Pese a vaivenes del mercado, sostienen mujeres cultivo ecológico de nopal en Milpa Alta
Mujeres de Milpa Alta, en la Ciudad de México, mantienen la tradición de cultivar nopal verdura, alimento rico en fibras y nutrientes, dejando atrás el uso de insumos químicos al sustuirlos por productos agroecológicos u orgánicos, que buscan el reconocimiento del mercado a través del sello verde. Los agricultores de la alcaldía impulsan estrategias de comercialización para sortear los vaivenes del mercado, que en forma estacional mal paga por uno de los 50 “alimentos del futuro”, 40 centavos por nopal, un tercio de lo que pueden obtener en épocas de mayor demanda.
Entre las nopaleras que tapizan el paisaje de las parcelas de Milpa Alta, territorio agrícola de la Ciudad de México, Doña Olga y su pequeño picotean con una vara la base de los nopales envejecidos para expulsar de su refugio al picudo barrenador, un insecto que carcome desde dentro la planta y que genera graves daños a su cultivo. Su labor es manual y al igual que otros agricultores la productora ha dejado de aplicar insumos químicos contra esta plaga y otras, como la grana cochinilla o la mancha negra, que afectan en mayor medida la producción de nopal en este territorio, que según los lugareños es una “barrera verde” contra la expansión inexorable de la mancha urbana.
Con sus dedos el pequeño sujeta, sin temor alguno, al insecto, que “taladra” los nopales y hace orificios en su pulpa, motivo de rechazo en el Centro de acopio de nopal, ubicado cerro abajo, donde comercializan su producto, de por sí a bajo precio y que en temporada de sobreproducción alcanza una cotización irrisoria de 40 a 60 centavos por pieza dependiendo del tamaño. El precio más bajo este año fue de 30 pesos por una caja de 500 nopales cambray (tamaño pequeño), uno de los que más demanda tiene entre los consumidores.
En Milpa Alta –que se eleva más allá de los 2,200 metros sobre el nivel del mar– existen 5 mil 300 productores de nopal, quienes producen en 2 mil 300 hectáreas. Los nopaleros cortan todo el año por ser planta semi-perenne y en promedio producen de 80 a 100 toneladas por hectárea, que dan alrededor de 210 mil toneladas cada año, lo cual genera una derrama económica de 605 mil 440 millones de pesos, según números de 2022, del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP).
Sin embargo, en los últimos 20 años, la producción de esta alcaldía ha observado una caída: a principios de la década del 2000 producía 284 mil 962 toneladas por año y era primer lugar en producción; Morelos apenas aportaba 59 mil 510 toneladas, pero esta entidad creció en forma exponencial su productividad y para 2021 llegó a más de 400 mil toneladas, desplazando a Milpa Alta y hoy es líder nacional en el cultivo de la hortaliza.
Ataviada con un sombrero desgastado por la tierra y el intenso sol –aunque este día las nubes atajan sus rayos–, Olga Carrillo platica que “casi diario” deshierba y barre la grana cochinilla de sus nopaleras –que suman apenas 4,000 metros cuadrados–, porque si deja de hacerlo la planta se llena de plagas y se hace fea. Este año con las lluvias llegó el picudo barrenador, que en 25 años que lleva cultivando no había tenido, “bueno, el año pasado muy poco, pero este año se hicieron más y más”, matiza.
“Si es cochinilla ando con mi escoba quitándola para no meterle químicos y ahorita si me cae de extraño que tenga ese animal”, expresa esta mujer, que es “sola” –como ella misma dice— y que produce nopal desde hace 26 años, de donde sustenta su economía.
El picudo barrenador abunda entre sus nopales, por ello doña Olga y su pequeño de unos diez años –que ahora está de vacaciones escolares— se han repartido a la mitad los 40 surcos más afectados –los más viejos y que resultan ser los más apetitosos para el insecto–, para capturarlo y depositarlo en un envase de plástico que luce hasta al tope con miles de insectos.
