Contra lluvia y mercado, productores de cempasúchil soportan cultivo en Xochimilco
REPORTAJE ESPECIAL
Cada año floricultores de Xochimilco enfrenta las adversidades de clima, sequías, exceso de lluvias, y aumento en costos de producción. En 2024 las inundaciones afectaron dos millones de plantas de flor de cempasúchil en las tres principales zonas productoras, San Luis Tlaxialtemalco, San Gregorio Atlapulco y Caltongo. No obstante, lograron una producción de 5.6 millones de plantas, de las cuales la semana pasada se había comercializado 35%, cifra menor respecto al 50% que por esas fechas ya se observaba el ciclo pasado.
Pero este escenario no es una limitante para que Rosa María Pérez Jiménez, productora de cempasúchil desde hace 22 años, muestre con entusiasmo parte de los tres mil metros de flores que tapizan sus tierras con tonalidades naranjas y amarillas características de esta flor. Platica que produce 25 mil macetas y 5,000 miniaturas y estima que ha vendido menos de la mitad de su producción, “al principio –de temporada– no hay mucha venta, pero ya está mejorando, ya se ve el avance, la gente está viniendo”.
Sus principales clientes son comerciantes de mercados y tianguis de la Ciudad de México, aunque algo que llena de orgullo a Rosa María es que llegan compradores de otras entidades del país, como Guanajuato, Sinaloa (Mazatlán) y apenas cargaron un pedido de flor para Chihuahua (Ciudad Juárez). “Eso es lo que nos llena también de orgullo que mis plantas ya no se queden aquí y se vayan a otro lugar”.
El año pasado a los productores los afectó la sequía y este año las intensas lluvias generaron inundaciones, que en el caso de esta agricultora dañaron entre 5,000 y 3,000 plantas, ya que una parte se recuperó pero otra fue atacada por hongos, producto del exceso de humedad, y se tuvo que desechar. “Gracias a Dios nos apoyaron técnicos…pero sí nos afectó muchísimo la lluvia, muchísimo…pero le echamos muchas ganas; no porque ya perdiste vas a quedarte ahí”.
Toda la familia de Rosa María se ha dedicado a la agricultura y hoy sus hijos, “gracias a Dios”, y a la actividad florícola, son profesionistas, una es física, otra geógrafa, otro ingeniero y un maestro de primaria, expresa esta mujer sin contener sus lágrimas de emoción.
Siempre les enseñé que el campo es muy difícil, a veces se pierde, a veces se gana, y que le deben de echar muchas ganas a todo lo que hagas… lo que hagas tienes que hacerlo bien…”
El cultivo de flor de cempasúchil en Xochimilco empieza el 15 de julio para empezar a cosechar el 15 de octubre. Sin embargo, este año la demanda del mercado ha bajado un poco, porque en 2023 al día 20 de octubre ya se había comercializado la mitad de la producción, “hoy estamos aproximadamente al 40%, no hemos llegado al 50% todavía”, remarca Eduardo Orozco, productor en el ejido San Gregorio, quien heredó de su padre el gusto por el campo y desde hace 20 años trabaja en forma independiente su parcela.
En cuanto a venta de cempasúchil o “flor de muertos” en la zona, los productores estaremos entre 30% y 40%, la mayoría estamos sufriendo y “no nada más en los mercados locales, creo que es en general, tenemos compañeros de otros estados que igual pues comentan que no tienen mucha comercialización”.
Eduardo Orozco produce 35,000 plantas en una superficie 4,000 metros cuadrados, de los cuales 20% lo vende a nivel local y 80% lo destina a mercados y la Central de Abasto de la Ciudad de México. El precio al que vende su flor esta temporada es bajo, en general está en 17 pesos por maceta, cuando hace un año estuvo en 16 pesos.
Al mostrar su cultivo, el agricultor hace referencia a que con las inundaciones y los productos que se aplicaron para atender plantas afectadas si el costo de producción era de alrededor de 9 pesos por maceta, éste se elevó a 13 pesos. “El año pasado no nos llovió, tuvimos exceso de sol y la plata se adelantó; este año con las inclemencias del tiempo, pues ahora se retrasó la planta y el costo de producción se incrementó porque aplicamos más fungicidas”.
