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México importa 99% de semilla para producir flor de cempasúchil en maceta

El potencial es “enorme” para desarrollar variedades nacionales disponibles para el mercado

Por estos días las parcelas e invernaderos de Xochimilco se tapizan del intenso color amarillo-naranja de la flor de cempasúchil, una especie endémica de México conocida desde la época prehispánica y típica en la celebración del Día de muertos, que por su demanda ha sido mejorada genéticamente por empresas internacionales y hoy nuestro país importa 99% de la semilla para producir en maceta, principalmente de Estados Unidos. La falta de conocimiento, de apoyo institucional para hacer mejoramiento genético, registrar y comercializar nuevas tecnologías propicia que no se cuente con variedades comerciales mexicanas.

La semilla que se siembra en la zona, “no es china como lo decían hace varios años, la semilla es tratada… y todos los que sembramos cempsúchil la importamos de Estados Unidos”, asegura Hugo Ramírez Jiménez, productor de esta flor en Ejidos del Puente de Urrutia, San Gregorio Atlapulco, pueblo originario de la alcaldía Xochimilco, cuyo nombre náhuatl significa: “donde el agua revolotea” o “las tierras del barro”.

En entrevista con imagenagropecuaria.com, el floricultor señala que la semilla la podemos obtener de la misma flor –nos muestra como se saca de entre los pétalos– y producir nosotros, pero necesita cierto tratamiento, “y al obtener esta semilla ya no tenemos las mejoras que vienen de ella. Si se da el cempasúchil pero la flor sale más chiquita, sale más dispareja; sirve para una ocasión”.

Hugo Ramírez, quien produce para esta temporada 25 mil macetas de cempasúchil, considera que “México tiene posibilidades de desarrollar semillas, pero desafortunadamente no se ha enfocado en esto, tanto nosotros como productores como también un poco de apoyo o laboratorios, por parte del gobierno, para hacer nuestra semilla mexicana. Aparte por las patentes, que las tiene Estados Unidos para hacernos un poco complicado, porque tendrías que ver lo de marcas y otro tipo de situaciones”.

Por ejemplo, agrega,

el clemolito es mexicano, lo podemos hacer aquí, no necesitamos comprarlo, es mas resistente y así poder nosotros mismos autoabastecernos”.

Durante un recorrido por esta zona chinampera que luce sobre sus tierras las flores coloridas de cempasúchil también platicamos con Rodolfo Telésforo, quien abandera la tercera generación de floricultores y produce 150 mil macetas en hectárea y media de Viveros Rocco.

La mayoría de los productores de la zona sigue importando semilla, la genética de Estados Unidos, “vienen modificadas para hacerlas más resistentes”, pero dice con orgullo: “en Puente de Urrutia, en San Gregorio, desde hace cinco años ya no compramos semilla, tenemos nuestros propios semilleros”.

Platica que aprendieron cómo obtener la semilla y hacer mejoramiento genético. Por ejemplo, obtuvieron flores más grandes que “ya son 100% mexicanas. Hicimos un híbrido del clemolito y de Marvel Marigold”, la cual se podría registrar, “pero no hemos sabido cómo poder hacerlo, ya que desconocemos términos legales y eso”.

Los floricultores -asevera– siguen importando semilla, “debido al proceso que se da y a la falta de conocimiento es que no han podido hacerlo, por lo que se les hace más fácil importarla y sembrarla”.

El presidente del Consejo Mexicano de la Flor (CMF), Federico Martínez, expone que para la producción de flor de cempasúchil en maceta se importa 99% de la semilla, “como son híbridos, poca gente colecta semilla para el siguiente año. No hay variedades comerciales mexicanas. Como son híbridos (F1), el resultado de la semilla colectada nos será igual a la semilla original. Algunos productores están enraizando (clonando) esquejes de variedades de semilla, pero no sale más barato que comprar la semilla”.