Como la plaga perfora el nopal los compradores ya no lo quieren, por eso el apoyo de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (Corenadr) que recibe desde hace cuatro años ayuda, expresa doña Olga. Son 5 mil pesos que recibe por mes –el año pasado sumaron un total de 55 mil pesos– que invierte en contratar jornaleros para las faenas del campo o para comprar abono orgánico, “que ahorita está muy carito, nos esta costando 7 mil 500 pesos el camión”. Este recurso y lo que obtiene por la venta de nopal le alcanza para “más o menos vivir bien”.
Por estos días vende la caja de 200 nopales en 80 pesos, un precio “más o menos, porque a veces le pagan 20, 30 o 40 pesos.
Este año el precio más bajo fue de 30 pesos, pero por debajo de esto ya no conviene porque los jornaleros cobran 12 pesos por caja.
En nuestro recorrido por las parcelas de San Lorenzo Tlacoyucan, encontramos a Aremi Lara Hiedra, quien se dedica desde hace 15 años al cultivo del nopal en su parcela de una hectárea, comenta que desde las siete de la mañana ya esta laborando en su parcela, donde corta meticulosamente los nopales, que coloca en cajas para llevar al filo del medio día a vender al centro de acopio.
Esta mujer se protege del sol con un sombrero y de las espinas del nopal con unos guantes de latex grueso, que observamos portan los cortadores de nopal. Trabaja cinco horas diarias en su nopalera y en media hora ya recolectó lo suficiente para llenar a tope una caja de nopal. Por semana, con ayuda de su familia, desplaza unas 60 cajas, que según el tamaño es el precio. Por ejemplo, la caja de cambray de 500 pieza la vende en 220; la de 200 nopales en 130-120 pesos; la caja de 300 en 150 pesos; la de 400 esta en 150 pesos.
Aremi señala que en los meses de mayo cuando hay mucho nopal, en tiempo de calor, la caja baja hasta 30 pesos y aunque no lo desplacen de todos modos debe cortarlo para que siga brotando, “sino la nopalera ya no da”. Esta productora de tampoco usa insumos químicos y si le cae el chahuistle –un hongo que mancha la planta– lo quita tallándolo.
La productora manifiesta que para complementar sus ingresos, algunos días vende en un tianguis al menudeo. “La gente lo ocupa para licuado, jugo, el que más demanda tiene es el cambray. En Milpa Alta prefieren más el de tamaño mediano”.
Aremi Lara tiene cuatro hijos, quienes también se dedicaron al campo, “ya no quisieron estudiar. De aquí nos mantenemos, del nopal”. Esta mujer también recibe un apoyo institucional, el cual ocupa para abono, comprar herramienta o pagar a quien les ayuda.
Cerro hacia arriba, encontramos a su hermana María Esther Lara Hiedra, quien cuenta que desde los 15 años su papa la llevaba a deshierbar y ya lleva 30 o 35 años de trabajar en sus 4,500 metros cuadrados, que heredó. En Milpa Alta, la tierra es muy productiva, algunas de sus nopaleras tienen cuatro o cinco años. En febrero empezaron con nueva planta y tienen brotes. “La ventaja del nopal es que entre más cortas más produce”.
Su jornada laboral empieza a las siete de la mañana y a las 12 va a vender al centro de acopio, que esta abierto desde las 3 de la madrugada hasta 5 o 6 de la tarde. Por semana llena 15 a 18 cajas de nopales de diferentes tamaños. El nopalito de 400 piezas lo pagan hasta 130 la caja. Desde octubre hasta enero de cada año se eleva el precio, casi se triplica, porque no hay mucha producción. En otros meses si hay mucha oferta baja el precio y lo mínimo que pagan por caja de 200 nopales son de 30 a 40 pesos.
Los domingos María Esther Lara prepara nopales en escabeche o a la mexicana y lo lleva a vender a un tianguis en Ecatepec. Refiere que recibe apoyo económico la Corenadr, aunque no le alcanza. Contrató a una persona, compró nopal, hay que hacer labor para sacar planta y volver a resembrar.
