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Bajo nivel de presas en el sur de Sonora impactará producción de maíz y trigo

Aunque en general en el país hay una recuperación en las presas agrícolas, en ciertas regiones del noroeste mexicano continúan muy por debajo de los promedios históricos y el impacto socioeconómico es preocupante, dado que solo en el Valle del Yaqui, Sonora, se dejarían de sembrar 170 mil hectáreas, con lo cual habría una caída de 4.5 millones de jornales y una reducción de flujo monetario de alrededor de 15 mil millones de pesos; además de la afectación nacional por la caída en la producción de maíz y trigo.

Según datos proporcionados por el Distrito de Riego del Río Yaqui, el almacenamiento del sistema de presas que abastecen a éste apenas alcanza 20 por ciento, cuando el año pasado era del 40 por ciento, “lo cual no fue bueno, pero se contó con mejores condiciones relativas de siembra”.

Ante este escenario, combinado con las políticas públicas de abandono al sector primario -abatido por la sujeción a una política de precios determinada por los mercados especulativos internacionales-, “el horizonte para el campo mexicano, sus productores y la producción de alimentos, adquiere tonos muy oscuros”, advierten los  integrantes del Movimiento Ciudadano por el Agua, Alberto Vizcarra Ozuna, Jesús María Martínez Vitela, Alicia Díaz Brown Ramos. Martha Parada Velderraín y Tere Ramos Bours.

En su análisis exponen que los acentos de la sequía han sido desiguales en toda la región norte. Sobre el sur de Sonora los impactos parecerían ser mayores, pues regiones agrícolas como el Valle del Yaqui y el Valle del Mayo, tienen los almacenamientos de sus presas por debajo del 20 por ciento. Situación que al momento deja sin posibilidades de siembra a más de 250 mil hectáreas, regularmente destinadas a la producción de maíz y trigo.

Por ello, subrayan que

las autoridades responsables, tanto del ámbito estatal como federal,  deben de considerar a la región del sur de Sonora, como zona de desastre y disponer las medidas emergentes que en materia presupuestara se exigen”.

En consecuencia, “se deben instrumentar los programas emergentes pertinentes que atiendan a los trabajadores de estos valles que durante este ciclo se quedarán sin empleo y sin los ingresos que les permitan resolver los problemas de alimentación de sus familias”.

Plantean retomar proyecto para afrontar sequía

Por otra parte, consideran que también se requiere la construcción del segundo módulo de la desaladora Guaymas, Empalme, Hermosillo ( lo cual permitiría cancelar la operación ilegal del Acueducto Independencia) y retomar la construcción del Plan Hidráulico del Noroeste (PLHINO).

Refieren que el caso de la construcción y operación ilegal del Acueducto Independencia, que hasta el momento acumula extracciones superiores a los 500 millones de metros cúbicos de agua a la cuenca del Río Yaqui para desviarla a la Ciudad de Hermosillo -lesionando existencialmente a la tribu Yaqui y a las actividades productivas del sur de Sonora-, “tipifica estás políticas hídricas torcidas, que profundizan el estrés hídrico de la entidad, animados por las ganancias especulativas que promete la expansión inmobiliaria de la ciudad capital”.

Recordaron que a mediados de los años sesenta se concibió el PLHINO, para anticipar los requerimientos de agua sobre la costa del pacífico, el cual sigue vigente y se hace más apremiante por el tiempo en que su realización se ha pospuesto.

El proyecto considera el potencial de expansión de la frontera agrícola que se encuentra en la parte norte de Sinaloa y sur de Sonora, de ahí se origina la idea del trasvase de los importantes excedentes que retornan al mar, principalmente de los Ríos Santiago y San Pedro (Nayarit) para que sean conducidos a estas regiones, y contar así con una infraestructura que permita sortear en mejores condiciones los episodios de sequía, cubriendo el déficit del recurso que pesa sobre la región norte de Sinaloa y sur de Sonora.

Tras explicar detalles técnicos del proyecto, el análisis destaca que la situación que ahora se registra en el sur de Sonora ya se vivió en el 2003, lo que impulsó el proyecto del PLHINO, encabezado por productores de la región y ciudadanos comprometidos. Remarcan que “de haberse iniciado entonces, ya lo tendríamos  operando. Estaríamos disponiendo de 8 mil millones de metros cúbicos de agua adicionales sobre la costa del Pacífico que nos proporcionarían la capacidad, no solo de administrar mejor los episodios de sequía, sino de cambiar el semblante del ecosistema en el noroeste de México”.

 

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