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Piden organizaciones de México a EU alentar cultivo de maíces no transgénicos

Organizaciones de la Campaña nacional sin maíz no hay país canalizaron una carta al embajador de los Estados Unidos en México, Kenneth Lee Salazar, para solicitarle hacer saber a las autoridades de su país que en lugar de buscar que México acepte un maíz transgénico forrajero para su uso en productos alimenticios y en alimento para ganado, “bien haría su gobierno en alentar la producción de maíces no transgénicos, lo cual podría mejorar la salud de su propia población”.

La misiva que se entregó en la embajada estadounidense en nuestro país, expone que el panel de solución de controversias –en el marco del T-MEC– solicitado por Estados Unidos ha puesto el énfasis en pruebas científicas que demuestren que el maíz genéticamente modificado es dañino para la salud y aunque durante la etapa de consultas México, “ha presentado un amplio expediente que contiene numerosos artículos científicos que evidencian que el glifosato —agrotóxico inseparable de 90 por ciento de los maíces transgénicos que se siembran en Estados Unidos— causa innumerables daños a la salud ambiental y a la salud humana. Por lo visto, ello no ha sido debidamente analizado por los representantes de su país”.

Añade que “la evidencia de los daños que causa el glifosato, en particular la generación de algunos tipos de cáncer en quienes tienen contacto con este químico, se muestra no sólo en la literatura científica, sino también en los numerosos juicios interpuestos por ciudadanos y ciudadanas de Estados Unidos en contra de la corporación Bayer-Monsanto, que han sido ganados por los ciudadanos”.

La carta llama la atención sobre el hecho de que el gobierno de Estados Unidos, aun con pruebas, “rechace la propuesta de México de hacer una investigación conjunta para conocer los daños que pudiera causar el consumo de maíz transgénico en alimentos de manera constante y a largo plazo, tomado en cuenta la forma de su consumo en México, donde el maíz es el alimento fundamental”.

También recuerda que miles de personas se han manifestado en Estados Unidos en contra del uso del maíz transgénico en la cadena alimenticia y exigen que se haga explícita la presencia de esos maíces a través del etiquetado, debido a los casos de alergias, autismo y otras enfermedades en infantes, “atribuidas al consumo de estos maíces en la cadena alimenticia, y a los agrotóxicos presentes durante el cultivo y la cosecha”.

La Campaña nacional sin maíz no hay país puntualiza en el documento, “que el rechazo de México no se refiere a las importaciones en sí, sino a la calidad del producto. Nos negamos a usar en cualquier etapa de la cadena alimenticia, un maíz que no tenga la calidad de los maíces que hemos consumido tradicionalmente. Ese es el punto.

Sabemos, por lo demás, que hay productores estadounidenses dispuestos a vender a México maíz amarillo no transgénico si se les solicita”.

La carta refiere que en México el maíz es el alimento principal y se come a diario en México de manera directa en forma de tortilla de maíz nixtamalizado (más de 300 millones de tortillas cada día), así como de tamales, pozol, gorditas, tlacoyos, elotes, pozoles, atoles, esquiate, tejuino, bocoles, codzitos y polcanes y centenas de preparaciones más.

Recuerda que México es el centro de origen y diversificación constante del maíz. “Esa diversidad de maíces es patrimonio de los mexicanos y mexicanas, pero es también una alternativa para contar con alimentos en el mundo, pues esas decenas de razas y miles de variedades están adaptadas a los más diversos ecosistemas y climas, lo que es invaluable hoy que estamos sufriendo las consecuencias del cambio climático, provocado, en parte, por el modelo agroindustrial de producción que ha impuesto un puñado de empresas protegidas, a menudo, por el gobierno de Estados Unidos”.

A nosotros como ciudadanos de México, lo que nos compete es defender activamente nuestro derecho a comer alimentos sanos, y en particular una tortilla sana, con maíz de buena calidad y libre de agrotóxicos, pues este es nuestro principal alimento. Pero, sobre todo, nos atañe defender nuestra soberanía y

“el pueblo de México no tolerará que con el pretexto de un tratado comercial, se le obligue a comer lo que los propios ciudadanos estadounidenses rechazan”.

 

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