Nochebuena, herencia mexicana que adorna la “aldea global”
Por estos días, la tierra de Xochimilco, Tláhuac, Magdalena Contreras y Milpa Alta se tiñe de colores rojizos, rosados y amarillos de las distintas variedades de Nochebuena que crecen bajo los invernaderos de los productores de la zona, quienes tradicionalmente ofrecen esta planta nativa de México, cuyo mejoramiento genético de países como Estados Unidos, Holanda, Dinamarca y Alemania permite ofrecer diversas variedades para los hogares de la aldea global en temporada decembrina.
La producción de Nochebuena en México es una tradición que se extiende por 376.7 hectáreas, donde se producen 26.1 millones de plantas con un valor superior a los mil millones de pesos, de acuerdo con datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader). En tanto, que el presidente del Consejo de la Flor (CMF), Federico Martínez, indica que con base en los esquejes comercializados la cifra se estiman 40 millones de plantas terminadas en maceta de diferentes variedades, tamaños y presentaciones, que alcanzan una derrama económica de 2 mil millones de pesos.
De las 150 variedades comerciales de Nochebuena que se producen hoy en el mundo, México cultiva alrededor de 40 y también exporta esquejes –principalmente hacia Estados Unidos, Canadá y algunos países europeos–,que junto con geranio, belén de Nueva Guinea y suculentas aportan al país 30 millones de dólares. El cultivo de esta flor también se realiza en el Estado de México, Morelos y, en los últimos años, se ha extendido hasta Guadalajara.
Nochebuena xochimilca
En el paraje de San Sebastián, en San Luis Tlaxialtemalco, Xochimilco, la familia Díaz conserva esta tradición al cultivar 25,000 macetas de Nochebuena de tres diferentes tamaños, que comercializan a pie de parcela, en el mercado local, la Central de Abastos, los mercados de Jamaica o Madre Selva, pero que también se envía por carretera al norte del país a entidades como Baja California (Tijuana y Mexicali); a Sonora (Agua Prieta, Hermosillo y Ciudad Juárez); al sur del país llega a Yucatán (Mérida); a Veracruz (Coatzacoalcos, y el Puerto) y a Chiapas (San Cristóbal de las Casas).
Sin embargo, no obstante de mantener una tradición familiar por tres generaciones y tener clientes en distintos puntos del país, “cada año la cosa se pone más difícil por el encarecimiento de los productos que ocupamos y de todos los insumos y es más cara la vida cada día; las personas que antes compraban plantas prefieren comprar alimento y para nosotros es más difícil desplazar nuestro producto por todo esto que involucra la falta de economía de país y del mundo.
Antes una familia consumía diez plantas y ahora solo dos o tres”, expresa el floricultor Ulises Díaz Xolalpa.
Durante un recorrido por sus invernaderos, que se ubican entre La Brecha y Canal de Chalco, el floricultor platica que con la guerra de Ucrania y Rusia se incrementaron en 100% todos los productos que requiere la producción de flor, por ejemplo los fertilizantes, y si una planta ya terminada salía en 80 pesos se incrementó a 90-95 pesos. Hay otros productos que se importan de Estados Unidos y si hay cambios de gobierno o alguna recesión pues se incrementa el dólar, “eso sí nos afecta, tenemos productos para controlar algunas enfermedades y para desarrollar la planta que no se producen en nuestro país y si hay que importarlas y se paga en dólares. Este año con la devaluación del peso los costos de producción se han incrementado 50%”.
Ante estas alzas los productores no pueden trasladar el costo total al consumidor y absorben la mayor parte para no afectar al consumidor, porque “lo que necesitamos es vender y si damos un producto caro pues tampoco vendemos”.
Este año el precio promedio de una planta comercial de buena calidad es de entre 90 y 120 pesos de 7 pulgadas, de 6 pulgadas de 45 y 75 pesos, de 5 pulgadas entre 28 pesos y 45 pesos, de buena calidad.
Desde abril pasado, la familia Díaz empezó el cultivo de la Nochebuena y tras ocho meses empezaron a comercializar a partir del 20 de noviembre. Los días 10-11 de diciembre serán el límite para poder desplazar la producción, porque luego es más difícil comercializarla.
Aunque Xochimilco tiene aún 50% de todo el mercado nacional de Nochebuena, Ulises Díaz considera que la competencia de otras entidades sí los ha afectado. Por ejemplo, en el Estado de México los productores reciben un subsidio y los apoyan; Michoacán tiene gran producción; pero también esta Morelos y ahora Guadalajara tiene producción también.