Rodolfo Telésforo considera que la visita a esta zona productora del secretario de Agricultura, Víctor Villalobos, “es importante para poner ese énfasis de registrarla y podamos tenerla aquí todos, ya que tenemos la disponibilidad para vender la flor a quien quiera venir a nuestro invernadero y comprarla”.

Platica que su parcela viven dos familias, “el cempasúchil es una planta muy noble y es muy rentable”. Los floricultores formaron una sociedad cooperativa y compraron máquinas de inyección procedentes de China para hacer sus propias macetas, que hoy ya están registradas con su marca. Con esto, a partir de este año, tuvieron un ahorro de 140% en el costo de la maceta. La ganancia incremento 50% más, que compensó el alza de precios de otros insumos.

Dado que cada temporada tiene más demanda de flor de cempasúchil, este productor afirma que en su parcela cada año incrementa 15% su producción, que vende en su totalidad durante esta temporada. El próximo año estima producir, al menos, 200 mil plantas.

Cambian variedades criollas por variedades mejoradas

La producción nacional de cempasúchil en maceta permanece estable desde hace tres años con una producción de unas 15 millones de unidades en sus diferentes variedades y presentaciones. Sin embargo, después que 2021 fue un año muy bueno porque todo se vendió, la venta en 2022 bajó en forma significativa. “Estimo que se quedó sin vender entre el 15 y 20% de la producción, probablemente por la baja de defunciones luego de la pandemia y por la pérdida del poder adquisitivo derivado de la alta inflación”, indica a imagenagropecuaria.com Federico Martínez.

Para el presente año los productores no bajaron su producción, “con la esperanza de venderlo todo”, además hay más surtido de variedades disponibles para los productores, “lo cual siempre es muy bueno”. La derrama económica para la temporada se estima en alrededor de 300 millones de pesos, precisa el presidente del CMF.

Respecto a la producción de flor de corte no hay datos confiables. Hay muchas zonas de producción muy dispersas y pequeñas, además de las grandes zonas como Puebla.

 En este rubro, también es notorio que cada vez más los productores están dejando las variedades criollas y aumentando el uso de variedades mejoradas. Esto es debido a que con las variedades criollas se obtiene un alto porcentaje de flores macho (sencillas), mientras que con las mejoradas casi el 100% son flores rellenas”.

En México, añade Federico Martínez, se han desarrollado variedades recientemente, “desafortunadamente, no están comercialmente disponibles para los productores, por lo que no sabemos si funcionan en el mercado. Pero hay desarrollo de variedades comercialmente disponibles en Tahilandia, Holanda, Estados Unidos o Dinamarca”.

Foto: ERNESTO PEREA

Por ejemplo, el doctor Miguel Serrato de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh) desarrolló una treintena de variedades de cempasúchil, ya registradas en el Catálogo Nacional de Variedades Vegetales (CNVV), como tagetes erecta: Acuexcomac, Alto, Chapingo, Coatlinchan, Coyutepec, Hidalgo, Huejutla, Josefina, Ofelia, Teotihuacan, Tepoztlan, Toluca, Tzapinco; tagetes patula: Alma, Angel, Atlautla, Ecatzingo, Gabriel, Tlalamac, Tequexquinahuac, Jerónimo, Lucía, Milagros, Sofia, Tecuanulco; tagetes lunulata: Ayutla, Itarichen, Itarichen, Tepozteco y tagetes tenuifolia: Tepeaca

Al respecto, Federico Martínez anota que “el objetivo principal en el desarrollo de estas variedades ha sido académico. Si alguna de ellas tiene potencial comercial, la UACh tiene que desarrollar un esquema de licenciamiento, que hoy no tiene, para permitir que la iniciativa privada pueda desarrollar la parte comercial”.

El pasado 17 de octubre al inaugurar la Romería Flor de Cempasúchil 2023, en El Palacio de la Flor de la alcaldía Xochimilco, Villalobos Arámbula, resaltó que a nivel nacional se conformó la Red de Cempasúchil, que forma parte del Subcomité de Recursos Genéticos Agrícolas de la Sader, para aprovechar y protege las variedades y su calidad, así como difundir el conocimiento de esta especie.