Hace cinco años, Eduardo Orozco producía 100,000 plantas y ahora sólo 37,000. Sobre los motivos de esta disminución, expresa: “siento que es un todo, el desabasto de mano de obra que estamos teniendo es un factor muy importante, ya no tenemos gente que quiera venir a trabajar en los campos; y otra es que se ha incrementado mucho los costos de producción –20% en el último año–, macetas y fertilizantes han aumentado, y a veces se va haciendo incosteable”.
Los agricultores de la zona coinciden que desde hace cuatro años se observa escasez de mano de obra, “la gente local ya no quiere trabajar en nuestros campos”. Por ello, al visitar las parcelas es común ver migrantes trabajando, sobre todo haitianos, quienes por necesidad sí se emplean en las tareas del campo.
El agricultor considera que hace falta que se acerque más la gente a la zona, que conozca, “nos falta un poquito de más difusión”. Si nos trasladamos a otro lugar el precio de producción se incrementa, porque hay que pagar transporte, contratar más gente y hay que pagar algunos espacios para poder comercializar.
Para llegar a la chinampa de Marco Antonio Reyes Peredo hay que navegar en una trajinera el Canal de Apatlaco. El floricutor detalla que este año cultivo 15 mil plantas de cempasúchil en una superficie de dos mil metros cuadrados; aunque las ventas han sido bajas y es que, pese a la proximidad de la celebración del Día de Muertos, el mercado se está moviendo muy lento.
Desconoce los motivos de porque la comercialización no ha sido la esperada, por lo que, junto con su hija Nayeli, invitan a los citadinos a comprar flor, ya sea en su parcela en la colonia Caltongo o en el Deportivo de Xochimilco, Palacio de la Flor., o en en el mercado Madre Selva. “no dejen morir esta tradición, porque nosotros la producimos con mucho cariño”.
A la chinampa de Marco Antonio también llegó el agua hasta altos niveles, aunque no fue afectada su flor; sin embargo, resintió el aumento de los costos de producción en 10%, en lo que va del 2024.
Durante el recorrido por los campos de cempasúchil, convocado por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), se observó que a pie de parcela el agricultor vende en 17 pesos la maceta de cempasúchil; los compradoras la colocan en mercados o tianguis entre 25 y 30 pesos.
Por su parte, Eduardo Barrios Pinzón, quien es técnico de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (Corenadr), indica que la producción de esta flor se ha incrementado, ya que el SIAP (Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera) en 2018 reportó una producción de 1.3 millones de plantas en Xochimilco y para 2024 se tenía identificado una producción de 5.6 millones de plantas, cultivadas por 380 productores.
El equipo técnico de la Corenadr realiza un monitoreo cada semana y el último corte se tenía un porcentaje de ventas del 35%, “sí va un poquito abajo”, pero se espera el porcentaje llegue al 90%, que es el promedio de cada año, apunta el técnico.
Para avanzar en la comercialización la institución está gestionando algunas compras consolidadas con dependencias de gobierno y a la par se está organizando el Festival de flores del Mictlán en avenida Reforma de la Ciudad de México, donde se invitan a a productores del suelo de conservación y se estima una derrama económica de 1.7 millones de pesos.
Sobre las inundaciones que afectaron el cultivo de flor de cempasúchil, el técnico precisa que hay un estimado de afectación de dos millones de plantas en los tres poblados productores, San Luis Tlaxialtemalco, San Gregorio Atlapulco y Caltongo.
Destaca que ante las inundaciones, la dependencia otorgó 211 kit con insumos fitosanitarios agroecológicos para tratar de rescatar al la producción, los técnicos dieron capacitaciones en sanidad vegetal para salvar plantas afectadas; 34 brigadas realizaron limpieza de canales, apertura de zanjas, para desfogar precisamente los canales que se estaban desbordando. Hasta el momento tiene un reporte de 6.5 kilómetros de caminos rehabilitados.
Los productores invitan a los capitalinos a conocer lo que produce en la Ciudad de México y apoyar con la compra de flores,
porque en verdad estamos sufriendo ya muchos estragos, ya no tenemos tanta demanda y la verdad muchos compañeros están abandonado los campos”.
Pese a las inclemencias del tiempo y los problemas de mercado, Rosa María resalta que gracias al campo sus hijos son profesionistas y “me siento muy orgullosa y yo como campesina también me siento orgullosa de mi trabajo”.