Urge transformar los sistemas agroalimentarios y aprovechar sus soluciones climáticas: FAO
Existe la necesidad urgente de transformar los sistemas agroalimentarios y aprovechar sus soluciones climáticas, afirmó la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) a la luz de las conclusiones del último Informe sobre el estado del clima mundial de las Naciones Unidas
El informe dirigido por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), en colaboración con otras agencias de las Naciones Unidas, incluida la FAO, muestra cómo los récords de los indicadores del cambio climático, incluidas las temperaturas de la superficie y los niveles de gases de efecto invernadero, se batieron una vez más en 2023. También arroja luz sobre cómo se están produciendo los fenómenos meteorológicos extremos. afectando progresivamente a la seguridad alimentaria y la agricultura, con implicaciones socioeconómicas más amplias.
“El último informe de la OMM es un escalofriante recordatorio del cambio climático galopante y sus impactos, incluso en la inseguridad alimentaria. Revertir esta tendencia requerirá grandes inversiones en soluciones que puedan ayudar a los países y comunidades a desarrollar resiliencia ante un clima cambiante, reducir emisiones sin precedentes y proteger vidas y medios de subsistencia, todo al mismo tiempo. En ningún lugar estas soluciones son más abundantes e impactantes que en la agricultura y los sistemas alimentarios”, dijo el director de la oficina de Cambio Climático, Biodiversidad y Medio Ambiente de la FAO, Kaveh Zahedi.
Impactos climáticos en la alimentación y la agricultura
Según el informe, las olas de calor, las inundaciones, las sequías, los incendios forestales y los ciclones tropicales que se intensificaron rápidamente causaron miseria y caos en 2023, trastornando la vida cotidiana de millones de personas e infligiendo muchos miles de millones de dólares en pérdidas económicas.
El estudio subraya las preocupaciones actuales sobre la seguridad alimentaria, los desplazamientos de población y las vulnerabilidades, particularmente exacerbadas por eventos climáticos extremos. Observa un marcado aumento de la inseguridad alimentaria aguda, y el número de personas afectadas se ha más que duplicado desde la era anterior a la Covid-19, como se señala en el último informe de la FAO sobre El estado de la seguridad alimentaria y la agricultura.
La publicación también identifica varios factores subyacentes que contribuyen a la inseguridad alimentaria, incluidos conflictos prolongados, crisis económicas, altos precios de los alimentos e impactos relacionados con el clima. Los ejemplos regionales ilustran aún más estos desafíos. Por ejemplo, África meridional tuvo que hacer frente a graves inundaciones provocadas por el ciclón Freddy, que causaron grandes daños a las tierras agrícolas e impidieron la recuperación económica.
De manera similar, Sudán del Sur enfrentó inundaciones prolongadas, lo que exacerbó la inseguridad alimentaria y limitó el acceso a las necesidades básicas de millones de personas. En Indonesia, la sequía meteorológica vinculada a fenómenos climáticos provocó importantes pérdidas de cosechas y redujo la producción de arroz, lo que puso de relieve las pérdidas económicas mundiales atribuidas a los desastres relacionados con el clima, en particular las sequías.
El informe enfatiza la vulnerabilidad del sector agrícola a los riesgos relacionados con el clima, siendo la sequía la amenaza más importante y responsable de una parte sustancial de los daños y pérdidas a nivel mundial. Estos hallazgos subrayan la necesidad urgente de realizar esfuerzos integrales y coordinados para abordar los impactos del cambio climático, mitigar los riesgos y desarrollar la resiliencia dentro de las comunidades vulnerables en todo el mundo.
El trabajo de la FAO sobre el clima
La FAO está implementando activamente algunas de las recomendaciones descritas en el informe, particularmente para mejorar la resiliencia y la adaptación al clima dentro del sector agroalimentario. La Organización también promueve la acción climática como una oportunidad crucial para garantizar que las soluciones agroalimentarias estén plenamente integradas en la agenda ambiental y climática.
La Estrategia de la FAO sobre el Cambio Climático y su Plan de Acción adoptan un enfoque integral, considerando diversos sectores como los cultivos y la producción ganadera, la silvicultura, la pesca y la acuicultura, junto con las cadenas de valor, los medios de vida, la biodiversidad, el agua y los ecosistemas relacionados. Reconoce el papel crucial de las mujeres, los jóvenes y los pueblos indígenas a la hora de impulsar el cambio.
Esta estrategia es flexible y aborda diversos contextos como áreas rurales, periurbanas y urbanas. Ayuda a los países a alinear sus sistemas agroalimentarios con sus compromisos y políticas climáticas nacionales, incluidas las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC), las Estrategias y Planes de Acción Nacionales de Biodiversidad (NBSAP) y los objetivos de Neutralidad de la Degradación de la Tierra (LDN).
Además, la estrategia de la FAO evalúa diferentes riesgos, incluidas las consecuencias de la inacción, los riesgos sistémicos y los riesgos ambientales. Adapta las intervenciones a las necesidades específicas de las poblaciones vulnerables e integra la gestión del riesgo climático en todos los ámbitos de trabajo de la FAO.