Necesario aprovechar el potencial de la bioeconomía amazónica
Una bioeconomía sostenible es la clave para muchos de los desafíos a los que nos enfrentamos hoy en día, incluyendo la erradicación de la pobreza, la desigualdad, el hambre, la malnutrición, abordar los efectos de la crisis climática, la pérdida de biodiversidad y la degradación de los ecosistemas, pero necesitamos un liderazgo fuerte y políticas efectivas para aprovechar esta oportunidad, aseguró el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), QU Dongyu.
En el caso del Amazonas, sus ecosistemas únicos desempeñan un papel fundamental a la hora de garantizar el acceso al agua, la energía, la seguridad alimentaria y una alimentación saludable para sus habitantes y el planeta, además de otros beneficios para el clima y la naturaleza, afirmó el director general al tiempo que expresó su inquietud por las numerosas amenazas que se ciernen sobre estos preciosos recursos. En estos momentos, la Amazonía se está viendo afectada por el fenómeno de El Niño y el cambio climático inducido por la acción humana. La sequía sin precedentes ha provocado que se sequen los ríos, lo que está afectando en gran medida a los ecosistemas y a las vidas y los medios de subsistencia de cientos de miles de personas.
Además, la rápida expansión de la agricultura y las industrias extractivas, el desarrollo de infraestructuras, el cambio en el uso del suelo y la urbanización también están agotando los recursos naturales de la Amazonía.
El potencial de pérdida de bosques en la Amazonía entre 2015 y 2030 es el más alto del mundo. El Banco Interamericano de Desarrollo prevé posibles pérdidas económicas acumuladas para los países amazónicos de 230 000 millones de dólares si esta amenaza se hace realidad.
Al mismo tiempo, QU señaló algunas tendencias positivas como, por ejemplo, la disminución de las tasas de deforestación a casi la mitad en los 8 primeros meses de este año con respecto al mismo periodo de 2022. Según el director general, estas tendencias pueden amplificarse y es posible evitar pérdidas aprovechando el inmenso potencial de la bioeconomía sostenible y una mayor colaboración entre continentes en este campo.
Añadió que la FAO fue el primer organismo de las Naciones Unidas en situar la bioeconomía al nivel de prioridad estratégica. Los Miembros de la FAO aprobaron la “Bioeconomía para la alimentación y la agricultura sostenibles” como esfera programática prioritaria en el Marco estratégico de la FAO para 2022-2031.
“La FAO procedió así porque la bioeconomía ofrece muchas oportunidades para hacer que los sistemas agroalimentarios sean más eficientes, más inclusivos, más resilientes y más sostenibles”, dijo, explicando que la bioeconomía también ofrece oportunidades para crear valor económico, empleo y bienestar social a través de innovaciones tecnológicas, organizativas y sociales, así como para ofrecer un consumo y una producción responsables, una mejor gestión de los recursos naturales y menos desperdicios.
Por ejemplo, el uso de biofertilizantes, bioplaguicidas y la recuperación biológica, y el fomento de cadenas de valor que produzcan más con menos y conviertan los desperdicios en subproductos valiosos pueden reducir de forma significativa la presión sobre los ecosistemas.
Hablando de los primeros indicios de la bioeconomía en acción en la Amazonía, citó como ejemplo la recolección y elaboración sostenibles de productos forestales no madereros, como el Açai o las nueces, azoque ofrecen oportunidades de empleo e ingresos.
QU subrayó que “para ampliar la bioeconomía a gran escala, debemos reunir a un variado abanico de voces y actores”. Aproximadamente el 45 % de los bosques amazónicos intactos se encuentran en territorios indígenas, dijo, por lo que debemos situar a los Pueblos Indígenas a la cabeza de los esfuerzos para garantizar que nadie se quede atrás.