Los bichos de la tierra que llegan a afectar sus nopalera las combate con cal y “si hay plagas hay que quitarlas, escoger los nopales bonitos y feos”. No aplica químicos y contra estos males un beneficio natural es que su parcela esta en la parte alta, zona fría, no muy propicia para plagas.
Los hijos de María Esther, un hombre y una mujer, concluyeron su carrera, aunque a veces le ayudan, pero no se dedican a la agricultura y sus papas son quienes la apoyan cotidianamente.
En el recorrido la mayoría de los que cortaban nopal eran mujeres, mientras los hombres cargaban las cajas hacia los camiones para llevarlas al centro de acopio.
Combate agroecológico contra plagas
Con los cambios de clima en Milpa Alta, la principal zona productiva de la Ciudad de México, el comportamiento de plagas y enfermedades ha sido variable y su dispersión es del 30% y la afectación o daño en una sola parcela puede ir desde 5% al 100%.
Hay siete plagas que afectan a las nopaleras, principalmente la mancha negra y la grana cochinilla. Ambas pueden causar una afectación del 50% y alcanzar hasta el 100% de la producción, explica el coordinador Programas de Sanidad de la Corenadr , Víctor Arrazate Argueta.
La base del control de plagas es la prevención, dice categórico este ingeniero agrónomo de la Universidad Autónoma Chapingo, especialista en fitotecnia, maestro en ciencias y fitopatología, quien afirma que en suelo de conservación de la Ciudad de México no emplean plaguicidas, pesticidas, herbicidas o insecticidas y se desarrollan y aplican alternativas agroecológicas.+
Antes, la gente hacía aplicaciones excesivas de estiércol, de fertilizantes químicos e insecticidas, que dañaban el medio ambiente y la salud de productores y consumidores.
El gobierno local –presume Víctor Arrazate– ha invertido mucho en investigación para desarrollar mejores productos, más eficientes para prevenir y controlar plagas y enfermedades, que tengan el mismo costo o más bajo que un producto químico. Por ejemplo, hay extractos, aceites, que han demostrado que sí funcionan y tienen propiedades antifúngicas, insecticidas o bactericidas.
Algunos insumos que se usan son el caldo sulfocálcico para la grana cochinilla, caldo bordelés –combinación de sulfato de cobre y cal hidratada– para la macha negra; extractos vegetales a base de alcohol de chicalote o higuerilla; también se promueven plantas que abren polinizarores como la lavanda,
se evita uso de agroquímicos, hay control de hierba manual. Igual se hacen talleres para elaborar tortilla de nopal y dar otra salida a este producto, tan nutritivo que hasta japoneses e israelitas se lo han llevado.
Existe un programa fitosanitario de nopal verdura que genera un diagnóstico regional para saber de la presencia de plagas, cuáles son y en qué niveles están para brindar a los productores en forma gratuita los servicios fitosanitarios para el control y prevención de plagas, que pueden ser insumos agroecológicos orgánicos, mano de obra o capacitación. Incluso se usa drones para realizar la biofunmigación en forma más precisa.
El objetivo es llevar a los productores del sistema de producción tradicional al agroecológico, buscar más y mejores mercados para productos agroecológicos u orgánicos. La norma actual garantiza y certifica a los productores a través del sello verde, distintivo que indica que el producto cumple con la calidad y da la certeza de que es libre de agroquímicos.
La Corenadr, afirma Víctor Arrazate, atiende a mil 400-500 que ya tienen un esquema agroecológico, dan apoyo económico, asesoría técnica especializada, seguimiento, hay un programa de certificación de esta forma de producción, sello verde, y se apoya el proceso de comercialización. La meta es que todos los productores tengan este distintivo.
El técnico productivo del programa Altépetl Bienestar, Eduardo de la Rosa García atiende la zona de San Lorenzo Tlacoyucan, donde trabaja con cuatro grupos de Comunidades de Aprendizaje Campesina, son 115 productores de nopal con unas 50 hectáreas, a quienes se da asistencia en parcelas y en aula, se les enseña a controlar plagas y enfermedades con productos orgánicos, que ellos mismos elaboran.
