del mundo; es un virus tan común y grave, que incluso hay grandes pérdidas económicas por la frecuencia del número de infectados que se dan cada año”, concluyó Cedillo Barrón.