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Panel de maíz transgénico con EU divide opinión de organizaciones y empresarios de México

Mientras que organizaciones de la Campaña nacional sin maíz no hay país hablan de  injerencia de Estados Unidos y Canadá en el tema de maíz transgénico, empresarios del sector agroalimentario y de la industria de agroquímicos de México se alinearon a la postura de diversos sectores estadounidenses y señalaron que en el panel de solución de controversias el gobierno mexicano, “no podrá comprobar científicamente que el consumo del maíz transgénico o sus derivados ocasionan daño a la salud, ya que se han estado utilizando por más de 25 años en todo el mundo”.

Lo que se pretende a través del T-MEC -ahora evidenciado con la petición de este panel de controversia- es imponernos un modelo agroalimentario que “pone en riesgo nuestro derecho a un ambiente sano, a la salud, a la vida, a un trabajo digno libre de tóxicos, y a preservar nuestro extraordinario patrimonio cultural y nuestra biodiversidad”, expresa la Campaña en un comunicado.

Ante esta situación, remarca, “es indispensable apoyar la posición del gobierno mexicano, justamente porque se basa en el derecho inalienable a la salud, así como los derechos a un ambiente sano y a la biodiversidad de los maíces nativos de México, en el país que es centro de origen y diversidad constante de este grano”.

En contraparte, el presidente de la Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos (UMFFAAC), Luis Eduardo González Cepeda, aseveró que México se encuentra “contra la pared” en el tema del maíz  y “en el panel, conformado por especialistas mexicanos, no podrá comprobar científicamente que el consumo del maíz transgénico o sus derivados ocasionan daño a la salud, ya que estos productos se han estado consumiendo en México desde hace más de 25 años”.

Recalcó que de reducirse la importación de maíz transgénico procedente de Estados Unidos –que al primer semestre del año el valor llegó a tres mil 229 millones de dólares (mdd) contra dos mil 792 mdd del ese ciclo del 2022— “se dañará a la economía nacional, y se afectará  gravemente al bolsillo de todos los mexicanos, porque ese grano es el insumo principal de los productores ganaderos y avícolas; lo que ocasionaría que todos los alimentos aumenten de precio; en primera instancia, carne de res, puerco, pollo, huevo, leche y sus derivados”.

Criticó que la postura del gobierno mexicano se debe a “la inconsciencia ideológica de funcionarios radicales de la administración federal”, que lejos de impulsar el desarrollo de la ciencia para incrementar la productividad, enarbolan banderas que no tienen nada que ver con el desarrollo científico y hay oposición al uso del glifosato, “sin tener en cuenta que

estudios recientes  realizados en Europa, determinaron que este herbicida no representa ningún riesgo para la salud, es decir, no es cancerígeno”.

Presión de firmas trasnacionales

La Campaña nacional sin maíz no hay país refiere que las presiones del gobierno de Estados Unidos y de las corporaciones agroalimentarias a las que representa, iniciaron tan pronto apareció el primer decreto presidencial de México, y desembocaron en una petición de consultas técnicas en junio de 2023, cuestionando las bases científicas en que se sustenta dicho decreto.

Luego decreto del pasado 31 de diciembre de 2020, que ordena la sustitución progresiva del uso del herbicida glifosato y la prohibición del maíz genéticamente modificado (GM), el gobierno de Estados Unidos ha manifestado su inconformidad y su contraparte mexicana ha propuesto incluso realizar una investigación conjunta con el propósito de analizar los daños ocasionados por dichos insumos a la salud humana; a lo que su principal socio comercial ha dicho no, anota.

“Esta negativa –subraya la Campaña– muestra que no existe voluntad de avanzar de manera constructiva, ya que el solo hecho de aceptarlo pondría en duda lo que el gobierno de Estados Unidos y las transnacionales han buscado imponer como verdad absoluta: que el paquete tecnológico glifosato/maíz genéticamente modificado no conlleva daños a la salud”.

“Pretenden ignorar que amplios sectores de la población en Estados Unidos y Canadá rechazan el uso de esta dupla, debido a las evidencias acumuladas de daños a la salud, que se muestran, por ejemplo, en las demandas ganadas por personas estadounidenses que enfermaron de cáncer debido al uso de glifosato.

Las empresas prefieren pagar las demandas antes que perder el negocio multimillonario que representa este herbicida”, apunta.

El Consejo Nacional Agropecuario (CNA) ha apuntado en la misma dirección que la postura de empresarios y parlamentarios estadounidenses: “ los maíces transgénicos se han estado utilizando por más de 25 años en todo el mundo y no existe evidencia científica de daño alguno a la salud. En Europa por ejemplo, este debate se tuvo hace décadas y hoy no es un tema de preocupación, al no haberse encontrado evidencias científicas concluyentes en contra”.

Las instancias gubernamentales de México: “tendrán que demostrar científicamente y de manera inequívoca los alegatos del supuesto daño que los transgénicos causan a la salud”.

 

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