Destrucción de las turberas, peligro para el equilibrio climático
La agricultura, la urbanización, la deforestación y las actividades industriales han puesto en peligro a las turberas y sus servicios ecosistémicos.
Las turberas es un tipo de humedal en el cual se produce la acumulación superficial por capas de material orgánico en un estado de descomposición. Según Ramsar, las turberas son los depósitos que contienen más carbono en menos espacio en las zonas terrestres: aunque solo cubren el 3 % de la superficie terrestre del planeta, almacenan más carbono que toda la biomasa de los bosques de la Tierra y representan casi la mitad de los humedales del mundo.
De acuerdo con el Global Peatland Hotspot Atlas (Atlas Mundial de Zonas Críticas de Turberas), publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) proporciona evidencia de la necesidad de mejorar la protección y restauración de las turberas, junto con inversiones en investigación y monitoreo.
El Global Peatland Hotspot Atlas: The State of the World’s Peatlands in Maps, publicado durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Bakú (COP29), presenta mapas actualizados sobre la distribución mundial de las zonas de alta importancia en turberas. Asimismo, el atlas hace hincapié en las amenazas a las que las turberas se enfrentan y las oportunidades para su restauración y conservación.
«Las turberas, las bóvedas de carbono de la naturaleza, pueden impulsar o derrumbar los objetivos climáticos globales —dijo Susan Gardner, directora de la División de Ecosistemas del PNUMA—. Las turberas, que se encuentran en casi todos los países, no solo almacenan grandes cantidades de carbono, sino que proporcionan servicios esenciales de los que dependen millones de personas cada día. Protegerlas es una inversión fundamental en el bienestar humano».
Las turberas son ecosistemas únicos y poco comunes que, a pesar de cubrir solo entre el 3 y 4% de la superficie terrestre del planeta, albergan hasta un tercio del carbono del suelo del mundo, que es el doble de la cantidad de carbono que se encuentra en los bosques del mundo. A nivel local, las turberas ayudan a regular y purificar el agua, apoyan los medios de vida locales y reducen los riesgos de incendios, sequías e inundaciones. El informe concluye que las turberas proporcionan hábitats para más de 1,000 especies de plantas y animales vulnerables en peligro y en peligro crítico de extinción.
Más allá de los beneficios para las comunidades circundantes, la protección de las turberas es fundamental para mitigar el cambio climático. A causa de su degradación actual, están emitiendo el 4% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero originadas en las actividades humanas.
El informe advierte sobre la degradación y el hundimiento de las turberas debido al drenaje en los trópicos para la agricultura, la ganadería y las plantaciones de palma aceitera. El deshielo del permafrost debido al cambio climático es otro factor clave en su rápida degradación.
El informe se basa en la Evaluación Mundial de las Turberas de 2022 y secunda los esfuerzos para urgir a los responsables de la toma de decisiones a que prioricen la protección de las turberas como una solución climática rentable, que aporta múltiples beneficios a las personas, la naturaleza y el clima.