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Romper dependencia de semilla de cempasúchil, meta de científicos mexicanos

REPORTAJE ESPECIAL

En torno al cempasúchil, la tradicional flor de Día de Muertos, se resume una de las historias de piratería más tristes para México, donde empresas extranjeras obtienen flores con características específicas que demanda el mercado, a partir de especies nativas para luego vendérsela a los productores. Para tratar de romper esta dependencia de transnacionales, científicos mexicanos trabajan con semillas locales para obtener morfotipos que compitan con las importadas y, además, secuenciarán el genoma del ramo de cempasúchil hallado en el túnel de la Serpiente Emplumada, en Teotihuacán, que data de hace 2000 años.

En un recorrido de imagenagropecuaria.com por cultivo de diversas especies nativas de cempasúchil, Miguel Ángel Delgado Reyes, responsable de Vivero Forestal Banco de Germoplasma y Laboratorios de la Corenadr (Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural) muestra el trabajo que realizan con el objetivo de conservar el germoplasma nativo de cempasuchil, “que es un patrimonio de nosotros los mexicanos, porque luego hay empresas vivarachas que vienen se llevan la semilla y con ingeniería genética le dan atributos agronómicos, como la variedad Marigold, que es de porte bajo, compacta, nos la venden y nos hacen dependientes de esa semilla”.

En este contexto, la institución tiene un proyecto para rescatar y caracterizar los tipos de cempasúchil que hay en el país, para que sean accesibles para los productores y que, en algún momento, “dejemos de depender de esas variedades de semilla mejorada y conservemos nuestros recursos genéticos, a través de las especies nativas”.

Corenadr trabaja con tres especies de cempasúchil, tagetes erecta, una flor de corte alta; tagetes patula, que son los que en el mercado se llaman clemoles; y tagetes lunulata, que es pequeña pero muy aromática y forma parte de las ofrendas.

Uno de los objetivos es que en el mediano y largo plazo podamos tener estas variedades “más chaparrita”, en maceta y que sean atractivas para el consumidor, pero es un trabajo de selección de años y de mucho trabajo, que puede llevar de en 15 a 20 años. “Hay que romper esa dependencia de la semilla de productoras transnacionales”.

“Lo que se busca es que sean plantas pequeñas, que tengan aroma y diferentes colores, que el botón sea grande”, subraya la responsable de la Casa de las Semillas Toxinachcal, Clara Soto Cortés, quien refiere que la flor de cempasúchil que se siembra generalmente es la Marigold, resultado de mejorar una semilla nativa, tagetes erecta, y las empresas extranjeras mejoraron sus características, es una planta baja, con un botón con más pétalos, es una semilla híbrida, no es trasgénica.

Foto: ERNESTO PEREA

Considera que esta flor –que domina el mercado– se puede ir sustituyendo con semilla nativa y recalca que por ello la Corenadr está desarrollando un proyecto para recuperar y continuar cultivando la semilla nativa de cempasúchil. “Queremos que no se dependa de estas semillas híbridas, porque se tienen que estar comprando año con año; una ventaja que se tiene en esta Casa es que al tener un espacio los productores puedan guardar las semillas y si la necesitan venir por ella el siguiente año”.

Las flores chinas tienen porcentaje de germinación muy baja y siempre es mejor consumir lo que es de producción local, sobre todo que está resguardando la biodiversidad de la zona, expone Alfredo Villarroel Arroyo, técnico de Corenadr.

Desarrollar semilla nativa es más rentable, porque no tienes que estar comprando año con año y el agricultor puede ir sacando desde tu propia flor la semilla para el siguiente ciclo”.

 

“Contar con nuestra propia semilla es de gran importancia porque ayudamos a los productores locales y, al mismo tiempo, estamos resguardando la biodiversidad y evitando que entren en otras variedades que no son producidas aquí en México, recalca el técnico.

Genoma del cempasúchil

El director de la ingeniería en biotecnología y procesos químicos del Tecnológico  de Monterrey, Campus Ciudad de México  Alfonso Ríos Pérez, platica a imagenagropecuaria.com que hace tres años la industria China secuenció el genoma completo de tagetes erecta, que ellos habían desarrollado a partir de la genética mexicana. Sin embargo, su secuenciación no está bien hecha, afortunadamente para nosotros y ahora esta institución, junto con otras universidades y dependencias de gobierno, trabajan en secuenciar el genoma de esta especie, a partir de una planta ancestral de hace 2,000 años, encontrada en el túnel de la Serpiente Emplumada de Teotihuacán, Estado de México, que facilitó el INAH (Instituto Nacional de Antropología en Historia).

Los resultados, explica, van a tardar un poco porque, aun cuando el experimento es relativamente fácil y rápido, hay que hacer el análisis del genoma completo, lo cual llevara por lo menos un año.

¿Una vez que te tiene el el la secuenciación genómica qué se va a hacer?

Lo primero es dar información a los productores de las secuencias genéticas mostrar el IMPI (Instituto Mexicano de Propiedad Instelectual) con la filogenia que somos centro de origen, aunque esto ya se sabe porque incluso en los códices antiguos hay imágenes; pero hay que decirle a las instancias internacionales: aquí está, nosotros somos primero, de aquí salió todo, protégenos legalmente para que después no salgan con que tengamos que pagarle a otros países por el uso de ese material, como sí pasa con la Nochebuena, donde hay una regalía que se va a las empresas extranjeras”.

“Con la genómica completa del cempasúchil –enfatiza– vamos a poder hacer una comparación de los climas y la genética antigua versus la genética nueva, qué genes han ido evolucionando, cuáles están más conservados, cuál ayuda para resistir el clima, cuáles podemos aprovechar actualmente, qué cambio en estos 2000 años”.

El objetivo, recalca, es evitar que después nos quieran vender sus variedades y que tengamos las propias variedades, las aprovechemos y las vendemos al mundo. que las plantas que se vendan en México sean locales y no de la India o de China.

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El hallazgo de un ramo de cempasúchil fue fortuito, porque afortunadamente el túnel donde se ubicó se inundó y como había ofrendas cubiertas con tierra se formó lodo, el cual protegió el ramo y lo conservó.
Para obtener el DNA a partir de muestras del ramo se usarán químicos y una vez que se obtenga el genoma se harán múltiples lecturas, porque va a ser un rompecabezas, por eso se va a llevar tiempo de análisis para que se vayan empalmando e  ir generando fragmentos cada vez más grandes con bioinformática y que la secuencia completa tenga una probabilidad de ser exacta, del 99%, detalla Alfonso Ríos.

 

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ERNESTO PEREA

Periodista especializado en temas agropecuarios y agroalimentarios. Premio Nacional de Periodismo y Divulgación Científica, otorgado por el CONACYT. En la actualidad director del portal web www.imagenagropecuaria.com Autor del libro Voces y vivencias del movimiento orgánico Ha colaborado con las revistas editadas por el Grupo Expansión. Ha sido consultor de la FAO. Brinda servicios de comunicación, información, análisis y consultoría para diversas empresas e instituciones. Correo electrónico: editor@imagenagropecuaria.com

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