“Antes lo tradicional era aquí Xochimilco, pero pues se ha expandido. Creo que la necesidad de nuestros estados vecinos ha hecho que se dediquen también a la floricultura”, expone Díaz Xolalpa.
Reconoce que el gobierno de la Ciudad de México y algunas alcaldías abren espacios para comercializar sus flores y ahí llegan clientes a preguntar y hemos atendido sus necesidades o nos han recomendado., “vamos abriendo puertas”.
Cabe mencionar que para apoyar la comercialización de esta flor de 140 productores del Suelo de Conservación de Xochimilco, Tláhuac, Magdalena Contreras y Milpa Alta, el gobierno de la Ciudad de México y la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) organizaron el Festival de la Nochebuena en diez puntos de la Ciudad de México, como Paseo de la Reforma, Bosque de Chapultepec, Coyoacán, además de la Ruta Agroturística de Xochimilco, Mercados de plantas y flores: Madreselva, Acuexcomatl o Palacio de la flor.
Aunque para estos productores es más difícil vender que 20 años atrás, han aumentado su producción, ya que el año pasado cultivaron 17 mil plantas y este año se incrementó “un poquito, debido a la demanda que hemos tenido nosotros, ya que por la calidad nos buscan bastante clientes”, comenta Ulises Díaz.
Nochuebuena, “símbolo navideño esencial”
Federico Martínez precisa que en el mundo se producen alrededor de 500 millones de plantas, de las cuales Estados Unidos cultiva entre 70 y 80 millones. Y no obstante ser una flor de temporada la planta en maceta es la más vendida.
México –anota– ha comenzado a desarrollar su propia genética y el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), dependiente de la Sader, tiene registradas en el Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS) con derecho de obtentor 11 variedades. Para 2025 se espera tener disponibles comercialmente tres de ellas.
Arturo Cárdenas, director de Guía Verde y quien se define como un “apasionado de las flores y plantas”, destaca que a través del desarrollo genético y la hibridación, la flor de Nochebuena nativa de México ha evolucionado mucho más allá de su tradicional rojo vibrante y existe una amplia gama de colores, que incluyen tonos blancos, rosas, naranjas, amarillos, morados e incluso combinaciones moteadas y degradados.
En paralelo –abunda– ha mejorado la resistencia de las plantas a enfermedades, su durabilidad en interiores y su capacidad para adaptarse a diferentes climas. Igual se han creado variedades con formas únicas de hojas, como bordes rizados o textura aterciopelada.
“La globalización ha permitido que esta flor, originaria de México, se reinvente en el exterior con diferentes colores y formas, manteniendo su esencia como símbolo de festividad, unión y belleza. Su impacto es tan fuerte que diciembre es considerado el mes de la Poinsettia en muchos países, haciendo de esta planta no solo un adorno, sino una embajadora cultural y económica que conecta tradiciones de todo el mundo”.
El experto remarca que
la flor de Nochebuena es más que un adorno festivo: es una poderosa protagonista de la economía y la cultura”.
Esta industria mueve miles de millones de dólares al año, siendo Estados Unidos el principal mercado consumidor, con más de 35 millones de plantas vendidas al año. Países como Alemania y los Países Bajos también se destacan en su comercialización, desarrollando variedades innovadoras y técnicas avanzadas de cultivo”.
Arturo Cárdenas subraya que esta flor “impulsa una robusta industria que combina tradición, innovación y arte. Desde invernaderos hasta exportaciones internacionales, su cultivo es un ejemplo del ingenio agrícola mexicano, llevando el espíritu navideño a hogares en todo el mundo. La Nochebuena, que alguna vez fue símbolo de renovación para los aztecas, se ha convertido en un motor económico y cultural, siendo clave en las temporadas decembrinas y demostrando que el pasado y el presente pueden florecer juntos”.
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Nochebuena
Es originaria de México y era considerada sagrada por los aztecas. Su nombre original, cuetlaxóchitl, significa “flor que se marchita” y simbolizaba la pureza y la renovación.
En el mundo se ha consolidado como un ícono global de la Navidad, conocida como “Poinsettia” en honor a Joel Poinsett, el diplomático estadounidense que la introdujo a Estados Unidos en el siglo XIX. Su popularidad se ha expandido a tal punto que es un símbolo navideño esencial en Europa, Asia y América del Norte, decorando hogares, oficinas y espacios públicos.