Enfatizó que, junto con los productores, se trabaja para mantener la conservación de las especies de cempasúchil mexicano y para fortalecer la investigación en mejoramiento genético para el desarrollo de nuevas variedades para la floricultura y la agroindustria, además de incentivar su uso en la alimentación humana, por ejemplo en la industria avícola, resaltar sus atributos funcionales para la salud.

Flor de Xochimilco para el norte y el sur

Los floricultores de Xochimilco abastecen en el ámbito local a mercados como el Palacio de la Flor, Madre Selva y otros revendedores, a quienes les proporcionan un mejor precio y puedan ellos tener una ganancia.  Otros compradores son de Chiapas, Oaxaca, Guadalajara, Monterrey, Hidalgo, Estado de México, Chihuahua y Ciudad Juárez. Viveros Rocco aún no tiene los permisos para enviar a Estados Unidos, pero hay empresas que comercializan fuera del país, ya que cumplen con todos los requerimientos.

Hugo Ramírez, quien ha ido manteniendo esta tradición –“lo traemos desde bisabuelos, abuelos, papás y ahora nosotros como cuarta generación”–, comenta que hay pequeños y medianos productores que producen de 5 mil a 10 mil plantas y que surten a la Central de abasto de la Ciudad de México, el Mercado de Jamaica, Viveros de Coyoacán, diversos mercados de Xochimilco y clientes foráneos.

Observa que el mercado se ha mantenido estable y los clientes adquieren toda la capacidad de flores que ofertan, aunque en temporadas hay alguna merma de 5 a 10% debido a las condiciones climáticas, heladas o granizadas, dado que él produce una parte bajo invernadero y otra al exterior. Este año el clima los dejó cultivar en su totalidad y las ventas van bien y avanzando conforme se acerca Día de Muertos.

La utilidad que obtiene –puntualiza Hugo Ramírez– varía entre 25 y 30%, lo cual depende de las formas de cultivo, la experiencia, la gente con que se cuente y el precio de los insumos, que a partir de la pandemia aumentaron entre 150% y 200 %, el fertilizante y otros productos.

Para poder tener una oferta para Día de Muertos los productores invierten de siete a ocho semanas en sus plantas para obtener un tamaño comercial. Desde los días 25 de octubre se vende la flor, pero la demanda se va hasta el 1 o 2 de noviembre. El precio unitario para un consumidor final en parcela este año es de 20 pesos por maceta, pero disminuye conforme el volumen, ya sean 10 o 20 mil macetas.

El potencial que tiene México para tener más flores de cempasúchil propias es “enorme”, subraya Federico Martínez, quien agrega que esto aplica para gran cantidad de especies nativas: dalia, nochebuena, orquídeas, cactáceas, crasuláceas, bromelias, palmas, tigridias y otras. Hay trabajos en diversas instituciones con varias especies, que se empezaron a homologar y coordinar con el Sinarefi (Sistema Nacional de Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura).

Sin embargo, remarca, “desde el gobierno de Peña le quitaron recursos (a ese organismo) y este gobierno no se diga. Falta vinculación entre la iniciativa privada y los institutos de investigación para que se desarrollen variedades comerciales, con el correspondiente pago de regalías a las instituciones. Pero falta visión”.

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ERNESTO PEREA

Periodista especializado en temas agropecuarios y agroalimentarios. Premio Nacional de Periodismo y Divulgación Científica, otorgado por el CONACYT. En la actualidad director del portal web www.imagenagropecuaria.com Autor del libro Voces y vivencias del movimiento orgánico Ha colaborado con las revistas editadas por el Grupo Expansión. Ha sido consultor de la FAO. Brinda servicios de comunicación, información, análisis y consultoría para diversas empresas e instituciones. Correo electrónico: editor@imagenagropecuaria.com

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