Los técnicos consultados señalan que el nopal ahora se vende como convencional mientras no tengan sello verde, pero hay canales de comercialización que se están buscando para estos productores, como mercados agroecológicos en la Ciudad de México, en otras entidades o en el exterior.
De vender en fresco a transformar
En nuestro recorrido, a mediodía observamos un intenso movimiento en Centro de acopio de nopal de Milpa Alta, que existe desde hace 22 años. Según una cuesta entre 200 productores, 73% de éstos vende nopal con espina; de 5% a 10% lo hace en tianguis y 5% al 10% lo vende a la Central de Abasto de la Ciudad de México u otros mercados fuera de la capital del país.
En este centro se desplazan entre 2 mil o 3 mil cajas de nopales por día. Los principales compradores llegan de la Central de Abasto y mercados de la Ciudad de México, pro igual llegan a abastecerse de Puebla, Veracruz, Toluca.
Debido a que tradicionalmente se castiga los precios del nopal, hoy en un pequeño pizarrón blanco se escribe cada día el precio de referencia, que a nuestra llegada es de para el nopal de Milpa Alta de 150 a 160 por caja, mientras que el de Morelos es de 120 la caja. Productores y comercializadores quieren ver al nopal de ambos estados como mercados complementarios, más que una competencia, pues entre ambos aportan alrededor del 70% del nopal verdura en todo el país.
El encargado de la administración del Centro de acopio, Juan Romero Perea, quien es producror de la comunidad de San Jerónimo Miacatlán, platica que cada día arriban unos 2 mil productores de nopal para vender su nopal en forma directa al comprador. En el lugar muestra como se divide el mercado por tipo de oferentes y compradores y actividades. También habla de la ampliación que tendrá el centro para responder a las necesidades que demanda su crecimiento.
Al paso una señoras quitan con un cuchillo, y gran habilidad, las espinas al nopal. Cuentan en miles los nopales que en un día pueden llegar a limpiar. Los datos proporcionados en la visita señalan que solo 20 a 30% de los productores quita la espina al nopal y algunos son revendedores.
Ni el 5% de los productores transforma su producto, solo algunos ofrecen nopal en escabeche, deshidratado, champú o chile en polvo a base de nopal.
Los expertos señalan que por sus características naturales el nopal tiene corta vida de anaquel y sin espina este proceso se acelera, por lo que en el tiempo se han buscado alternativas de transformación y conservación.
Al respecto, Eduardo de la Rosa destaca que desde hace dos años la Corenadr en este centro de acopio trabaja en un proyecto de transformación, que esta a punto de concluir para procesar el nopal en diferentes productos y venderlo a mejor precio.
Hacia una economía circular del cultivo
Desde la parcela, donde hasta con las manos se capturan las plagas, hasta el centro de acopio se busca tener un manejo circular, por ello se cuenta con un biodigestor que procesa una parte de las 10 toneladas de residuos orgánicos, espinas y desperdicios, de los cuales se tiene capacidad para procesar 3 toneladas y se quiere ampliar a 5 toneladas.
La directora de innovación de procesos de la firma Suema, Melly Mejía y Jesús Pineda, encargado de la planta, explican que la idea del biodigestor surgió en la academia, se llevó a la práctica y encaja en la economía circular, por lo que los desechos son transformados en biogás y biofertilizante, que es utilizado por los propios productores de la zona.
De acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) el consumo de nopal aporta alto contenido de zinc, fósforo, calcio y fibra; además de vitaminas A, B, C y K, clorofila y proteínas. “Se considera benéfico para el tratamiento de padecimientos como la diabetes y aquellos que afecten a los sistemas nervioso, inmunitario, circulatorio, digestivo y respiratorio”.
Pese a todas las propiedades y virtudes del nopal, que ha llevado a personas de Asia y del Medio Oriente a llevarse la planta de México, un nopal de Milpa Alta vale 40 centavos en temporada de sobreproducción, con todo y que es un “alimento del futuro”, según dicen los organismos internacionales.